6. Hora de la muerte 9:18.

490 19 12
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Una cansada Zoë se desplomó en el sillón de su casa. Aún traía puesta la bata del hospital que hasta estaba manchada con sangre, ya se bañaría, solo necesitaba 5 minutos en paz. Así  que se quitó sus AllStar verdes militar, las cuales, por cierto eran sus favoritas, apoyó sus pies sobre la mesa ratona, cerró los ojos y escuchó el silencio. El silencio... Que maravilla... Solo su manta, ella y...

— ¿Si sabes que tu pusiste la regla de no entrar con la ropa del trabajo a la casa cierto?

...Noah.

Que decepción, por unos segundos pensó que estaría un rato tranquila, pero bueno, la verdad que era su culpa por aceptar a un papanatas como compañero de cuarto. De todos modos no abrió los ojos, "ignorar es responder con inteligencia" se dijo, lo había sacado de uno de sus tantos libros. Era algo que hacía con frecuencia, repetir frases que tenían que ver con su situación. Pero obvio Noah no iba a parar.

— Tú me lo recuerdas todo es tiempo, "vi i biñirti intis di intrir in il living" — imitó una voz aguda— Así que tú si puedes romper las reglas pero yo no...

"Bien... al carajo" pensó.

— ¡Tú...!—  acusó con el dedo haciendo que Noah se calle y piense seriamente en lo que había hecho—  ¡Tú jamás cumples ninguna de las reglas que yo pongo! ¡SOLO QUIERO UN MOMENTO DE DESCANSO! Y... por si te interesa... ¡Tuve un terrible día de mala suerte!

Noah podría haber bromeado con eso, pero había algo en los ojos de Zoë... Algo malo le había pasado, lo sabía ¿Cómo? Bueno... la verdad, es que siempre había sabido cuando algo estaba mal. Desde muy pequeño, su instinto siempre fue protegerla, de todo lo que la rodeaba. Ella era como su hermana, por eso le resultaba tan raro que le parezca linda de otra manera. Él había pensado en ellos juntos, mucho, pero las cosas simplemente no se dieron, y cuando se dieron se dieron para mal. Ella no quería que intentaran otra vez inútilmente así que prefirió aceptarla a perderla. Sinceramente eso no era una elección, no podía vivir sin ella, no podía lanzarla al mundo sola y sin protección, además, temía en que clase de persona sería sin ella en su vida.

Se sentó a su lado y dejó que apoyara la cabeza en hombro. Ella empezó a sollozar casi imperceptiblemente, no parecía un llanto de tristeza, más bien de pura impotencia.

— ¿Quieres contarme?—  le colocó un mechón de pelo tras la oreja, se veía tan dulce...

— No hay nada que contar—  respondió la chica— Simplemente soy un desastre, lo único que hice todo el día fue fallar, una y otra y otra y otra vez. Cada vez que quería ayudar con algo lo arruinaba y... y...—  le agarraban pequeños espasmos que no le permitían continuar—  Y... hoy perdí... a todos mis pacientes... y mis internos... y la señora Cass dijo...—  Noah la interrumpió.

— No puedes escuchar lo que la señora Cass te diga para hacerte sentir inútil.

— Soy inútil—  afirmó.

Harry Potter Después de la guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora