En busca de una nueva vida, Lyham llega a la ciudad de Redland, donde su madre consigue empleo con una distinguida familia. Mientras aprende las reglas de su nueva vida, el engreído heredero de los Johansson comienza a gobernar sus pensamientos en u...
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A veces sueles escuchar algo romperse, un sonido agudo y cercano, giras para buscar de donde proviene y no encuentras la fuente, porque lo que se quebró fue tu corazón. Así me siento al tener que guardarme mis sentimientos por Jacquett, lo cierto es que quiero correr y besarlo... Gritarle al mundo que adoro a mi Chico Pijo, al niño que no puede ayudar en la cocina, al que en momentos de tensión la piel le vibra y amenaza con vomitar, deseo al capullo que jugó con una chica durante años sin darse cuenta que es gay.
Joder, eso se sabe o al menos se siente... Lo odio a la vez, porque no puede llegar y decir me "soy gay, me decidí, termina con Augus y seamos felices" de eso nada. Quiero a Augus, es todo lo que siempre he anhelado y el solo hecho de pensar en herirlo, me hiere a mí.
Al ver a Jacquett subirse en el coche, sé con toda certeza que está tramando una guerra fría... Si se puede llamar así a una conquista intrusiva, quiere metérseme por los ojos para que así vea las cosas buenas en él y lo sé porque cuando Thea se coloca en medio de nosotros dos, Jacquett le dice sin disimulo que se cambie de lugar. De camino al instituto pone nuestra canción favorita de Sam Smith y me pega uno de los auriculares al oído, Thea nos mira con cara de confusión y yo me limito a subirme de hombros.
— Oye...
— ¿Sí? —los enormes y soñolientos ojos de Jacquett me miran.
— No quiero que te confundas —departo en un tono casi inaudible —. Estoy con Augus.
— Vale —toca mi mano, al parecer cree que este gesto va a relajarme, pero surte el efecto contrario.
Thea me da un golpe en el pie, me doy cuenta que Augus me espera fuera de su coche en el parqueo. Me apresuro a desmontarme para ir al encuentro con mi novio, no sin que Jacquett haga uno de sus gestos incómodos, aprieta mi muslo cuando intento bajarme y juzgo como mi pierna se queda temblando.
Mientras recorro la poca distancia entre Augus y yo, me doy cuenta que deseo con todo mi corazón ser un personaje de algún juego de vida virtual o quizás lo soy y mi manipulador es un indeciso que no tiene ni idea de con quién debo estar, mi cerebro tiene la tonta idea de que puedo estar con Augus: construir un hogar, con algunas plantas bien hermosas y adoptar dos niños... sé que sería un buen padre, es la persona más tierna y expresiva del mundo, pero mi tonto corazón sigue aferrado a la idea de que existe una oportunidad de ser feliz con Jacquett, sé que estar con él no sería algo duradero, me duele, pero a veces el corazón no entiende de tiempos.
Al besar los labios del chico de cabellera azul, siento un extraño remordimiento... me digo a mí mismo que no hay nada que contarle, pero sé que sí. Debería decirle que Jacquett me coquetea, sin embargo, no quiero otra pelea entre ellos. Desearía tener el poder de borrar mis sentimientos o al menos las palabras que me apuntó para romper, las mismas que me obligaron a lanzarme a los brazos de Augus. Presionar rebobinar y empezar nuestra historia otra vez.
