PLUMA Y CUERO

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En otro lado del castillo un amargado hombre maldecia al espacio vacío de su habitación.

Vacía y deshecha la cama en la que había pasado el acto con su niña; la cual le rompió el orgullo al salir sin mediar palabra.

Nunca se había sentido usado y vaya que había sido usado por las personas que se hicieron llamar sus "amigos",  maldijo por su suerte y con un movimiento de su varita hizo aparecer una pequeña pluma negra sin su acompañante de cuero desgastado; su pequeño grimorio no estaba.

-"¡maldición! "-

Apuntando a la pequeña pluma le ordenó  -"llevame con mi objeto"

De inmediato la pequeña pluma corrió por el aire de manera elegante y el profesor siguió a su pequeña pluma en busca de su grimorio.

Vaya que mataria al que tuviera su libro personal en sus manos.

Ese pequeño libro contenía sus secretos y mayores conjuros, además de ser un recuerdo de su pasado y ser un peligro en manos equivocadas.

La pequeña pluma llegó hasta la torre de gryffindor y se detuvo en la entrada.

El profesor se encontraba de pie en la entrada de la Torre de los gryffindor.

De inmediato su estómago dio un vuelco, de todos los lugares posibles donde podía estar el dichoso libro tenía que ser en la casa de los leones y de su pequeña tortura.

-"verdaderamente genial"- escupió con sarcasmo.

-"tampoco es ningún placer para mi verlo profesor" - era la señora gorda que lo veía con sarcasmo y divertida.

-"¡cuadro Insolente! - maldijo por lo bajo mientras se mantenía en la puerta.

-"Accio Grimorio" - movió su varita con impaciencia.

*pov hermione*

Estaba recostada en mi dosel con el grimorio de lado, de un inmediato el pequeño libro de cuero desgastado se separó de sus manos y se dirigía a grb velocidad por el pasillo, estaba siendo convocado.

Decidi seguir al pequeño libro que iba con gran velocidad por el aire.

El pequeño libro se detuvo en la puerta de la torre, como esperando que le abriera espacio para pasar al exterior.

Salió con mirada aburrida mirando hacia el suelo y se encontró con unos pesados zapatos negros y una capa negra que era imposible de confundir.

Habia descubierto al dueño del grimorio y quería que se la comiera la tierra.

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