Mis piernas temblaban.
Mi corazón latía con fuerza.
El frío se colaba por mis venas.
La calle estaba vacía.
Sólo éramos Cole y yo, acompañados de la luz de los faroles a cada cuadra.
Ninguno hablaba.
Ambos teníamos mucho que pensar.Nos manteníamos distantes. A una distancia considerable.
Él iba más adelantado a causa de sus largas piernas y su resistencia física.
En cambio yo, luchaba con mi vida detrás suyo, porque la pelea me había destruido.Los centígrados habían disminuido notoriamente a comparación de cuando apenas entrabamos a la fiesta.
Miré mi móvil para chequear la hora. La pantalla marcaba las tres en punto.
—Ten.
Mi hermano me tendió su chaqueta de cuero al observarme tiritar del frío. Después de todo, él llevaba pantalones y abrigo. Pero yo, yo solamente tenía un corto vestido sin algún tipo de media debajo y sin nada que cubriera mi torso.
Además la tela de lo que llevaba puesto no era más que una fina capa.Dudé en aceptar su ofrenda.
Al fin y al cabo estaba muriendo congelada así que tras jugar un poco a la difícil, terminé por ponérmela.
La chaqueta me quedaba inmensa; grande de hombros y de mangas, pero por lo menos llegaba a taparme incluso hasta mi trasero.
Seguimos caminado.
—Perdón...—Dijo de repente. En un susurro casi inaudible y entre dientes.—Por llamarte zorra.
Rascó su nuca y evitó el contacto visual conmigo.
No respondí.
Yo no le pediría disculpas por nada.
Pero escuchar salir de su boca esa celestial y mágica palabra, era como música para mis oídos.
¿Quién iba a pensar que Cole Bedling estaría pidiendo perdón?
Y estaría tan... avergonzado de ello.
Me crucé de brazos.
—¿Con quién peleabas?—Pregunté en un intento por cortar la tensión y acabar con la incomodidad en el aire.
—Axe.
Chico de pocas palabras.
—¿Tú sabías que esa era Camelia?—Los dos nos detuvimos.
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𝐁𝐑𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 ✔
Teen FictionAños pasaron tras la separación de los padres de Brooklyn Bedling, sin embargo esta seguía reprimiendo las ganas de matar a su padre por el hecho de como terminaron las cosas; y más ahora, que ella estaba destinada a volver con ese cincuentón que ha...