Capítulo 24 - Stay

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Capítulo 24 - Stay


Los músculos de las piernas me dolían como si hubiera corrido una maratón de dos meses sin parar. Sentía los ojos tan pesados que no respondían a mi intento de despertar y no recordaba con claridad lo que había pasado anteriormente.


Empecé a moverme despacio, aún con los ojos cerrados y entonces me alarmé al sentir la superficie blanda en la que estaba recostada. También sentía la ropa mojada, como si me hubiera quedado bajo la lluvia durante horas.


Mis párpados se empezaron a alzar de manera titubeante.


¡Mierda! ¡Sí que pesaban!


Al instante vi el bonito color caoba del techo. Esto no era la prisión, obviamente.


Me sentía tan desubicada que empecé a sentir miedo. Alcé levemente la cabeza y empecé a analizar el lugar en donde estaba.


Todo era de madera, a mi derecha había una ventana que tenía las persianas cerradas color cereza, pero aun así se podía ver que era de día. Al otro lado sólo había una mesita en donde yacía un florero con un hermoso girasol. Mi flor favorita.


Traté de hacer memoria. La persona con la que me encontraba anteriormente era...


¡Daryl!


Pero, ¿dónde se encontraba ahora? O más bien dicho, ¿dónde demonios me encontraba yo?


Destapé mi pierna izquierda al recordar que había sido herida de bala. Ésta se encontraba vendada y al moverla ya no sentía dolor. Toqué mi espalda, mi camiseta ya no daba más de mojada, aquello me provocaba escalofríos por el intenso hielo que se propagaba en toda mi columna vertebral.


De pronto, la puerta rechinó anunciando que alguien estaba por entrar. Abracé las sábanas contra mi cuerpo al sentir miedo. No tenía idea de cómo había llegado aquí.


—Oh, querida, ¡despertaste!


Una mujer de, por lo menos, cuarenta años empezó a acercarse a mí de manera sigilosa. Su cabello era marrón con pequeños destellos grises, corto y ondulado. Tenía la mirada color pardo y graciosas pecas adornaban su rostro.


Se sentó al pie de la cama y con intenciones de examinar mi pierna, la destapó. Al instante me alejé de ella y me puse a la defensiva.


—No tengas miedo, Alana —musitó con aire maternal— no voy a hacerte daño.


—¿Quién es usted? ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí?


Mis preguntas salieron de manera atropellada.


—¡Cálmate, niña! Un amigo tuyo nos pidió ayuda ya que estabas en condiciones muy graves. Pero felizmente logramos acabar con la infección y la fiebre que te empezaba a consumir...

Civilian - {The Walking Dead FanFic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora