¿Alexia o Alexandra? Princesa vampiro *Completada*

Especial Futuro

Pov. Narrador omnisciente

Ya habían pasado más de 10 años desde que la guerra había terminado, ambas especies mantenían la paz firmada salvo algún que otro grupo que no estaban de acuerdo, los cuales normalmente eran roguers o vampiros desterrados, así que el tratado seguía en pie y sin intenciones de romperse.

El rey y la reina de los vampiros estaban felices y en paz, salvo por dos pequeños granujas que hacían de su vida todo un reto, sus hijos mellizos de 7 años: Alfonso y Amanda, los cuales serían el futuro alpha de la manada de su tío, y la futura reina de los vampiros, ya que el primero nació con más genes licántropos, y la segunda nació con más genes vampíricos.

Ian y James estaban encantados, siempre tuvieron claro que el mando de la manada se lo querían dejar a su sobrino o sobrina; aunque eso no fue impedimento para adoptar a una pequeña niña, Amapola, la cual encontraron en los límites de la manada entre amapolas, de ahí su nombre, y que en poco tiempo se había robado el corazón de todos los que vivían en la casa principal.

-Ian, date prisa o llegaremos tarde - le regañó James a Ian mientras intentaba que su pequeña hija no se fuera corriendo.

-Lo siento, hubo un imprevisto en la manada - dijo Ian bajando las escaleras apresuradamente.

-Lo entiendo, pero no quiero llegar tarde a la merienda familiar.

-Tranquilo, llegaremos a tiempo - le respondió mientras todos subían al coche.

James temía llegar tarde, hacía más de 3 meses que no veía a su hermana y a sus sobrinos, y aún más que no veía a su padre, y en esa reunión estarían todos. Ian también tenía ganas de verlos, también eran su familia, pero no le preocupaba tanto llegar tarde, sabía que no pasaría nada si llegaban a un par de minutos tarde, pero tampoco era cuestión de hacer que su pareja tuviera un ataque, James era el estricto y puntual de la relación, mientras que él era el relajado y divertido, juntos hacían el equilibrio.

Henry, desde que había cedido su puesto a su hija, se había dedicado a viajar por el mundo, haciendo alguna que otra pausa para visitar a su familia y celebrar los cumpleaños y las fiestas juntos, él quiere mucho a su familia, pero desea vivir la vida después de más de 400 años siendo el rey, lo cual todos comprendían, pues ser rey no deja mucho tiempo libro, mucho menos para unas vacaciones.

-¿Falta mucho? - preguntó Amapola por décima vez a sus padres mientras no dejaba de dar saltos en el asiento.

-No, llegamos en unos minutos - repitió por décima vez Ian con voz tranquila.

La pequeña Amapola era muy hiperactividad, solo tenía 4 años, y con su energía conseguía agotar a todos a su alrededor sin ella cansarse, por eso le gustaba ir a la casa de sus tíos, sus primos eran los únicos que podían hacer frente a su descarga de energía, sobre todo su prima Amanda, la única capaz de agotarla realmente, por eso a veces James e Ian le pedían de favor a sus hermanos que dejaran a Amanda ir a la manada.

Alfonso estaba constantemente yendo y viniendo de palacio a la manada, de la manada al palacio; pero para Amanda era diferente, ella era la próxima gobernante, por lo que su educación la exigía estar en palacio más tiempo que a su hermano, pero eso no quitaba que iba de vez en cuando a la manada, solo que no tan a menudo como su mellizo.

Alexa y Alec lo llevaban bastante bien, les gustaría poder estar más tiempo con sus hijos, sobre todo con Alfonso, pero la relación familiar era buena, juntos conseguían sobrellevar las responsabilidades como reyes con el hecho de ser padres, y eran muy felices con ello, más cuando la familia se reunía, como era el caso de esa tarde.

Mientras los adultos hablaban de cómo les iban las cosas, los niños jugaban por los alrededores, teniendo claro que no podían pasar la línea del bosque, no porque fuera peligroso, todos sabían que estaban en paz y no había peligro, sino para estar cerca de los adultos y escuchar cuando éstos les llamaran porque era hora de irse, ya que a pesar de su joven edad, los tres entendían las responsabilidades de sus padres, y no querían ocasionarles algún problema.

-¿Creéis que seremos como nuestros padres cuando seamos mayores? - preguntó Amapola mientras los tres descansaban después de haber jugado al pilla pilla.

-Bueno, yo seré como mi tío, seré un gran alpha - dijo con convicción Alfonso.

-Yo espero ser como mamá, una gran reina - dijo Amanda con un brillo en los ojos.

-Pues yo no sé qué seré, el lugar de mis papás lo ocupará tú - dijo la pequeña con un puchero señalando a su primo.

-Yo solo ocuparé el lugar de mi tío Ian, tú puedes ocupar el lugar de tu otro papá - dijo Alfonso con una sonrisa.

-¿Tú crees? - preguntó Amapola con esperanza.

-¡Claro! - exclamó con alegría - toda manada necesita una luna, ¿a que sí Amanda?

-Sí - dijo Amanda asintiendo con la cabeza también animada.

-¿Lo ves?, tú de mayor será la luna de la manada, mi luna.

-¿Es una promesa? - preguntó extendiendo el meñique.

-Es una promesa - dijo el chico uniendo su meñique con el de ella.

-Amapola, es hora de irnos - oyeron decir a James.

Los tres niños se despidieron y Amapola y sus padres volvieron a la manada, la primera muy contenta de saber que en un futuro podría ayudar a su manada como su padre James hacía. Pero no solo los tres niños eran testigos de esa promesa, también lo era la misma luna, la cual no dudaría en ayudar a que esa promesa se cumpliera, y así ese par de corazones se unieran.

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Lo sé, lo sé, este especial me ha quedado bastante corto, pero en verdad es que no se me ocurría nada más, aún así espero que os haya gustado.

También quiero decir que esta historia ha llegado a su fin, y aunque su final queda un poco abierto, por no decir mucho, no habrá segunda parte, o al menos no la tengo pensada.

Gracias a todos los que habéis leído esta historia hasta el final, y un millón de gracias a todos los que habéis votado y comentado, gracias a vosotros he estado muy feliz escribiendo la historia, pero igual que en la vida, todo tiene su fin, así que lo único que me queda por decir es adiós.