LILITH | SUPERNATURAL (THE DIRECTOR'S CUT) [ ✓ ]

━━ 12. you're a witch lilith

CAPÍTULO DOCE
 ❝ ERES UNA BRUJA LILITH ❞

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                   UNA VEZ MÁS LILITH SE ENCONTRABA ENVUELTA EN UNO DE SUS SUEÑOS RECURRENTES. Su conciencia despertaba en la infinita oscuridad del vacío, con solo una puerta en la lejanía de la cual emanaba una brillante luz rojiza. ¡Estaba harta de ese sueño! Odiaba no poder despertar inmediatamente. Ya lo había intentado antes. Lilith caminó hacia la puerta con desanimo, sintiéndose en un bucle aburrido y tedioso. Se conocía la historia desde el principio hasta el final: en cuanto intentara cruzar al otro lado despertaría como si fueran las empresas de cable interrumpiendo la mejor parte de la película con comerciales.

      Colocó una mano en el picaporte dorado y empujó tan solo unos centímetros. Era lo más lejos que había llegado. Con los ojos aventureros y con más curiosidad que miedo, terminó abriendo el resto de la puerta de un solo movimiento. ¡Wow! ¡Tanta intriga para nada! Al otro lado la esperaba otra habitación infinita ocupada por fluctuaciones de luz muy brillante. Fue una decepción para la joven, pensaba que habría algo más emocionante. Se adentró intercambiando la oscuridad por luz y siguió su camino suponiendo que en algún punto encontraría otra puerta. Sin embargo, observando detenidamente, lo que estaba danzando a su alrededor no parecía ser luz. La consistencia se asemejaba a las llamas: en el centro dilucidaba un núcleo blanquecino que degradaba al rojo más brillante. Le recordaba a una fotografía que había visto sobre el estado plasma —si quería darle un significado más científico—, porque su primera idea había sido la magia. 

      —¿No es muy bonita? —la voz de una mujer adulta se escuchó a su alrededor, tomándola desprevenida. Lilith la buscó sin encontrarla.

      —¿La magia? —preguntó sin más, estaba soñando y era muy consciente de ello.

      —Si preciosa —confirmó la mujer—. ¿Te gusta?

      Lilith intentó atrapar la fluctuante magia, queriendo ver como se veía emanando de sus propias manos, pero contaba con vida propia, escapaba.
      —Si, me gusta.