LILITH | SUPERNATURAL (THE DIRECTOR'S CUT) [ ✓ ]

━━ 01. the seal from another world

CAPITULO UNO.
❝UN SELLO DE OTRO MUNDO ❞

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                    A LILITH NUNCA LE HABÍA GUSTADO LA OSCURIDAD. Siendo una jovencita de diecinueve años, no escondía vergüenza en admitir semejante miedo digno de un infante. No en absoluto. En el palacio de sus primeros recuerdos siempre había tenido lugar un velador clavado sobre la mesa de noche a un lado de la cama, proyectando una tenue luz anaranjada que funcionaba para calmar sus precipitaciones hacia la desconocida y plena oscuridad. Se había convertido en una costumbre difícil de quitar. En tempranos tiempos de adolescencia intentó suplantar el velador por la luz de la luna que ingresaba por la ventana, y —aferrándose a dejar atrás su conformidad— lo había logrado. Poco a poco, en un proceso de años, Lilith se acostumbró a dormir amparada por la luminosidad de la noche; pero nuevamente recayó en el miedo a la oscuridad.

      Había un motivo más que suficiente para que cuando las luces se apagaban sintiera como su corazón saltaba dispuesto a desprenderse de su caja torácica, y una nube la aplastaba con miedo y desprotección. Sam Winchester, su mejor amigo, le había contado que los monstruos existían. Si, toda esa mierda que excedía las leyes de la naturaleza y era inexplicable para el hombre ateo y regido por la ciencia. Para los ocho años que tenía había sido muy fácil creer que bajo su cama podían salir unos seres con garras del tamaño de una mano buscando alimentarse de una indefensa niña o que dentro del closet jamás saldría un amistoso monstruo peludo y con colores brillantes. Desde entonces su vida había tomado una visión diferente. Un hecho como aquél estaba al nivel de la revelación de un Dios todo poderoso y ahora —con más años encima y una mente madura— apreciaba lo afortunada que era. Sin embargo, saber de un mundo sobrenatural no podía llevarse la total culpabilidad de su condición actual, es más, Lilith estaba casi segura que volver a tener el velador prendido no se debía a la cantidad de historias paranormales sobre fantasmas, hombres lobos y wendigos que Sam Winchester le había contado. No era el verdadero motivo de la intrusiva manifestación del miedo y la soledad contenida en un intenso dolor sobre su pecho. Saladas lágrimas acompañaban la velada descendiendo por sus mejillas. De ninguna manera, ese tema estaba superado. Se había habituado a la idea de convivir en un mundo donde el único mal no era el ser humano, también lo era la representación común y trillada del mal: los monstruos.