LILITH | SUPERNATURAL (THE DIRECTOR'S CUT) [ ✓ ]

━━ 27. jus in bello

CAPÍTULO VEINTISIETE
❝ DERECHO A LA GUERRA ❞

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14 de noviembre de 1990

                    UNA ESTRUENDOSA TORMENTA SE DESATABA EN LA LARGA NOCHE DE MASSACHUSSETS, CAMBRIDGE. La lluvia golpeteaba el tejado de las casas atentando la soledad del frio con sonidos fuertes y estridentes que le sacaba a más de una persona un gran susto. El viento deambulaba haciendo sacudir las ramas de los arboles y los galpones débiles y había ya tirado alguna que otra baldosa y roto una de las macetas de porcelana tintada de amarillo eléctrico del jardín de la Señora Maud. Las sombras de la profunda noche divagaron hasta proyectarse en la ventana de la pequeña niña de cinco años que acababa de despertar por culpa de la tormenta.  

      Su menudo cuerpo comenzó a hundirse en el silencio de su habitación, perdida en la más lúgubre oscuridad de su cuarto empapado apenas por la luz de la luna que se abría camino por los pliegues de la cortina. Los músculos de la niña se paralizaron uno detrás del otro, cada centímetro de piel se contrajo aplastándose a si misma contra el colchón, escondiéndose de la tormenta y las sombras. Estaba aterrada. Una enérgica luz parpadeó blanquecina en la ventana, mostrando nuevas siluetas que para los ojos infantiles llamaban a los monstruos de los que tanto Sam Winchester le hablaba y, unos segundos después, el sonido del relámpago alertó cada sentido de la niña que se escondió debajo de las sabanas con el corazón saltándole del pecho y las lágrimas asomando por su rosada mejilla. Paralizada del miedo, la lluvia y el viento percutieron con su mente proyectando las vividas imágenes de pasadas pesadillas del monstruo que salía del clóset o del que estaba debajo de la cama. Lilith les había dejado dulces para que se los comieran antes que a ella, pero en ese momento le pareció la idea más estúpida.

      Quería a su mamá.

     Quería gritar por su nombre, pero no podía.

      —Mami —murmuró con un suspiro de voz, estaba quebrada, temblorosa y el rostro rojo del calor que le dejaba la angustia de la oscuridad—. Mami —ella quería gritar, llamarla a llantos para que viniera a rescatarla mas su intento era obstruido por el miedo de que los monstruos la escucharan y la arrastraran fuera de su cama.