Ser golpeado no es divertido. Más aún cuando ser un perro callejero conlleva explorar las calles y buscar algo de alimento. Necesitaba comer para poder sanar, pero los golpes que aquel guardia de seguridad me había otorgado me dejaron fuera de la aventura por unos días.
Zeus como siempre fue un buen compañero, aunque refunfuñaba cada vez que me daba un poco de lo que él conseguía. Por días, aquel viejo chihuahua se encargó de alimentarme, para su mala suerte su hocico no era tan grande como el mío y por ende debía salir unas cuantas veces al día para conseguir alimentos para ambos.
Poco tiempo después vi el cansancio en sus ojos. Me sentía culpable, era el culpable. Nunca debí llevar a Zeus a mi búsqueda de almas puras humanas, mucho menos cuando sabía que había una amenaza grande en los alrededores.
Sin embargo quería volver, quería buscar a Daene. Puede que ese día no haya llegado pero quien me garantizaba que ella iba todos los días.
Quería ayudar a Daene como ella lo hizo esa vez. Su alma era pura, pero tenía un aura de tristeza que me hacía querer ayudarla, quería ayudarla, aun si esa humana no podía ayudarme a mí.
Por eso tracé un plan.
Nombre del plan: Felicidad para Daene.
Objetivo del plan: Conseguir que Daene pueda ser feliz... ¡Ah! Y darme otro baño en esa fuente. El agua estaba genial.
Peligros en el plan: Que Willis aparezca y quiera hacerme daño de nuevo, que Daene no quiera mi ayuda, que Daene no aparezca de nuevo por la fuente y que otro humano quiera lastimarte.
Y fue así como después de recuperarme un poco volví a aquel lugar. Estaba muy cauteloso, no quería ganarme otra paliza. Zeus no estaba enterado de que estaría aquí, le había prometido que no me acercaría más a los humanos, no sólo porque me podía ganar otra paliza sino también porque ellos podrían llamar a la perrera, ninguno de los dos quería que eso sucediera por lo que me prometí ser el triple de cauteloso.
El primer día de vigilancia no me arrojó nada, Daene no apareció. Pero si vi algo diferente, el humano Willis no estaba por ahí. ¿Qué habría pasado con él?
El segundo día de vigilancia fue casi igual, nada de Daene pero una señora muy linda me dio un pedazo de un perrito caliente. Déjenme decirles que la salchicha estaba es-pec-ta-cu-lar.
Historia rápida antes de proseguir con el plan Felicidad para Daene...
¿Sabían que los perritos calientes no están verdaderamente hechos de perros?
Cuando era un gato me encantaba decirles a los perros de la cuadra que los perritos calientes estaban hechos de sus narices y orejas, pero yo realmente no sabía de qué estaban hechos hasta que Zeus me explicó.
Fue extraño, esa vez buscábamos que comer cuando Zeus me dijo que si quería un perrito caliente.
—¡Eres un caníbal! —Había exclamado horrorizado—. ¡Eso está hecho de orejas y nariz de perro!
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A los ojos de Firulais
No FicciónMi nombre es Firulais, o bueno, así me llamó un Chihuahua hace un tiempo mientras compartíamos un bocadillo que habíamos conseguido en la basura, según él en Latinoamérica ustedes los humanos llaman a los perros callejeros como Firulais, ningún perr...