Capítulo 7

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Al llegar al castillo me dirijo directamente a mi habitación, quiero asegurarme de que Alec esté bien, sé que Marta habrá estado con él, pero quiero comprobarlo por si acaso, por lo que voy a mi cuarto inmediatamente, dejando a mi hermano atrás agotado por intentar seguirme el ritmo.

Llego a la puerta de mi habitación y puedo escuchar desde aquí a Marta hablar, espero que Marta no haya rallado a Alec demasiado. Abro la puerta y me encuentro a Marta y a Alec sentados en uno de los sofás de mi cuarto, Alec me mira y se le ilumina la cara, pobre, no pensé en el hecho de que ella habla demasiado si le das cuerda.

-Ya he llegado - digo avanzando hacia ellos.

-Hola, ¿qué tal te ha ido? - me pregunta Alec.

-De maravilla, apenas me han dejado hacer otra cosa que dirigir, a veces hasta me he aburrido.

-La próxima vez llévate un libro - me aconseja Marta.

-La próxima vez, tengo que hablarlo con mi padre y mi hermano, y os llevo a vosotros conmigo - digo segura de mis palabras.

-¡Eso estaría genial! - exclama Marta.

-No sé yo - dice Alec.

-Tranquilo, con Marta o conmigo estás a salvo.

-No quiero darte más problemas.

-Y no me los das, ¿a qué viene eso?

-Es por la señora Banfort - me responde Marta - esta tarde vino aquí y se cabreó por lo de Alec, dijo que hablaría con tu padre.

-No te preocupes, lo solucionaré - afirmo.

Después de eso no volvimos a tocar el tema, Marta me contó que estuvieron hablando todo el día, y por la cara de Alec, está claro que solo habló ella. A la hora de cenar bajamos y nos sirvieron la comida, esta noche había chuletillas de lechazo con patatas asadas, un plato delicioso, y creo que a Alec también le gustó.

Después de comer las chuletillas y el postre, tarta selva negra, mi favorita, volvimos a mi habitación, pero solo nosotros, ya que le dije a Marta que podía retirarse, cosa que hizo y se retiró con una sonrisa pícara y guiñándome un ojo, pasé de su actitud.

-¿Te gustó la cena? - le pregunto.

-Sí, muy rica, nunca había probado algo tan rico - me dice con una sonrisa y algo avergonzado.

-¿En serio?, ¿nunca? - él niega con la cabeza claramente triste - lo siento, a veces olvido que yo siempre he tenido una vida bastante acomodada.

-No pasa nada, como ya te dije, solo soy un omega, y las cosas tan buenas solo son para el alpha, su familia, el beta y su familia, el delta y su familia, y pocas familias más, los omegas prácticamente no tenemos derechos.

Eso me entristece y me enfurece, ¿cómo es posible que haya tanta discriminación?, ni entre los humanos hay tanta, hay limitaciones, como en todas las sociedades, pero está visto que entre los licántropos más, o al menos en esa manada, lo cual me entristece, y el hecho de que le haya tocado a mi mate me enfurece, pero eso se acabó para Alec.

-Para ti eso se acabó - le digo al oído mientras lo abrazo - me encargaré de que ahora vivas como el príncipe que eres.

-No soy un príncipe, solo soy un omega - me dice y no me corresponde el abrazo, por lo que ejerzo un poco más de fuera, pero sin lastimarlo.

-Eres mi pareja, y yo soy la princesa, lo que te convierte a ti en príncipe.

-No lo soy, pero me agrada que tú lo pienses - me dice y me corresponde al abrazo.

Ninguno de los dice nada más, solo nos mantenemos abrazados, no me gusta que se menosprecie, es más, lo odio, por eso intento que cambie su visión de sí mismo, pero parece que lo que vivió en esa manada, sea lo que sea, lo traumatizó de por vida, pero yo me aseguraré de quitárselo.

