SHANGAI

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CAPITULO 22

"REY" REED

–¿Que tú hiciste qué? –preguntó Josh mientras engrapaba unos permisos en el escritorio contiguo al de "El Rey".

–¡Habla más bajo!

–¡Oh, lo siento! Pero te juro que tus susurros suenan más alto –dijo con sarcasmo, asomando la cabeza por encima de los paneles separadores–. ¿Pero qué demonios estabas pensando, El Rey?

Raymond giró en la silla y se recostó hacia atrás, poniendo las manos en la nuca.

–En que no quería compartir a mi Charly con El diario de Ana Frank –al elevar la mirada, vio la acusación en los ojos de Josh–. ¿¡Qué!? Ya no recuerdo más referencias alemanas, y decir El niño con el pijama de rayas sería cruel.

–¿Y Ana no? Bueno, como sea, no debiste meterte en su relación. Ellos estaban comprometidos, eran una pareja estable.

–Tan estable que él acabó en la cama con "Las Ponis" al primer chasquido de dedos.

El Rey evitó mencionar el hecho de que la sexy morena, Cam, le había contado el extraño fetiche que el hombre tenía con vestirse de bebé. La verdad es que no se atrevía a juzgarlo, ya que eso fue lo que hizo que Charly saliera corriendo la noche anterior directo a sus brazos. Conociéndola, habría dejado pasar la infidelidad, ya que, en teoría, ella estaba haciendo lo mismo. Sin mencionar que el sexo de revancha fue increíble.

–¿Bajo qué artimañas?

–Esos bombones no necesitaban artimañas, aunque admito que sí le dieron un leve empujón a desatar el... animal que llevaba dentro.

El rubio se estremeció cuando imaginó lo del fetiche.

–Raymond, soy tu amigo, y como tu amigo te diré esto... Te vas a joder, y no a medias, vas a quedar jodido a una proporción tan grande que imponerás un nuevo récord nacional.

–Ella nunca lo sabrá –agregó con una sonrisa, tocándose las puntas de los dedos entre sí.

–¡Olvidaba que esto es la CIA y somos expertos en borrar las huellas de nuestros putos trabajos!

Raymond se puso de pie de un salto y se acercó al panel separador hasta estar a un centímetro de la cara de su amigo Josh.

–¡Woah, woah, woah! ¿Con esa boquita besas mi frente por la noche, papito?

Le besó la punta de la nariz, y obviamente Josh retrocedió y dio la vuelta para entrar al cubículo del Rey.

–¡No quiero que arruines tu vida, Rey! Ponte serio por un segundo y piensa en lo que estás haciendo. No puedes jugar a que estos locos planes, donde matas de ansiedad a una mujer igual de trastornada que tú, terminarán haciendo que te ame como Rose a ese personaje de DiCaprio en Titanic.

–En las telenovelas mexicanas funciona.

El exasperado amigo usó el bonche de papeles y le golpeó la cabeza a su amigo.

–Esto es la vida real. Lo que debes hacer es cogerte las pelotas e ir a esa oficina para decirle lo que hiciste.

Raymond asintió y se volvió a sentar frente a su escritorio. Al notar la mirada fija de Josh sobre su nuca, giró la silla para verlo.

–¿Qué? ¿Te refieres a justo ahora? Recién comienza la mitad de temporada de The Walking Dead, ¿no puedo esperar a que termine?

–¿Ves estos papeles? –Señaló el bonche con el que lo había golpeado antes–. Voy a ir a fotocopiarlos, y cuando vuelva, espero escuchar cómo vuelan cosas hacia tu trasero dentro de esa oficina.

Contra él©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora