Se encontraba sólo en su habitación, sentado en la cama. En la mesa frente a él había 2 bandejas, una llena de porotos y otra con solo 5 de ellos. Tenía una pinza en la mano y había pasado los anteriores 30 minutos intentando pasar los porotos de una bandeja a la otra. Según lo que le dijo Noah era para mejorar su motricidad fina.
Pero no era tan fácil como parecía. su pulso temblaba y apenas tenía fuerza. Además tenía otras cosas en la cabeza. Primero:
¿Qué había pasado? Nadie parecía querer contarle y él no podía preguntar, así que no sabía nada de cómo terminó ahí. En su cabeza los sucesos eran confusos, era difícil saber lo último que recordaba. El funeral de Dumbledore... Pero no. Había más. Fue en busca de horrocruxes... Para ese punto le empezaba a doler la cabeza y suspendía los pensamientos, para otro momento.
Pero se notaba que los demás no querían contar nada. O sea, ¡en su cabeza Voldemort seguía por ahí suelto! ¿Cómo podían estar ahí lo más tranquilos todos? Algo tenía que haber pasado para que todo estuviese tan calmado ¿Pero qué? Era horrible y angustioso, más de lo que cualquiera se podría imaginar, el saber que había pasado un largo periodo de tiempo y no recordarlo. Le hacía sentir un nudo en la garganta.
Finalmente, Harry se hartó de tratar de agarrar un poroto inútilmente, empujó la mesa y curiosamente, salió disparada hacia la pared, luego se prendió fuego.
Harry había tenido varios arranques de magia en el último tiempo. Seguramente tenía que ver con lo frustrado que estaba.
¡No entendía nada! Pero no tuvo mucho tiempo de pensar en su problema porque Ron entró en ese momento con unas cajas, que dejó sobre el sillón cuando vio lo que pasaba.
—¡Hola Harr...! ¿que demonios...?
A pesar de lo enojado que había estado, la cara de Ron no tenía precio. Cuando advirtió lo que pasaba, entró rápido y cerró la puerta.
—¡Aguamenti!— dijo apuntando con su varita a la mesa— reparo. ¿Qué paso? — destapó una coca-cola Muggle.
Ron solía hacer eso: llegar a la habitación con postres y gaseosas, y burlarse de Harry en su cara. Porque a él lo mantenían a sopa y agua, y ni siquiera podía hablar para quejarse.
—Y... ¿Quieres?— Preguntó en un tono burlón.
Harry tenía pegados en su mesilla post-it de diferentes colores que le habían escrito (ya que con su estúpido pulso ni eso podía hacer), y que decían palabras simples como: si, no, no se, tengo hambre, tengo sed, tengo calor, tengo frío etc. Es decir, lenguaje básico. Levantó uno de un naranja especialmente fluo que citaba:
«VETE A LA MIERDA»
—¡Hey! ¿que te pasa?— Se aguantaba una carcajada— ¿y quién te escribió eso, por cierto? no creo que haya sido Hermione.
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Harry Potter Después de la guerra.
SonstigesLo mínimo que esperaba después de terminar la guerra era tener tranquilidad. Por fin poder concentrarse en ser una persona normal, o al menos medianamente. Pero la palabra "normal" no existe en el diccionario de Harry Potter, y sus aventuras contin...