Capítulo 28

7.9K 493 73
                                    

Abrir los ojos y encontrar al lado mío al chico que más quería era una sensación tan única y gratificante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abrir los ojos y encontrar al lado mío al chico que más quería era una sensación tan única y gratificante.

Cole lucía tan tranquilo y en paz, durmiendo plácidamente con su cuerpo enroscado en el mío. Sin apuros y sin miedo.

Giré para encender la pantalla de mi móvil y verificar la hora. Me dio mucha pena tener que verlo a la cara y decirle que despierte.

—Buenos días.—Susurré, mientras plantaba un beso en la punta de su nariz.

Como respuesta solo obtuve un quejido y unos fuertes brazos tatuados que me apretujaron hacia su pecho desde mi espalda.

Escondió su cabeza entre el hueco de la almohada y mi cuello.

Una sonrisa se formó en mis labios, y sentí en mi estómago un mar de emociones que me indicaban lo enamorada que me tenía y lo mucho que necesitaba que el tiempo se detuviera allí. Por un momento olvidaba todos nuestros problemas, y que en realidad nosotros no podíamos estar juntos.

Tres golpes azotaron la puerta, y del otro lado una voz masculina gritó.

—¡Chicos, el desayuno está listo!

—Enseguida vamos.—Respondí con sueño.

Los pasos alejándose me indicaban que Tom se había ido, por lo tanto tomé el rostro del pecoso y tras apreciarlo varios segundos, finalmente me vi obligada a despertarlo.

Otra vez.

—Ya, vamos. Está el desayuno hecho.—Besé su frente.

—No.—Refunfuñó.—Quiero quedarme aquí. Contigo. Juntos.

—Pero debemos ir.

—Pero no quiero.

Abrió sus ojos tras parpadear un par de veces. Luego, su rostro reflejó puro malhumor; estaba serio y sin emitir sonido, solo me observaba con cara de pocos amigos.

Fruncí mi ceño.

—Bien. Iré yo sola.—Dije tras un largo silencio. Comencé a moverme hacia el borde del colchón, para levantarme y dirigirme al comedor del departamento. Pero sus dedos se amarraron a mi muñeca y me empujaron debajo suyo nuevamente.

—No quiero irme, porque sé que al minuto de cruzar esa puerta no podré tenerte con esta libertad.

Unimos nuestras bocas y lo envolví en un abrazo.

𝐁𝐑𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora