Capítulo 10

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Al llegar, lo primero que hago es ir a mi habitación a buscar a Alec para saber cómo le fue su primer día de entrenamiento, pero no está ahí, por lo que imagino que aún estará en su entrenamiento, así que me cambio de ropa rápidamente para así poder ir al comedor a esperar que aparezca Alec para la cena.

Por el camino me encuentro a Marta jadeando, tengo que empezar a controlarme a la hora de querer ver a Alec, no me importa arrastrar a mi hermano por el camino, es más, me hace mucha gracia, pero no es justo para Marta, ella al ser mi dama de compañía tiene que seguirme, y no me parece bien hacerla esto.

-¿Te encuentras bien? - le pregunto preocupada, es raro que un vampiro jadee, ya que nosotros no necesitamos respirar.

-Sí - dice entrecortadamente - estoy bien, es solo que eres muy rápida, y me cuesta seguirte el ritmo.

-Lo siento.

-No pasa nada, imagino que querías ir a ver a Alec, es normal.

-Pues sí - digo algo avergonzada - pero no está, imagino que aún estará entrenando, iba a ir al comedor a esperar que sea la hora de cenar, ¿vienes?

-Por supuesto, soy tu dama de compañía - dice con un tono animado.

Asiento y juntas vamos al comedor, vamos caminando ya que hay tiempo, y además, así Marta se recupera de la carrera, si no fuera porque lo siento por ella, me estaría riendo ahora mismo de la cara de mi hermano cuando por fin llegamos al castillo, al igual que Marta, se veía cansado y aliviado, creo que ahora se lo pensará dos veces antes de volver a agarrarme para que “no fuera tan rápido”.

Al entrar al comedor, miré la hora en el reloj de agujas que hay colgado en la pared, aún falta media hora para la hora de la cena, por lo que me siento en una de las sillas y me pongo a hablar con Marta. Nos ponemos a comentar sobre los preparativos de la fiesta, le dije que podía sentarse, pero no quiso, por lo que yo me encuentro sentada y ella de pie a mi lado.

Cuando llegó la hora de la cena, me empecé a preocupar de que Alec no viniera, Marta intenta distraerme, lo cual agradezco, pero falla en el intento. Estoy a punto de levantarme e ir a buscar a Alec, cuando un delicioso olor a chocolate invade mis fosas nasales, me giro y veo a Alec con el traje de combate, le queda muy bien, me muerdo el labio inconscientemente.

-Alec - digo y me quedo callada, no sé muy bien qué decirle, si regañarle por su tardanza o pasar de ello y preguntar por su día.

-Hola, siento el retraso - dice sonrojado, me quedo con la segunda.

-¿Qué tal tu primer día de entrenamiento? - le pregunto sin dejar de mirarlo y mientras él se sienta.

-Bien - dice con una mueca - la verdad, no pensé que sería tan duro.

-Hablaré con mi padre - digo para tranquilizarlo, pero él niega.

-No hace falta, quiero hacerme fuerte, y así poder protegerte.

-No hace falta que me protejas, sé defenderme solita, además, una cosa es entrenar para mejorar, y otra muy diferente es sobreesforzarse - digo algo molesta, pero no con él, sino con la situación.

-Tranquila, si veo que empieza a ser demasiado para mí, te avisaré - me asegura con una sonrisa.

No puedo evitarlo y sonrío, no me creo la suerte que he tenido con mi tua candente, Alec es mucho más de lo que podía imaginar, es un chico tierno, sensible, agradable, y mil cosas más, lo único, no me gusta que se infravalore, pero en general, no podría estar más contenta con él.

La cena fue servida, le dije a Marta que podía irse a descansar, que mañana tendríamos que seguir con los preparativos de la fiesta, ella se fue dedicándome una sonrisa, yo por mi parte empecé a cenar con Alec al lado. Comimos en completo silencio, no uno incómodo, al contrario, daba a entender que no hacía falta decir nada.

Al acabar el postre, Alec y yo volvimos a la habitación, por el camino me di cuenta que a Alec le costaba caminar, eso me preocupó, aunque él diga que el entrenamiento no es demasiado para él, está más que claro que miente, aunque también sé que lo dice para no causar problemas, pero aún así tengo que hablar con mi padre para que se modere su entrenamiento, no puedo permitir que esté así.

-Voy a preparar la bañera para que te des un baño de agua caliente, te vendrá bien para las agujetas - le digo al llegar a mi cuarto y dirigirme al baño.

-No es necesario - dice completamente rojo y tartamudeando.

-Puede que digas que no, pero yo sé que sí, por lo que no está en discusión - digo y empiezo a preparar las cosas para el baño - ¿prefieres limón o naranja?

-¿Qué? - pregunta desde la habitación y al segundo lo veo en la puerta.

-Las sales - le digo agitando las sales - ¿las prefieres con olor a limón o naranja?

-Me da igual - le oigo decir, aunque era casi un susurro, además de que estaba rojo, y puedo jurar que está avergonzado.

-Mmm, tal vez te gusten más las de chocolate - además de que así irán a juego con su delicioso aroma natural.

Abro la llave del agua, echo un buen puñado de sales con aroma a chocolate, además de un poco de gel con el mismo olor para que haya un poco de espuma, ya lo sé, tengo un problema con el chocolate. Como la bañera es algo grande, tardará un tiempo en llenarse, por lo que le digo a Alec que vuelvo enseguida y me voy al despacho de mi padre, toco la puerta y espero a que me responda.

-Adelante - oigo que dice al instante, y yo entro sin muchos preámbulos.

-Papá, ¿podemos hablar?

-Claro estrellita, ¿pasa algo? - me pregunta dejando los papeles que miraba a un lado.

-¿Quién está entrenando a Alec? - pregunto apoyada en la puerta.

-Lucas, ¿por qué? - me pregunta con el ceño fruncido.

-Para pedirle que cambie el entrenamiento de Alec.

-¿Por?

-Porque Alec apenas puede moverse del cansancio, y eso que hoy ha sido su primer día, acaba de empezar y está siendo muy duro para él, aunque se esfuerce en ocultarlo, se le nota de lejos.

-Hablaré con Lucas, no te preocupes por eso, pero deberías intentar no preocuparte tanto por él.

-Es mi tua candente- le digo con los brazos cruzados y ligeramente molesta - pienso preocuparme por él toda la vida - vale, eso no ha sonado muy bien.

-Estrellita, lo digo por tu bien, no puedes ser tan dependiente de él - me dice preocupado.

-Te entiendo, pero entiéndeme tú a mí - digo, y sin más salgo de su despacho.

Vuelvo a mi habitación y me dirijo directamente al baño a cerrar el grifo. No me fijé si Alec estaba en la habitación, y ahora me arrepiento, pues Alec ya estaba en la bañera. Me tapé los ojos rápidamente y me di la vuelta, por la Diosa Luna, ¡¡QUÉ VERGÜENZA!!

-Lo..lo siento, iba a cerrar el grifo y no me di cuenta que tú ya estabas dentro - digo tartamudeando y completamente roja.

No espero a que diga algo, salgo corriendo del baño y no paro hasta llegar a la habitación de Marta, necesito hablarlo con alguien, y no se me ocurre otra persona, ya que ésto, obviamente, ni mi padre ni mi hermano se pueden llegar a enterar, no quiero imaginar qué pasaría, y desgraciadamente, no conozco a nadie más que Marta en este castillo, y mi padre no me deja salir, por lo que ella es la única opción que me queda.

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Espero que les haya gustado, siento informar que aún sigo en exámenes, pero aún así intentaré no tardarme tanto con las actualizaciones.

¿Alexia o Alexandra?  Princesa vampiro *Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora