22: Como todo inició

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Años antes...

La pequeña Antoinette Topaz caminaba por las calles viejas y peligrosas del lado norte en Riverdale. Había corrido con la mala suerte de tener que vivir en la calle tras la repentina muerte de su madre. Su padrastro era un idiota que no estaba dispuesta a soportar, así que no le quedó más opción que huir. Y desde entonces la pequeña de 12 años apenas cumplidos estaba sin hogar.

A veces sentía ganas de llorar al verse tan sola, extrañaba con fuerza a su madre, y todas las noches antes de dormir bajo aquel puente le pedía a las pequeñas estrellas en el cielo que se encontrara con alguien bueno. Que le diera un amigo para que no estuviera sola nunca más.

Lo que, extrañamente, le habían cumplido aquella noche lluviosa de Octubre.

— ¡Hey! —Toni chilló en cuanto notó a un extraño justo en el lugar en donde ella dormía. A ella no le había caído ese lugar de a gratis, no. Ella había luchado por encontrar ese lugar y no iba a permitir que nadie se lo quitara. — ¡Este es mi lugar!

Tomando un pedazo de madera, mucho más grande que ella, amenazó al chico que estaba apoderándose de lo único que la mantenía a salvo, de cierto modo.

— Tranquila, tranquila. —el niño, un poco mayor que ella, la detuvo poniendo las manos en el aire para hacerle saber que no quería problemas. — No sabía que este era tu lugar. No te lo voy a quitar.

Entonces la niña de cabello castaño bajó su "arma" y lo analizó con la mirada. Era un niño mayor, alto y con el cabello de color negrizo oculto bajo un curioso gorro gris. No parecía peligroso, pero ella no se iba a confiar.

— Bien. —Toni bufó. — ¿Tampoco tienes hogar?

— No. —el niño se limitó a decir, encogiéndose de hombros mientras se salía del pequeño rincón. — ¿Estás sola?

— Sí. —la castaña admitió con dolor en su voz. — ¿De dónde vienes?

— Me escapé de una casa hogar del lado norte. —el niño informó, sintiéndose de a poco más confiado con la pequeña. — ¿Por qué vives aquí?

— Porque no tengo opción. —Toni dijo obvia, lo pensó un poco y después se animó a preguntar. — ¿Cuántos años tienes?

— Catorce. —contestó. — ¿Y tú?

— Doce. —ella respondió.

El niño suspiró, pensando con tristeza que aquella pequeña tenía muy corta edad como para estar en la calle de esa forma. Entonces se sentó a su lado, sacando algo de la mochila que llevaba ante su mirada curiosa.

— Debes de tener hambre. —el niño dijo, después sacó un sándwich en perfecto estado de su mochila y se lo tendió. — Ten, come.

Toni lo dudó, pero tenía hambre.

— Vamos. —insistió con una sonrisa. — No tiene nada malo. Los robé esta mañana, y hay muchos más. Confía en mí.

Entonces Toni se odió por confiar sin conocer, pero el hambre pudo más y terminó aceptándolo.

— Gracias. —la niña sonrió tímidamente, para después comenzar a comer como en días no lo hacía. — Soy Toni, ¿y tú?

— Jughead. —el niño sonrió, prometiéndose desde ese instante que la protegería y cuidaría siempre.

𝗚𝗔𝗡𝗚 𝗟𝗢𝗩𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora