FINAL

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¿Están listos para el final?

Joaquín

Horas antes del motín...

Toda la prisión estaba en completo silencio, pero era un silencio demasiado estremecedor, jamás había sentido un mal presentimiento como ahora.
Desde hace 15 días que regresé del hospital había encontrado esta cárcel demasiado cambiada, ya nisiquiera me dieron mi celda volvi a dormir en una pequeña, sin comodidades y asquerosa como todas las demás. Los custodios me trataban mal, la vibra era muy pesada y sabia perfectamente a que se debía esto. Mi tiempo como jefe había terminado.

Sabia que mi final estaba cerca. Podía notar a uno que otro preso vigilarme, sentía la mirada de todos pero nadie se atrevía a hablarme.
Después de enterarme que David y Rogelio estaban muertos no baje la guardia en ningún momento, sabia que pronto me tocaría a mi y debía estar preparado.

Minutos más tarde comencé a escuchar pasos acelerados en los pasillos, alguien murmuraba y otro respondía de igual manera, hoy era el día, hoy era mi fin.

Salí de mi celda en busca de lo que ya se avecinaba, si hoy me matarían quería que fuera rápido.
Mientras caminaba hacia los patios recordé a mi familia, a mis padres que a pesar de haberme dado la espalda cuando más los necesitaba yo los amaría siempre, recordé a mi niña a mi Renata, recordé cuando la vi por última vez en mis brazos, muerta.
Recordé a Emilio, el amor de mi vida.
El hombre que me hizo ver el mundo de otra manera, quien me enseñó que allá afuera había una esperanza, quien me enseñó lo que es el verdadero amor.
Me dolió tanto haberle mentido, pero era por su bien, por el de los dos.

Al llegar a el patio me di cuenta que esto no era solo por mí, querían matarme si, pero también buscaban huir.

El motín comenzó en cuanto salí al patio, un preso quien supuse era el nuevo jefe me tiró el primer golpe, después otro y otro. Estaba muy aturdido, los reclusos comenzaron a gritar, tenían botellas con diésel para incendiar todo lo que les estorbara, por algún motivo que no sabia los demás reclusos comenzaron a pelearse entre ellos, el hombre que me golpeaba se distrajo al escuchar el alboroto entonces aproveche para golpearlo y poder salir.
No, yo no tenía idea que estaban planeando un motín pero si lo lograba podría escapar y por fin estar con el.

Senti de nuevo una pizca de esperanza, de felicidad. Si alguien me hubiese visto sonreír como loco en medio de la trifulca pensarían que de verdad disfrutaba esto.

Me detuve para observar por donde pensaban escapar, escuchaba los gritos de unos siendo quemados, corrían de un lado a otro para poder apagarse pero no obtenían resultados. Otros caían al instante que los acuchillaban o golpeaban con rocas, palos o lo que se encontraran.

Se veía demasiado sangriento, yo no había pasado por esto nunca y aunque no quiera admitirlo, me daba miedo.
Las paredes del edificio comenzaron a agarrar fuego, los custodios intentaban controlarlo pero comenzaban a ser agredidos también.
Las esperanzas se estaban llendo al demonio, sabia que si me quedaba más tiempo aquí esperando a que alguien lograra hacer un hueco en las paredes me matarían. No me quedo de otra más que esconderme, yo no pensaba morir así.

Corri hasta la bodega, aquella donde Emilio y yo pasamos demasiados momentos juntos, pero antes de abrir la puerta algo me hizo detenerme, más bien, alguien.
Era el otra vez, el jefe. Su rostro mostraba heridas graves, su cuerpo se tambaleaba de un lado a otro que con un solo golpe estoy seguro caería al suelo pero antes de reaccionar y golpearlo me aventó diésel en el cuerpo.
Pude moverme un poco pero si me mojó en el brazo izquierdo y pierna derecha.

PRISIONEROS (emiliaco)   [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora