CAPÍTULO 9

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Las actitudes en la historia se basan en las personalidades de los personajes. Los pensamientos y actitudes despreciables por parte de los personajes mostrados en la historia no coinciden con el autor. Si estas pasando por una situación similar, recuerda que no es tu culpa y debes buscar ayudar.



Unique.

Recordé las palabras de Zane en la noche, no sabía qué había hecho, pero lo conocía bien, de él no podía salir algo muy grande; siempre había sido bastante básico con sus venganzas, sus formas de resolver las cosas eran a los golpes o, en el caso de Charlotte, se dedicaba a entretenerla. Pero por una extraña razón tenía un mal presentimiento.

Sentí como el patio del receso se iba llenando cada vez más de alumnos, me daba cuenta porque podía escuchar sus tontos cuchicheos. Como si no pudiera escucharlos, a pocos pasas de distancia, había dos compañeras riéndose y hablando de mí, nada fuera de lo común.

—¿Ya viste lo que se puso hoy?

Ni bien las escuché detuve mi lectura y centré mi vista en un punto fijo del libro para poder escuchar qué tenían para decir el día de hoy sobre mí.

—Dios, no puedo creer que haya venido con eso.

Escuché como largaba una carcajada y su amiga la secundó con más fuerza.

Las puedo escuchar quise decirles, pero cerré mi boca.

Jamás iba a entenderlos, cuál era el problema de llevar mi vestido rosa con caderas anchas y un enorme huevo frito en uno de los costados, no le hacía daño a nadie que lo llevara. Además, a quién no le gustaban los huevos fritos, tenía un bolso que le hacía juego y todo, me hubiera gustado traerlo a la escuela, pero temía que se dañara... o me lo dañaran.

Mis compañeros nunca perdían la oportunidad para burlarse de mí, si no era por cómo vestía, era por lo que me gustaba. Según ellos si te gustaba leer y ver anime, ya eras automáticamente un otaku raro que se no se bañaba, puros estereotipos sin sentido que la gente se sacaba del noticiero, sus abuelos o de un caso aislado que se encontraban. Lastimosamente para mí, reunía todos los requisitos para que me digan loca: el anime, la obsesión por los libros, las ropas excéntricas, y el hecho de que no dejaba de pensar en personajes irreales; este último no hacía más que dificultarme hacer nuevos amigos. Pero está bien, no era algo que me importara, porque yo era feliz en mi fantasía; solo no me gustaba cuando Zane se veía salpicado por mi reputación porque sabía bien que a él los comentarios sí le afectaban, al menos más que a mí.

Suspiré agotada de escucharlas y traté de concentrarme nuevamente en la lectura, estaba bueno el libro, ya era la tercera vez que lo leía; pero, aunque quisiera continuar me estaba costando poder hacerlo. Aún tenía las risas de esas chicas en la cabeza y, aunque con el tiempo había aprendido a que no me afecten lo que digan los demás, a veces sí dolía que se burlaran cuando uno estaba siendo uno mismo.

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