Estuvimos así un rato, después hablamos un poco sobre su día, pero esta vez fue él quien habló y no Marta, lo cual me causó gracia, además de que pude conocer a su lobo, Hati, cuando dije que su nombre era el mismo que el del lobo que persigue a la luna, se cabreó y le devolvió el control a Alec, el cual me confirmó que era el mismo.

No logro entender cómo el lobo legendario que tenía la misión de perseguir a la luna, ahora es el lobo interior de Alec, es algo que ni él mismo sabe, tal vez debería hablarlo con Dorothy, es una bruja muy poderosa que a veces ayuda a mi padre, además de ser mi amiga, aunque no nos vemos mucho.

Cuando dieron las doce, mandé a dormir a Alec, el cual no se quejó pues ya empezaba a tener sueño, le di un pijama de mi hermano para que se cambiara, lo arropé, y le di un beso en la frente, Alec tenía la cara completamente roja, lo cual me pareció adorable, después de eso salí de la habitación al despacho de mi padre, y toqué la puerta.

-¿Se puede? - le pregunto asomando la cabeza.

-Claro estrellita, la verdad es que quería hablar contigo.

-Déjame adivinar, es por la señora Banfort y Alec, ¿me equivoco? - digo sentándome enfrente de él.

-No, no te equivocas, ella vino aquí diciendo que tu pareja la había agredido verbalmente cuando ella solo le preguntaba que hacía en tu habitación - me dice serio, maldita bruja mentirosa.

-Eso no es verdad, fue la señora Banfort quien ofendió a Alec, Marta es testigo de ello, cuando Marta volvió con la merienda de Alec, Banfort estaba por agredir a Alec sencillamente porque él estaba en el castillo, ella lo insultó de muchas formas, no al revés - le digo firme.

-Hablaré con Marta sobre esto, así sabré quién dice la verdad - dice y yo asiento - ¿de qué querías hablar?, imagino que no has venido solo por eso.

-Pues no, lo que pasa es que quiero que Marta y Alec vengan conmigo a ayudar con los preparativos del baile.

-¿Y para qué quieres que ellos estén allí? - me pregunta con el ceño fruncido.

-Marta es mi dama de compañía, se supone que tiene que estar conmigo.

-¿Y el licántropo?

-Alec papá, se llama Alec, y no voy a dejarlo solo en el castillo, sea mi pareja o una mascota como quieras considerarle, también su lugar es conmigo.

-Sigo sin ver un motivo.

-Protegerme - creo que ha sonado más como una pregunta que como una afirmación.

-Es omega - me dice con cara de que no me cree.

-Pues que reciba entrenamiento - digo en broma.

-Buena idea - dice mi padre, y por la cara que pone, creo que no va a ser bueno.

-¿Papá?

-A partir de mañana el licántropo, es decir, Alec, recibirá entrenamiento, así te protegerá.

-No es necesario, me sé defender sola.

Mi padre básicamente ignora todo lo que yo le digo, parece que se ha encerrado en el mundo de sus pensamientos, y cuando eso pasa, ni el Apocalipsis podría sacarlo de ahí, por lo que suspiro y salgo de su despacho, ya no tiene caso que continúe ahí.

Vuelvo a mi habitación y me encuentro a Alec profundamente dormido, sonrío enternecida con la imagen, voy a mi armario, cojo uno de los muchísimos pijamas que tengo, me lo pongo y me meto a la cama con Alec, este se remueve un poco notando mi presencia, pero sin despertarse, y antes si quiera de darme cuenta, me encuentro entre sus brazos.

Suelto una pequeña risita ante el hecho, me encanta esta sensación, ojalá fuera así también despierto, pero sé que tendré que esperar, poco a poco, todo irá poco a poco, y antes de que me dé cuenta, él y yo tendremos una relación profunda , y ni mi padre ni mi hermano podrán decir nada. Me acomodo un poco mejor entre sus brazos, y me dejo caer en los brazos de Morfeo.

¿Alexia o Alexandra?  Princesa vampiro *Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora