Uno

4.3K 492 752
                                    

Mu Qing suspiró.

Aquel día era como cualquier otro en la corte celestial.

Desde aquel incidente, por no llamarlo, casi destrucción completa de la capital celestial. La mayoría de los dioses (principalmente marciales), se reunían una vez a la semana en el salón real, para discutir temas relacionados con templos, adoradores, demonios, fantasmas, o cualquier cosa que los tuviera aún más ocupados de lo que solían estar, o eso solían decir, algunas veces solo era para ponerse al día.

Mu Qing llegó temprano, recién había terminado de clasificar los méritos de la semana pasada, y estaba ligeramente de buen humor gracias a eso.

Se sentó donde solía sentarse casi siempre, con aquella gracia que lo hacía algunas veces parecer un dios de la literatura, y tomó el pergamino que Ling Wen había dejado frente a todos los asientos antes de seguir trabajando como loca, pensó de nuevo que tal vez ella preferiría volver a prisión de tener aquella alternativa.

No pudo divagar más cuando Pei Ming y Pei Su aparecieron caminando lado a lado, no hubo necesidad de que se pusiera de pie, una ligera reverencia de cabeza al unísono de estos dos, mientras el mayor de estos le sonreía, aunque quiso no darle importancia, conocía aquella mirada, el general se traía algo entre manos.

"Escuché que hace unos días saliste de misión con el general Feng" -Pei Ming dio un sorbo a su té antes de continuar-. "Al parecer los rumores de que ahora son buenos amigos son ciertos".

Mu Qing no se molestó en responder, le dio una mirada algo corta, y después de suspirar continuó leyendo el pergamino, aunque el general iba a insistir con el tema, Lang Qian Qiu entró saludando a los tres presentes, y sentándose junto a a él, aunque solía hacerlo seguido, una ligera sensación de temor lo invadió, y no por el príncipe heredero Tai Hua, sino porque por su cabeza pasó el que Feng Xin se sentaría junto a él.

Otros dioses fueron apareciendo saludando a los presentes, exceptuando a Quan Yi Zhen, que no se molestó en siquiera darle una mirada a alguno, Pei Ming inició una vaga conversación con Lang Qian Qiu, mientras Pei Su le preguntaba amablemente a Quan Yi Zhen acerca de los avances con Yin Yu.

El platinado no pudo evitar elevar la mirada al escuchar la respuesta del joven dios, para su mala suerte, recién elevó esta cuando Feng Xin entraba con su arco en la mano y una cara de pocos amigos, Mu Qing estaba por desviar la vista cuando el pelinegro lo miró serio, ambos se sostuvieron la mirada un rato, hasta que Mu Qing escuchó varios murmullos de mal gusto detrás de él, con respecto a la fantasma esposa de Feng Xin, después de la mala mirada que les dedicó, estos callaron de golpe.

Aunque Pei Ming esperaba menos durante toda la aburrida reunión, no pudo evitar sentirse decepcionado al no tener nada más que el odio normal entre los dioses marciales que casi siempre estaban juntos, por lo que, en cuanto terminó la reunión, antes de que estos pudieran irse, habló.

"¿Cómo está su alteza real, el príncipe heredero de Xian Le?" -Tanto Feng Xin, como Mu Qing elevaron la vista, mirándose de reojo durante varios segundos y volviendo esta, algo confundidos, ya que la pregunta no fue dirigida hacia ellos, sino a Quan Yi Zhen, que aunque no quería hablar, y apenas si toleraba a Pei Ming, respondió-.

Sin más que hacer en el salón real, y después de que se quedara a escuchar al rizado, Mu Qing esperó a que Feng Xin se fuera primero para salir después con la mente algo dispersa, comenzaba a preocuparse en realidad, no tenía ganas de discutir con Feng Xin, y al parecer el pelinegro tampoco, pero, si quería hablar con él, desde que habían vuelto de su misión, las cosas se habían puesto extrañas, incluso entendía porque el más alto lo estaba evitando, Feng Xin era demasiado transparente, y aunque lo había descubierto mirándole a mitad de la reunión, no podía sentirse menos confundido.

TE ODIO (𝐅𝐞𝐧𝐠𝐪𝐢𝐧𝐠) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora