Cuando la sangre cae encima de manos enemigas hay una sola que quiere decir: Fracasó en guerra.
Pero, ¿Y si usan tu propia sangre para crear a alguien parecido a ti?.
Un ser totalmente igual a ti que incluso creerías que es un clon tuyo, hasta en el...
Carcajada tras carcajada daba el al aire, feliz, o al menos eso es lo que se le hacía notar, el único error que tenia y que no tomo en cuenta, fue que ella estaba allí, viendo le asustada y nerviosa.
¿Qué había pasado? ¿En qué se había convertido?
Todo comenzaba a empeorar dentro del interior de ella; era un pánico ver se a sí misma hecha un monstruo (ella lo era pero en otro sentido).
Dio un paso al frente para tratar de acercar de a este mismo, pero algo no le dejaba; algo le obligaba a no ir.
Mientras la chica trataba de liberar se, él simplemente disfrutaba del gran "Clímax" que estaba viviendo en ese preciso momento. La sensación de la guerra dando le fin, le hacia bien o al menos solo a él.
- Comer sin límites también está bien -dijo sin dejar de carcajear- Vamos... ¿Lo hacemos, Walter...? -miro al nombrado haciendo una pose un tanto femenina (pues este mismo pasaba su mano izquierda hacia atrás de su cabeza, mientras que con la otra la ponía en su pierna opuesta).
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- Aún no... Mi duelo aún... No ha acabado. ¡No ha acabado! -grito con furia para levantar su mano y apretar la con los hilos envueltos- Mayor, detente... ¡Haz que se detenga, Mayor!
Walter estaba furioso, no quería perder de esa manera tan humillante, no quería dar fin a algo que apenas comenzó.
- Ya es tarde... ¡Idiota!
Al terminar la frase, el de ojos rojizos le recibió un ataque de frente, uno que le dejo con la cabeza partida (literalmente).
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Walter sabia que en ese estado no podía hacer nada, incluso con una bomba atómica no podría matar lo, no había nada en absoluto que lo dañara.
Cuando vio que su enemigo comenzaba a regenerarse se dio cuenta de que habia perdido la oportunidad, la única que le habían dado en 50 años. Tantos sacrificios solo para ver la muerte de Alucard y todas ellas se fueron por la borda.
- Deja de tontear, mocoso -dijo sonriendo para sujetar le del cuello de la ropa y ver le directo a los ojos- Date cuenta, ¿Cuántas millones de oportunidades necesitas?
