|Cap ₅₂|Hilo rojo.

17.5K 1.7K 595
                                    


Tomé de mi café americano, teniendo a Yoongi frente a mí, sentado; un total puto.

—Y bien. ¿Por qué cambiar tan rápido de razón?

—Sólo, bueno, ya sabes —torció una sonrisa.

—No, no lo sé —lo seguí observando con mi cara de culo—. Y no finjas sonreír, es aterrador que lo intentes.

—Oh, a la mierda —susurró, y volvió a ser el mismo de antes—. La verdad es que sólo me pareció reconocer tu rostro en algún lado.

Claro, en: "Se buscan criminales de alto peligro"

—¿Sólo eso? —cuestionó Jimin a mi lado, sentado, tomando de su chocolate caliente.

—Sí, sólo eso —Yoongi observó a Park con la mirada, como un león cuando quiere casar a su presa.

—Ya, detente —cerré los ojos y negué con la cabeza—. Desde lejos se notan tus ganas de comerle la boca a mi amigo.

Era eso o quería asesinarlo. Una de dos.

—¿A caso me ves cara de homosexual? —dijo, ofendido.

—No sé cuál sería esa cara, pero sí.

—Estás loca —se hizo el ofendido nuevamente, para luego recostarse más en su asiento y tomar de su capuchino.

—En realidad no sé qué hago aquí, tampoco sé por qué te hice caso, Jimin —lo miré, éste bajó la mirada—. Me voy, no importa si vienes o te quedas.

Como precisamente lo había pensado, Jimin no me siguió, se quedó con el Yoongi ése. No quise voltear a ver, nada más abrí la puerta de la cafetería, provocando que las campanitas se escucharan.

Caminé al estacionamiento, entré al auto, dejé mis cosas en el asiento del copiloto. Fijé la mirada en la carpeta, sentía rabia. Obviamente Yoongi no fue quien yo quería que fuera.

Exactamente, ¿quién querías que fuera?

Nadie.

Abrí la carpeta, leyendo cada extremo de las páginas, tenía que haber alguna respuesta ahí.

El sonido entrante en mi IPhone había alarmado mis sentidos. Cada que recibía una llamada, la parte más profunda de mi ser deseaba con todas las ansias que fuera Jungkook, aunque lamentablemente, en esta ocasión... tampoco lo era.

—¿Sí, Solar...? ¿Al supermercado...? ¿Ahora...?¿Toallas higiénicas? ¿Helado y nutella? ¿Un chocolate extra grande con un paquete de malvaviscos...? ¿También una soda dietética? ¿Estás a dieta? Bueno, perra.

Necesito que me pases el nombre de esa dieta.

Encendí el auto, salí de ahí, y una pequeña sonrisa se escapó de mis labios. Solar era una payasa quien me hacía reír.

El supermercado quedaba a unas cuadras, por lo que había llegado en menos de diez minutos. Estacioné el auto, bajé y realicé el gran amago de entrar al asqueroso y repugnante lugar repleto de personas inservibles sobre esta tierra.

Hace demasiado tiempo habías dejado de ser tan odiosa.

Cállate.

—¿Dónde mierda están los chocolates?

Avancé con mi carrito por todo el pasillo seis, ahí estaban las golosinas. Para mi maldita y estúpida "suerte", los chocolates se encontraban dos estantes más arriba de mi alcance, y para peor, hoy usaba zapatillas deportivas.

Poles Apart | JJK [+18][✔] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora