CAPÍTULO 12

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Zane

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Zane.

Podía escuchar entre sueños el incesante sonido de mi teléfono. Tomé mi almohada y cubrí mi cabeza para callar el sonido, mataría a la persona que rompió mi dulce sueño; dos segundos antes de escuchar el sonido y de que me despertara me encontraba en la playa junto a Unique sacándonos fotos y comiendo un enorme helado de chocolate.

—Mmm —Me quejé y me removí en la cama.

Aun lo escuchaba, no se callaba y era muy molesto.

Unique...

Seguía adormilado, tanto que pude sentir como esa tonta había vuelto a molestarme una vez más; sonreí, ella jamás cambiaba.

—Ay, le he dicho varias veces ya que no molestara cuando duermo —Murmuré y volví a remolonear en mi cama.

Mi mente somnolienta me trajo el recuerdo de cada una de las veces en las que fui despertado por sus incesantes mensajes; seguro había vuelto a hablarme porque uno de sus personajes favoritos ha muerto. Me quité la almohada de la cara y abrí mis ojos, ya le había dicho muchas veces que evite esas historias donde alguien moría, después de todo nunca le hacían bien, ¿acaso era masoquista?

Pose mi vista en la madera del techo y noté como entraba la luz de la luna por la ventana, poco a poco la somnolencia se iba disipando e iba cayendo en la triste realidad; aun así, seguía aferrándome a ese sueño y esas memorias, deseando que lo que había vivido haya sido solo una triste pesadilla. Tomé mi celular y no solo vi que eran las doce de la madrugada, si no también que no había ningún mensaje de mi loca amiga...

Ya no tenía nada a lo que aferrarme, esa era la realidad que estaba viviendo, una donde ya no se encontraba Unique como mi amiga.

—Una amistad de años... perdida —Susurré sentándome en la cama y presionando con fuerza el celular entre mis manos.

Volví a escuchar una vez más el sonido, de dónde mierda provenía, estaba seguro que no era mi celular, lo tenía entre mis manos y no había vibrado ni una sola vez; y aun así no dejaba de escucharlo.

—Genial, ya te volviste loco, Zane —Solté y rasqué mi nuca.

Tardé en darme cuenta, pero cuando alcé la vista lo noté; aquel sonido que tanto escuchaba se trataba del chat del juego que había dejado abierto en la computadora. Me acerqué para ver de qué se trataba, no era normal que me llegaran tantos mensajes allí. Quedé sorprendido cuando noté que todos esos mensajes provenían de Kamyu, parece que por fin había decidido hablarme; no me había pasado desapercibido que cuando estaba en la sala de juegos del centro, había decidido ignorarme con un patético "Más tarde, ahora estoy ocupado" para volver a ponerse a jugar descaradamente.

Ocupado mis bolas, solo di que no querías jugar conmigo y listo...

Estaba molesto y por un momento se me cruzó la idea de hacerle lo mismo, pero recordé que después de todo lo que había sucedido en el día, ya solo me quedaban David y él como únicos amigos en los que podía confiar. No era la mejor idea el ponerme en plan vengativo, estaba seguro que jugar con él y pasar el rato me haría olvidar, aunque sea un poco la triste y patética vida que estaba teniendo; así había sido siempre y ahora era cuando más lo necesitaba.

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