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A L E S S I A

Una semana

Una bendita semana había pasado desde que Mateo no me hablaba.

Le mandé un montón de mensajes y ninguno los respondía, tampoco quería decirle a Pedro o Emi, sólo era una pelea ridícula.

¿Ni siquiera entendía el porqué?

— ¿Alex, me escuchaste? -se quejó Facu.

Estábamos en la cafetería antes de la próxima clase, los demás fueron a la biblioteca.

— No, perdón -me disculpé.

— Estás ida desde hace días ¿pasó algo? -me abrazó por los hombros.

— Estamos peleados con Mateo -murmuré apoyándome en él.

— ¿Tenes algo con Trueno?

— Yo...no, somos amigos

— Entonces te gusta -afirmó.

— Es complicado, creo que me esta gustando -hablé- en serio perdón si te hice alguna ilusión.

— No pasa nada -acarició mi cabello- podemos ser sólo buenos amigos.

— Gracias -le sonreí.



(...)

El sufrimiento del colegio acabó y ahora estaba en mi departamento alistándome para ir a ver a Mateo, no me respondía los mensajes entonces iría a verlo.

— Santi ya estoy saliendo -entré a su cuarto y estaba jugando en la play.

— Llamame si necesitas algo y no llegues tarde -asentí. Santi ya sabía que iba a lo de Mateo.

Pedi un uber y después de unos cuantos minutos ya estaba frente a su casa, no quedaba tan lejos pero ni loca vengo por el barrio y peor sola.

Toqué el timbre y esperé un rato, me abrió Emi.

— ¿Alex?

— Hola Emi, ¿esta Mateo? -pregunté.

— Si -me agarró de la mano y me hizo pasar- está arriba y hace rato que no dejan de hacer ruido.

¿No dejan? ¿Había alguien más en la casa?

— ¿Está Pedro?

— Salió al estudio y dijo que vuelve tarde -se encogió de hombros.

— ¿Y que hiciste todo el rato nene? -pregunté sentándome en el sofá.

— Estuve jugando -señaló la tele- Mateo es un boludito que ni me hizo de comer.

— Mateo es muy boludo y lo sabemos -reí con él- voy a hablar con él y después te cocino algo ¿bueno?

— ¿Lo que yo quiera? -sonrió.

— Lo que querrás -arrugué mi nariz.

Me levanté del sofá y subí las escaleras en dirección al cuarto de Mateo pero no había nadie ahí, fui al de invitados y al llegar se escucharon ruidos raros, eran gemidos.

No les miento, me dolió un poquito pero yo me lo busqué por enamorarme de alguien a quién conozco hace dos meses, aplausos para Alex.

Toqué la puerta fuerte para que me oyeran.

— Mateo, soy Alex -hablé.

Bastaron unos segundos para que Mateo abriera la puerta un poco, al parecer no tenía nada de ropa.

Relámpago |Trueno|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora