CAPÍTULO 31

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Las ruidosas sirenas que anunciaban un nuevo día se escuchaban por cada rincón de la prisión. Ya era hora que todos se levantaran y estuvieran listos para el desayuno.

La mañana era fría, sin exagerar posiblemente estaban a 3°, la temporada de invierno se sentía más y sin duda sería una época muy fría.

Como era de esperarse todos los reclusos morían de frío, para su buena suerte los horribles uniformes eran bastante gruesos para cubrirlos; en época de calor eso era un verdadero castigo.
Todos parecían congelarse, excepto dos de ellos.

Emilio y Joaquín dormían plácidamente en la cómoda celda de Joaquín, abrazados.
Al parecer estaban muy cómodos ya que la sirena no logró despertarlos.
Ahora se encontraban al revés, el brazo de Emilio sostenía la buen marcada cintura de Joaquín, sus pechos (cubiertos obviamente) estaban pegados, si, sin duda estaban demasiado cómodos como para levantarse.

El gusto no les duró mucho, ya que un policía golpeó los barrotes de la celda de Joaquín, solo quería asegurarse que el jefe estuviera bien.

—Que mierda quieren?— pregunto Joaquín aún con los ojos cerrados.

—Solo quería asegurarme que estuviera bien señor.— dijo el policía, quien enseguida escuchó la voz de Joaquín, se retiró de la celda.

Joaquín aún no parecía reaccionar, pero cuando intento moverse sintio que un brazo fuerte sostenía su cintura. Fue suficiente para salir de la cama en chinga.

Lo observo.

Joaquín.

Antes de despertarlo lo observé por un momento.
Su rostro estaba completamente relajado, como si no existiera ninguna angustia en su mente. Su respiración era lenta pues aún seguía dormido.
Pude notar como inconscientemente sacaba su labio inferior, lo que me provocó una sonrisa pues la imagen era muy tierna...

—te voy a tener que cobrar cada vez que te cache mirándome así —

Sacudi la cabeza. No pude evitar sonrojarme al darme cuenta que nuevamente me había sorprendido observándolo.

—que? No...yo estaba ido pensando en otras cosas...—

—Jajaja dile eso a tu cara bebe—

¿WHAT? ¿BEBE?...Dios... eso se sintió tan...

NO! eso no fue nada, no debo sentir nada.

Odio que el tenga tanto poder sobre mi, no me gusta... me siento débil con el.
Así que mejor cambié el tema. Y el tono de voz.

—Es mejor que te vallas Emilio. Ya es hora del desayuno y tenemos que estar ahí.— no tenía caso ocultarlo, yo jamás dejaré de ser la mierda que soy.

—oye pero...— sabia que estaba desconcertado, pero era mejor así.
—ash,,,siempre es lo mismo contigo Joaquín,  sabes que? Me tienes hasta la madre, no se que vrgs quieres, ayer tuviste la oportunidad de cogerme y no lo hiciste. De pronto eres lindo y de la nada vuelves a ser tu. Así que vete mucho a la mierda Bondoni. —

No dije más, sabia que tenía razón.
Pero bueno, yo no se que esperaba, jamás dije que iba a cambiar por el.
Es un pendejo, si supiera lo que pudiera hacerle.

Deje que se fuera, pero mentiría si les dijera que no senti feo cuando salió de la celda sin decirme una sola palabra mas.

[▪︎▪︎▪︎]

El desayuno había terminado y la comida también.  Ya era tarde, pronto caería la noche y nuevamente los reclusos serían llamados a sus respectivas celdas.

PRISIONEROS (emiliaco)   [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora