Un metro setenta y tres, cabello castaño claro, labios delineados de un color rosa natural, tes pálida y hermosa.Llevaba un aro en cada lóbulo de sus orejas. Sus enormes ojos definitivamente seguían siendo lo más bello en él, era lo que le daba vida a su rostro. Sus labios seguían igual de gruesos que cuando éramos adolescentes.
Vestía semi-formal. Una camisa blanca, no llevaba corbata sino, tenía tres botones abiertos de ésta, resaltando un poco de su marcado pecho. Pantalones de tela negros, no eran ajustados ni muy sueltos, éstos le quedaban perfectos a su cuerpo.
Llevaba un anillo en cada dedo de sus dos manos.
Podía apreciar la hermosa y trabajada figura que éste había formado durante todos estos años. Parecía un modelo hecho a mano por los mismísimos dioses griegos, que se habían tomado la molestia de crear a tal belleza andante.
—___ —repitió, como si no pudiera creer lo que estaba viendo, o como si no lo hubiera escuchado. En su rostro se podía reflejar la confusión.
—Park —fue lo único que pudo salir de mis labios.
Lo había analizado completamente. Sabía lo que mis ojos admiraban, pero aún así no podía creer su presencia.
—Has madurado... —me observó de pies a cabeza.
¿En esto se había convertido mi chico sin experiencia?
—Sí, bueno, tú también —mis ojos vagaron en los suyos.
—¿Cómo has estado? —formuló de inmediato.
—Bien, he estado bien —me crucé de brazos para tratar de no resaltar tanto mi busto, pues esta ropa era muy ajustada y bastante reveladora ante mi punto de vista.
—En serio has crecido...
—Volviste —no me iba a quedar hablando de lo mucho que cambiamos desde la última vez, así que cambié de tema—. ¿Cuándo?
Park Jimin fue mi amor de adolescencia, esa edad en la que uno se enamora completa y profundamente. El chico que tenía en frente de mis ojos, fue nada más y y nada menos que mi segundo amor.
Estuve tan loca por él, que llegué a hacer lo prohibido para chicas de mi edad, en aquel entonces, los dieciséis años no eran muy conocidos para perder tu virginidad.
De un día para otro, su padre consiguió trabajo en Japón. Tuve que aceptar su dolorosa y lamentable partida. Lo quería tanto. Creí que no sobreviviría sin su persona, lo adoraba como a nadie.
En aquella época, aún vivía en el orfanato, por lo que él era lo único que me mantenía feliz.
Cuando él se fue, caí en una especie de máxima tristeza. Todos se preguntaban; cómo una chica de apenas dieciséis años caería en una pena tan tremenda, pues nadie sabía que Park Jimin había sido la causa de mi dolor.
Le envíe cartas durante un año, 365 cartas sin respuesta alguna. 2190 días sin verlo.
Hasta hoy.
—Hace dos meses —respondió, jugando con sus anillos, como si se encontrara nervioso. Aún así, no me dejaba de ver a los ojos.
Mi inconsciente quería decirle a gritos cuánto lo extrañé, pero por otro lado, mi consciente me demandaba no hacerlo. Me estaría humillando, no me gustaba demostrar esa clase de afecto.
—Te extrañé —y como si hubiera leído mi mente, él dijo lo que mi consciente me torturaba con no decir.
—¿Por qué volviste? —evadí sus palabras.
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Poles Apart | JJK [+18][✔] ©
FanfictionQué excitante se vuelven las palabras; policía y criminal dentro de una misma frase. Sobre todo si Jungkook lleva consigo esposas para atrapar a la criminal más buscada de toda Corea del Sur. ¿Hasta qué punto llegarían por escapar de sus prejuicios...