Ahora Zeus era mi nuevo compañero de aventuras, era un buen perro a pesar de ser callejero. Aunque no es que me molestara que viviera en las calles. A pesar de que Zeus era un perro de mucha experiencia todavía seguía siendo pequeñito a comparación de otros perros. Por eso habíamos hecho una unión.
Todo empezó aquel día, el tercer día conociéndolo para ser específicos, él había sido bueno y me había enseñado algunas técnicas que todo perro que vivía en las calles debía saber. Estábamos a punto de tomar un buen bocadillo que recientemente un humano había botado en la basura cuando un perro gigante se acercó a nosotros.
—Este bocadillo es mío—Apenas y le había entendido porque no había podido oler su trasero, la conexión no era muy buena y tampoco le había permitido establecer conversaciones conmigo. Cosa que estuvo a nuestro favor.
El perro quiso robar la comida de Zeus y mía, así que a Zeus le mordió la pulga de las ideas y me había susurrado que gruñera. El perro ladrón corrió luego de escucharme, luego Zeus me explicó la situación.
—Ser pequeño es difícil, no intimidas, das ternura. En las calles debes aprovechar ese porte, tus patas crecerán más, Firulais, tus dientes se harán cada vez más y más filosos. Cuando tienes hambre haces lo que sea y si eso incluye una pelea pues debes prepararte.
—No me gusta pelear—le había dicho.
—Así como no te gusta la comida que huele mal. Aquí mi otro consejo, a veces debes usar los dientes y las garras para sobrevivir en las calles, otra veces solo necesitas gruñir y hay ocasiones que solo le debes decir un largo a otro perro.
—¿Cómo se cuándo debo hacer alguna de esas cosas?
—Pues... Lo sabrás.
Después de eso hemos hecho un buen equipo en esta última semana. Y gracias a las estrellas que no había tenido que usar mis dientes y las garras, aun eran muy pequeñas. Hablando de mis patas, mis uñas ya estaba horribles y necesitaba mi paticure urgentemente. Cuando le comenté eso a Zeus no dejó de burlarse de mí. Dijo que mi anterior humana me había convertido en un perro faldero sin la necesidad de vivir en un bolso.
No había entendido nada de lo que me había dicho.
La cosa es que en las calles no hay personal para los perros callejeros. Si quieres limar tus uñas solo debes arrastrar tus patas sobre el asfalto y las uñas se liman solitas, este fue otro consejo de Zeus. Cuando lo intenté fue horrible, si hay algún perrito leyendo esto no lo hagas, me raspé un taquito de mi pata y ahora eso me arde. ¡Necesito mi paticurista! O tal vez unos zapatos que no me lastimen cuando camine sobre el asfalto, tiende a calentarse mucho cuando está haciendo calor.
Para el calor otro de mis mejores amigos había sido la tierra, era tan fría y... asquerosa. Si no tuviera algunos gusanos en ella me arrojaría sobre ella como si de una cama de agua se tratara. Zeus si lo hacía, además según él calmaba las picadas de las pulgas.
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A los ojos de Firulais
Non-FictionMi nombre es Firulais, o bueno, así me llamó un Chihuahua hace un tiempo mientras compartíamos un bocadillo que habíamos conseguido en la basura, según él en Latinoamérica ustedes los humanos llaman a los perros callejeros como Firulais, ningún perr...