✔19: Eres importantes 🌹

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Tocan la puerta de mi habitación, me levanto, aún con fuertes punzadas en el estomago. No he salido de mi habitación desde hace exactamente cuatro días que no salgo de estas cuatro paredes, he tenido varias recaídas desde que Felicia me cuidó aquella vez la semana pasada. Ahora se podría decir que aparte de cumplir su función como cocinera, también es enfermera.

Al entreabrir la puerta, veo a mi madre cruzada de brazos al otro lado del umbral.

- No quiero ver a nadie -me apresuro a decir, antes de que su mano me impida volver a cerrar la puerta.

- Me importa muy poco lo que quieras, Jacquett Johansson -dice, soltando una carcajada -, basta de portarte como un niño malcriado. He invitado a Dassia a desayunar con nosotros y llegará en pocos minutos, ponte decente.

Entra a la habitación, observa todo con sumo escrutinio. Odio que Payton entre a mi habitación como si fuera suya, vale: es su casa y todo se ha comprado con el dinero de los Johansson, pero mi privacidad no tiene un precio y la necesito. Si no quiero salir de aquí, pues no lo haré.

- Tú la has invitado, no yo -digo, sin dudar -. No tengo hambre, suerte con el desayuno.

- Feli ha preparado unos panecillos deliciosos y tomaremos el té en la terraza -informa, con un entusiasmo juvenil -, seguro que, en ese delgado cuerpo tuyo, hay espacio para un panecillo y una taza de té.

- No puedes obligarme a hacer lo que quieras durante toda mi vida, soy mayor de edad -expreso, negando con la cabeza.

- Nos veremos en quince minutos, en la terraza -afirma, sin prestar ninguna atención a lo que dicho.

Desliza dos dedos por mi mesita de noche antes de retirar de la habitación con un gesto completamente recriminatorio.

Dassia debió declinar la invitación, porque es consciente de que estamos mal... por mi culpa, pero no hemos vuelto a hablar desde aquella noche en la que la besé a ella y a Lyham. Mi primer beso con un chico, recordarlo hace que mi cuerpo vuelva a estremecerse y mis nervios se alteren otra vez. Quizás esa sea la verdadera razón por la que no he salido de esta habitación, tengo pavor a verle la cara... no sé que le diría o si realmente tengo que dirigirle la palabra.

Me pongo cualquier cosa, ha sabiendas de que mi exnovia y mi madre me van a criticar: póngame lo que me ponga. Salgo de mi habitación para toparme con Thea, recuerdo inmediatamente lo patán que me porté con Winnie la noche de la fiesta, no tengo porque meterme en las relaciones de otra persona, pero tampoco me gustaría verla con el corazón roto.

- Jacquett -saluda, denotando toda la seriedad que puede y eso es mucho decir, porque Thea ya es un tempano de hielo sin estar enojada.

Hago de cuenta que no le he escuchado y bajo las escaleras, porque si no valora las cosas que hago por ella, pues dejaré de hacerlas y me enfocaré en mí mismo. Me dirijo hacia la terraza para encontrar a las dos rubias sentadas en una mesa campestre, Dassia se ha puesto un vestido veraniego al igual que mi madre... al sentarme en la mesa me doy cuenta de que perfectamente podríamos parecer una familia de revista: tres rubios, sentados tomando el té y hablando de nada por el momento.

- Hola, Dassia -digo con simpleza.

- Jacki... digo, Jacquett -responde, mientras intenta acomodarse en el asiento -, tu madre me ha invitado...

- ¿No tenías alguna grabación pautada para hoy? -pregunto, con algo de curiosidad.

- Jacquett... Dassia está aquí y eso es lo que importa -me recrimina -, deberías agradecer que tienes alguien a tu lado que no le importa dejar todo en pausa para venir a verte, no seas mal agradecido.

Tras sus palabras, el señor Tanaga se pasea hacia nosotros para avisarle a mi madre que se requiere su presencia en la sala de estar. Sé que es toda una patraña para obligarme a quedarme a solas con Dassia.

- No debí venir, lo siento -se disculpa cuando estamos completamente solos -, pero Payton dijo que no sales de tu habitación desde que terminamos y... yo también estoy mal por ello.

Sé que hago esto cada vez. Rompemos, pero vuelvo al fuego antes de que se apague por completo, aunque la ruptura con Dassia no es la causa de mi estrés, sé que forma parte de ello.

Odio esa parte de las rupturas, cuando empiezas a acostumbrarte a la ausencia de la otra persona y de pronto aparece, empujándote al pasado, haciendo que vuelvas a sentirte culpable, triste o un fracasado por no saber como solucionar las cosas en el momento. No quiero perder la estabilidad que Dassia me brinda, desconozco como es ser Jacquett Johansson sin Dassia Flores a mi lado. Sé que quizás no sea lo que ella esta buscando, tal vez nunca llegue a igualar al caballero que se merece, pero tengo la fe de que puedo intentar convertirme en eso que quiere o por lo menos morir haciéndolo.

- No quise hacerte sentir que no eres atractiva -se encoge de hombros al escuchar mis palabras -, odio ser el chico que te hace llorar, pero lo peor de todo es que... odio ser el que no es capaz de dejarte ir.

- No quiero ir a ningún lado donde no estés tú -afirma, noto como sus mejillas se ruborizan -, deberías entender que nunca voy a renunciar a nosotros.

- No es sano, Dass... no quiero mantenerte en la oscuridad, no quiero apostar con tu corazón.

- Vuélvelo una bola de billar -agrega, con una sonrisa perspicaz -, pero no me dejes.

Sé que me ama, aunque no le caiga bien a sus padres, ellos no confían en mí y probablemente estén bien, sé que soy un gilipollas. A veces me encierro en mí mismo y la descuido, muchas veces le hablo mal o no soy capaz de llenar sus expectativas. Pero quiero estar con ella, aunque no sepa como quedarme o irme, pero me mantengo a su lado.

Me agrada tenerla a mi lado cuando conduzco rumbo a la escuela, aunque a veces piense que es una verdadera molestia tenerla en mi auto dándome órdenes. Lo cierto es que me gusta como nunca me deja sentirme solo cuando estamos juntos, porque ciertamente lo peor del mundo es estar con alguien y aún así sentirte tan solitario.

¿Por qué me ama? Sabe que no debería hacerlo, todas sus amigas me odian... dicen que soy bastante sombrío y sé que piensan que pierde el tiempo conmigo porque ni siquiera puedo meterme entre sus sabanas. Augus piensa que la estoy destrozando al retenerla a mi lado, pero no me importa que ambos quedemos rotos y sacudidos, mientras sigamos intentándolo hasta que funcione.

- En unos días es nuestro aniversario -añado con una gran sonrisa.

Los colores parecen volver a su rostro porque de inmediato se endereza en su asiento y empieza a hablarme de los planes que tiene para ese día. Por mi parte recuerdo que ya han debido haberme enviado el video que le hice, a mi correo electrónico.

🌹🌹🌹

Saluditos...

Espero que estén disfrutando la historia.


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