Capítulo 24

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Haber apoyado a Cole en el gimnasio me hizo darme cuenta de que cargaba con muchísimas cosas y había pasado por tanta mierda, que prácticamente lo convirtieron en la roca andante que era

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Haber apoyado a Cole en el gimnasio me hizo darme cuenta de que cargaba con muchísimas cosas y había pasado por tanta mierda, que prácticamente lo convirtieron en la roca andante que era.

Una semana exacta pasó de eso. Y ahora estábamos los dos sentados en un café, a la espera de nuestro codiciado invitado.

—No vendrá.—Habló el pecoso, pasando sus dedos por la cicatriz del corte en su labio, que aún estaba abierta. Nervioso e inquieto.

—Calma. Sí lo hará.—Dije para tranquilizarlo. En verdad no tenía ni la menor idea en si el otro muchacho se dignaría a aparecer después de haber atacado como cobarde a mi hermano.

Me crucé de brazos.

Seguimos esperando. Al cabo de unos cinco minutos, un muchacho con una sudadera azul, tomó asiento frente a nosotros.

Cualquiera diría que éramos parte de una mafia.

—Si llegas a intentar pegarme, mis amigos me están esperando afuera en un auto.—Amenazó el grandote, con el dedo índice señalando a mi hermano.

—Ningún puñetazo será repartido hoy.—Espeté, con los ojos en blanco.

—¿Para qué me citaron?

—Para hablar de esa noche.—Las palabras salían agrias de la garganta de Cole. Podía notar por debajo de la mesa cómo apretaba sus puños para evitar lanzarse encima de su ex-mejor amigo.

El morocho frente a nosotros resopló.
Su espalda se deslizó ligeramente en su silla.

—¿Tú abusaste de Caitlyn, hijo de puta?

—¿Qué? ¡Jamás haría eso!—Gritó Axe, pero inmediatamente lo obligué a callarse y así evitar la atenta mirada de la gente chusma a nuestro alrededor.—¿Eso es lo que te dijo?

—Sí.—El semblante de mi hermano pasó de serio a uno carente de certeza.

Axe rió.

—Cole, ella y yo llevábamos dos meses saliendo en secreto.

Abrí mis ojos ante la sorpresa. No pude evitar formar una "o" con mi boca y sentir mis mejillas arder, incluso cuando no se trataba de mi persona.

—¿Cómo?—Preguntó el pecoso a mi lado, en el mismo estado que yo.

—Siempre me decía lo mucho que yo le importaba y cuánto me amaba. Que quería cortar todo contigo pero nunca sabía cómo y tampoco cuándo...—¡No era posible! ¡Era todo un jodido drama!—Es más, esa noche, en la fiesta, dijo que rompería contigo al día siguiente.

—¿Cómo pudiste? ¡Eras mi mejor amigo!—Le reprochó el pelinegro.

—¿¡Qué se suponía que hiciera!? ¡Estaba tan perdidamente cegado por esa vagina igual que tú!—Me removí incómoda al oír aquello.—Los signos eran claros, ahora que lo pienso...¿No te diste cuenta que las cosas no funcionaban entre ambos en el último tiempo? ¿No la notabas extraña?

𝐁𝐑𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora