Cuando la sangre cae encima de manos enemigas hay una sola que quiere decir: Fracasó en guerra.
Pero, ¿Y si usan tu propia sangre para crear a alguien parecido a ti?.
Un ser totalmente igual a ti que incluso creerías que es un clon tuyo, hasta en el...
Disparó, tras disparó, hasta que el cartucho se quedo sin alguna bala. Sacó de su bolsillo otro nuevo y lo puso en el arma.
De nuevo pasó lo mismo, hasta que por fin dejó de hacer lo. ¿Como habían llegado a ese punto? ¿En qué momento ambos comenzaron a tratar de matar se entré sí?
Sin bajar la guardia, ni la mira en él. Caminó de manera lenta, hacia el arma que pertenecía de su ex compañera. Cuando él noto eso, no se le ocurrió nada más que disparar a los pies de esta para que no se acercara al objetó.
Sin embargo de manera rápida y sutil, logró tener la en sus manos. Un largó silencio hubo entre ellos, eso hasta que el sonido de los disparos comenzaron a escuchar se.
Itamury sabía que en cualquier momento uno de los dos se quedaría sin munición. Y fue así, pero como ser, ella se acercó a él (corriendo) para golpear lo en el rostro con la larga arma.
- ¡Maldito perro! -gritó con el enojo, al mismo tiempo que casi le deba el golpe (en el lado izquierdo), de no ser por que él lo sostuvo con su mano derecha.
La miro unos cuantos segundos, hasta que nuevamente el enojo lo inundó en él. En verdad la odiaba, más por dejanser caer en algo que para los humanos es todo, y pensar que ese sentimiento de amor pudo cambiar lo; al menos un poco de lo que era.
La pateo con tanta fuerza, tanto que la contaría soltó algo de sangre.
- Que débil eres -habló agachando para jalar le del cabello e arrastrar la hasta por todo el barco hasta llegar aún montón de chatarra.
- Bueno... -se acomodo sentando se encima de un mental casi estable- Tu ama Integra no es tan fuerte que digamos... Menos cuando se trata por sus hombres.
Un puñetazo le llego a su nariz, provocando que esta se pusiera ambas manos en esta misma. El color carmesí oscuro decoro su ropa blanca, en incluso su rostro.
El olor de la tibia sangre llego a las fosas nasales de la puntiaguda nariz de él. Aquel olor era dulce, como si de caramelos fuera; por alguna razón quería probarla, quería saber a como era ese sabor.
De tanto estar distraído, no noto que la chica había echazo a correr por una de las cadenas quemadas.
- Patética...-rio el con amargura.
Cuando buscó algo con que defenderse, no contó con que él estaría allí. De manera rápida tomo un pedazo de metal para tratar de perforar le el corazón; pero como siempre, algo fracasaba.
Entre cerro ambos ojos y se echo a carcajear sin sesar. Era tan gracioso ver le intentar atarcar le.
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Su diversión se agoto y el aburrimiento le entró; se teletransporto frente a ella, tomando le de la ropa con ambas manos; y con las demás (que provenían de su espalda), le tomo las piernas y brazos.
