Capítulo 34 - Golpes

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Capítulo 34 - Golpes

Los días en aquel departamento se estaban volviendo un total calvario para mí. Habrían pasado días o tal vez semanas; no tener el control del tiempo era una gran desventaja.

La rutina comenzaba desde que él despertaba, siempre a la misma hora —si es que aquel reloj de pared funcionaba bien—, seis y media de la mañana.

El día consistía en mantenerme amarrada de manos y pies a una silla, pero ya no me volvía a amordazar ni a cubrir los ojos.

Cuando quería... ya saben, ir al baño, podía hacerlo con la condición de tenerlo esperando al otro lado de la puerta. Lo mismo era cuando me daba el "lujo" de darme una ducha. Jerome era muy extraño y diferente para ser un secuestrador, aunque eso no le aseguraba que yo confíe en él.

Todo lo contrario.

Habré cometido miles de errores en este mundo apocalíptico, pero era lo suficientemente inteligente como para no saber sus verdaderas intenciones.

Sí, me había amenazado de muerte cuando recién me trajo aquí, pero sorpresivamente las veces que ha tratado de ponerme las manos encima fue para sobrepasarse conmigo. En pocas palabras, Jerome no era más que un triste pervertido adicto al tabaco.

No le tenía confianza y tampoco le tenía miedo.

Habían días en que sus otros hombres venían a este departamento para "echarme un vistazo" y decir cosas como;

"¿Cómo es que consigues tías tan buenas?"

"¿Ya te la cogiste?"

O también,

"Deberías prestármela un rato."

Pero no había cosa más desagradable que sentir sus asquerosas manos acariciando mi rostro o alguna parte visible de mi cuerpo. Ese era el momento en donde verdaderamente sufría, porque sentía un nivel de humillación terrible y porque me hacía sentir vulnerable.

Lo que resultaba curioso —ciertamente es la única palabra que podía describirlo— era la manera en que Jerome reaccionaba ante aquella escena. Pasaba de algo tan simple como botarlos a patadas o a veces algo tan desconcertante como un "déjenla en paz".

Las paredes que dividían los departamentos eran tan delgadas que, para mi desgracia, podía escuchar absolutamente todo lo que acontecía a mi alrededor. La mayoría de mis noches consistía en escuchar mujeres siendo víctimas de algún acto sexual muy violento; era tan escalofriante que prefería arrancarme las orejas de desesperación.

En esos momentos Jerome actuaba como si nada pasara, sólo se sentaba frente a mí y se quedaba observándome mientras yo me ponía a llorar de impotencia. Era un acto totalmente retorcido que lo acompañaba con una media sonrisa en el rostro y las pupilas casi dilatadas.

"—Al menos sabes que hay más gente refugiada aquí" —decía cada vez que yo le dedicaba una mirada llena de repugnancia.

Y sí, puede que tenga razón, aunque sólo rogaba para que nunca se toparan con alguien del hotel.

Tenía la esperanza de que todavía me estuvieran buscando, de que aun tengan la certeza de encontrarme. Ni siquiera sabía que tan lejos estaba del hotel, pero seguía en la ciudad de Atlanta y eso era suficiente para seguir intentando —o al menos me trataba de convencer de ello para no entrar en pánico—.

Pero por otro lado, no quería que arriesgaran sus traseros por mí... por segunda vez. En Woodbury tuvieron mucha suerte y aun así murió gente, entre ellos mi hermano menor. No me quiero imaginar qué podría pasarles si se encuentran frente a frente con esta banda de psicópatas.

Civilian - {The Walking Dead FanFic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora