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M A T E O

Abrí los ojos rápidamente al sentir como algo me agarraba de la cintura, no recordaba haber metido a una piba anoche.

Volteé y vi que era Alex que dormía abrazada a mí; más tierna no podía ser.

Había olvidado que anoche le rogué para que se quedara a dormir y también llamé a Santi para pedirle permiso, ya que recién había llegado de España y la extrañaba.

Me iba a poner la 10 con ella, ya me había dado cuenta que si quería todo con Alessia.

No sé cómo pasó, pero era obvio que Alex es un increíble ser humano y era cuestión de tiempo para yo caer a sus pies.

— ¿Teo? -su voz me interrumpió- ¿que hora es? -se acomodó mejor en mi pecho.

— Casi las 10 -respondí- ¿vamos a desayunar?

— Bueno, voy a alistarme.

Alex se levantó de la cama y entró al baño, aproveché para cambiarme de ropa y también buscarle a Alex algo para que se pusiera.

De mi placard saqué una remera blanca y encontré unos shorts jeans que eran de la última piba que había venido, obvio no le diría eso a Alex.

Entré al baño y la vi amarrando su pelo en una cola alta.

— Ya casi estoy lista -avisó.

Saqué mi cepillo de dientes y nos cepillamos juntos mientras yo intentaba no escupir el dentífrico ya que Alex me hacía caras chistosas.

— Ahora si vamos -limpié mi cara con una toalla y salimos del baño.

— No voy a bajar así -señaló su ropa que consistía en un remera mía que le preste para dormir y sabrá dios si llevaba tanga.

— En la cama te deje ropa para que uses -apunté a la cama.

Tomó la ropa y comenzó a sacarse la remera pero luego se volteó a verme.

— No mires

Levanté mis manos y me dí la vuelta para ver a la puerta mientras que ella se vestía.

— Ya estoy -habló después de un rato- ¿de donde conseguiste este short?

Me di la vuelta y se veía tan linda, mi remera la había doblado para que le quedara como crop top y pude ver que tenía abdominales no tan marcados; hasta tenía mejor cuerpo que yo.

— Una prima -mentí- ya vamos a desayunar, tengo hambre -cambié de tema.

Salimos de mi pieza y fuimos hasta la cocina mientras que Alex me abrazaba por detrás, casi nos caemos cuando bajamos las escaleras.

— ¡Buenos días! -llamé la atención de mi viejo que estaba haciendo un mate.

— Pendejo, me asustaste -se dió la vuelta- no te encajo una piña porque esta Alex -la señaló.

— No te preocupes, hacelo con confianza -rió ella y fue a sentarse en la barra.

— Gracias Alex, sos de ayuda -hablé sarcásticamente, ella me mandó un beso y se volteó.

— Camilo llamó, dijo que no respondías sus mensajes y que viene para que salgan -avisó mi viejo mientras nos pasaba un plato con huevos revueltos y los mates.

Relámpago |Trueno|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora