En busca de una nueva vida, Lyham llega a la ciudad de Redland, donde su madre consigue empleo con una distinguida familia. Mientras aprende las reglas de su nueva vida, el engreído heredero de los Johansson comienza a gobernar sus pensamientos en u...
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En el silencio de mi enorme casa, aún puedo escuchar su voz. Las palabras que usó para terminar conmigo, el sonido de las olas, la canción imaginaria de soledad y mis lágrimas, si, mis lágrimas. Porque nunca pensé que íbamos a terminar, pensé que tendría sus hijos, estaba dispuesta a esperarlo los años que fueran necesarios hasta su regreso. En serio lo haría, aunque no tuviéramos sexo nunca, obstante nuestros hijos fueran por inseminación... ya no estamos, ya no soy su chica.
Por miedo a equivocarnos, nos perdemos demasiadas cosas en la vida y creo que yo perdí muchas con el temor de no querer darme cuenta que no era para mí.
No importa cuántas veces me diga a mí misma que voy a estar bien, que lo voy a superar. Por alguna razón mi corazón continúa creyendo que va a volver a decirme que no es gay, han pasado casi dos semanas desde la ruptura y aún me aferro a la idea de que puedo perdonarlo, podemos estar juntos.
Mi mantra es; "va a doler, pero no te vas a detener, porque sabes que cada golpe de la vida, te hizo llegar al lugar en donde te encuentras ahora."
No he tocado mi teléfono desde entonces, falté al instituto durante todo este tiempo, no podría soportar verlo en los pasillos y fingir que no nos conocemos o peor aún, que somos amigos. Un día nos besamos sin saber que ese sería el último beso, necesito volver en el tiempo y alargar ese momento. Extraño a mi ex.
Extraño lo que solíamos ser, sus ojos que eran como vidrios ya no me verán como suya, no sé renunciar a la idea de pertenecerle. No he hablado de esto, no sé a quién hablarle... no quiero atormentar a nadie con mis líos. Porque de cierta forma aun intento entender cómo es que nos fuimos ignorando hasta convertirnos en dos desconocidos con recuerdos en común. Me he pasado todo este tiempo preguntándome si me extraña como yo a él, si su corazón se siente frío igual que el mío, si cada vez que su celular suena se le acerca para ver quién es y se decepciona al no leer mi nombre en su pantalla... sé que no, porque mi ex es gay y no soy su género preferido, ni siquiera me amó en tres años de relación... he querido a Jacquett por casi una década, desde que era una niña insegura y supongo que aún lo soy, pues su ruptura me ha hecho papilla.
Tomo mi celular, dispuesta a buscar entretenimiento en mis redes sociales, pero todo es fotografías de los regalos del día de los enamorados. Justo empieza a sonar y lo contesto.
— Hola —digo insegura, hace tiempo que no hablamos.
— Estoy de vuelta, he terminado la serie y quiero que lo festejemos juntos —la voz de Aliestar se escucha entrecortada.
— No estoy de ánimo.
— No puedes decirme que no, estoy fuera de tu casa.
Me lanzo corriendo a la ventana para confirmar que es cierto. Claro que lo es, él nunca miente como Jack. Aliestar siempre va de frente, desde el día cero dejó comprobado que le gusto. Pero no soy el tipo de chica que salta de una relación a otra, los clavos no se sacan con otros clavos, se sacan con martillos.
