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El uber nos dejó justo en la entrada del barrio, ya que al parecer no estábamos tan cerca.

Emi me iba contando un poco de su familia y yo también le conté sobre la mía.

— ...y por eso es voy a ser el mejor rapero y freestyler -terminó de contar con entusiasmo. Por lo que entendí, a su familia le corría la música por las venas.

— Eso está increíble Emi -sonreí- vas a ser buenísimo -toqué la punta de su nariz.

— ¿Vas a ir a verme en las batallas? -preguntó mirándome sin dejar de caminar.

Apenas llevábamos 1 hora de conocernos y ya habíamos entrado en confianza.

— Obvio que si

Emi me sonrió y comenzó a saltar mientras caminábamos en la acera.

— ¡Mira, esa es mi casa! -habló entusiasmado señalando una casa blanca que estaba a una cuadra.

— Entonces vamos -sonreí y corrió hasta la casa conmigo detrás.

Llegamos hasta la puerta de la casa y alcé a Emi para que tocara el timbre; una vez hecho, esperamos a que abrieran pero no fue así.

— Creo que no hay nadie -murmuró viendo por la ventana.

— Vení, sentémonos aquí hasta que lleguen -hablé al ver como quería llorar.

— Dale -se acercó a mí.

Nos sentamos en las escaleras que habían en la entrada y para matar el tiempo jugmos en mi teléfono.

Minutos después un auto aparcó frente a nosotros.

— ¡Emilio! -gritó el hombre bajando del auto y acercándose a nosotros.

Creo que ya lo había visto antes.

— ¡Papi! -corrió a sus brazos y su papá lo cargó.

Me levanté y no tenía ni idea de que hacer ahora.

— Mira, ellas es Alex -me apuntó Emi- me trajo a la casa y me invitó un pastel -sonrió y se acercó para abrazarme.

— Muchas gracias por traerlo, ya me estaba volviendo loco de tanto buscarlo. Se me descuidó un segundo -dijo- soy Pedro Palacios, el papá del nene -se presentó.

— Alessia Caccini -sonreí- no se preocupe, no fue problema traerlo -acaricié la cabecita de Emi.

— Quedate a cenar, en forma de agradecimiento -invitó con una sonrisa.

— Oh, yo la verdad...

— Dale que no sos molestia -rió- es lo mínimo que debo hacer por haber traído a mi nene.

— Bueno, está bien -respondí al ver como Emi no dejaba de hacerme puchero.

— ¡Si! -festejó Emi- te voy a mostrar mis juguetes -dijo una vez que su padre abrió la puerta y entramos.

— Si quieren vayan arriba y yo los llamo cuando estén las milanesas -indicó Pedro.

Con Emilio caminamos hasta llegar a un largo pasillo en el que habían 4 puertas, entramos a la última.

— ¿Jugamos? -me miró con una sonrisa mientras agitaba el nintendo en su mano, reí.

— Espera que le aviso a mi hermano donde estoy y le metemos -sonreí y el asintió mientras encendía el juego.

Terminé de escribir el mensaje y guardé mi teléfono en mi pantalón para ir a jugar con Emi.

— Te aviso que vas a perder eh -lo miré.

— Seguí soñando -me boludeo.

Nos sentamos en su cama y nos pusimos a jugar mario kart en la nintendo.





(...)

Media hora después Pedro nos llamó para que bajemos a cenar, Emi y yo nos paramos a mitad del pasillo al ver como su padre estaba discutiendo con un chico en la entrada.

— No te lo voy a volver a repetir, no se va a quedar -miró seriamente al chico.

— Bueno -bufó- te veo otro día -le habló a la chica que traía al lado y la sacó de la casa.

Nos fuimos al comedor, me senté al lado de Emi y después vinieron Pedro y el chico, que al verlo lo recordé.

Por su culpa tuve que gastar un montón de jabón para que salga la mancha de café.

— ¿Hola? -me miró serio y con su ceño levemente fruncido.

— Mira Matu, ella es Alex -Emi me abrazó del cuello- es mi nueva amiga.

— Alex es nombre de pibe -fue lo único que respondió antes de sentarse frente a mí.

¿Wtf?

— Espero que disfruten, fácil de hacer no estuvo -rió Pedro llegando con los platos de milanesa y evitando que le responda de mala manera a su hijo.

No sabía quien era ese tal "Matu" pero de entrada que me cayó mal.



















~⛈~

Ahora si comienza lo bueno :)

Relámpago |Trueno|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora