Capitulo 46

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Milagro Navideño de 1976
Capitulo 46

LA TARDE DEL 30 DE DICIEMBRE DE 1976, BAR EL ASTURIANO

PELAYO: Hijo puedes por favor dejar de dar vueltas mirando por la ventana?
MARCELINO: Es que no viene padre… Y si se ha olvidado?
PELAYO: Y que si se olvida? Tienes que entender que tiene cosas más importantes que atender en estos momentos.
Marce se giró dando la espalda a la puerta para hablar a su padre.
MARCELINO: Padre se cree que no lo se? Se perfectamente que usted opina que el futbol es un arma que usa el gobierno para entretener al pueblo y que no les de problemas. Pero una cosa le voy a decir.
Pelayo alcanzó a ver como Amelia se apresuraba por la plaza en dirección al bar.
PELAYO: Hijo…
MARCELINO: No me interrumpa por favor que pierdo el hilo y me pierdo. Pues eso que se la opinión que le merece el futbol pero para Amelia y para mi es especial.
Amelia entró al bar sin que Marce se diera cuenta.
MARCELINO: Y no solo lo digo por el atleti, entiéndame, el atleti es muy importante, bien lo sabe usted pero ver el partido no es lo que más me gusta de ver los partidos con Amelia. Yo he tenido muchas hijas pero ninguna a compartido mi amor por el atleti y que quiere que le diga, me gusta. Verlo con ella no se me hace acordar lo vivido… Como nos vimos forzados a convalecer juntos cuando no la podía ni ver por haber “confundido” a mi hija… “confundido” que palabra eh? Poco sabía yo entonces de que el confundido era yo.
Amelia compartió una mirada con Pelayo mientras oía las palabras de su suegro y se acercaba lentamente a el.
MARCELINO: Sabe que fue su forma de hablar del atleti lo que nos allanó el camino? Fui un grano en el culo en casa de María, Amelia también estaba mala pero no se quejaba y luego mire donde terminó… Nunca olvidaré aquel partido contra la real… El televisor se averió y el desastre de mi yerno Ignacio no tenía una radio en casa, Amelia apareció con una televisión pequeñita y se quedo a ver el partido conmigo. Al principio pensé que querría convencerme para hacer las paces con mi hija y con ella pero que no… Que entendía de futbol padre… y no sabe como… Se sabe las alineaciones del atleti desde que el desgraciado de su padre hizo lo único bueno que le ha hecho en su vida, aparte de engendrarla claro, y eso es el amor por mi atleti… Le parecerá cursi padre pero desde aquel partido gané una nueva hija, aquel partido me quitó la venda de los ojos y por fin pude ver porque Luisita la quería tanto y si es que es tan fácil quererla… Es buena, trabajadora, sabe de futbol, se lleva de mil amores con toda la familia y como quiere a Luisita… Las pobres han sufrido mucho y se merecen volver a estas juntas y arreglar las cosas. Se que todos piensan que soy un burro que no se entera de las cosas pero no.
Amelia hacía rato que había empezado a llorar por las palabras de su suegro.
MARCELINO: Yo me doy cuenta de como se miran, de las ganas que tenían de besarse desde que Amelia volvió. Y yo también, se acuerda del gestito que hacían con el meñique?
PELAYO: No..
MARCELINO: Si hombre… este (Marce agarró el meñique de su padre con el suyo) Se acuerda ahora? Esta era su forma de decirse que se querían cuando había gente delante. Sabe las veces que me he arrepentido de como las traté cuando me enteré de su relación? Al igual que el partido contra la real me ayudo a darme cuenta de que Amelia no era aquel demonio que yo pensaba, saber el significado de ese gesto me ayudó a entender que el ser tan burro las obligó a usar ese gestito delante de mi mientras que iluso de mi pensaba que era un gestito de amistad, como un gesto entre compañeras de piso. No fue hasta que las vi dándose el meñique delante de doña Pía que yo me di cuenta de lo que me gustaba verles hacerlo. No padre, no. Yo no estoy nervioso porque Amelia no llegue a ver el partido… Yo estoy deseoso de recuperar una hija, mi yerna favorita, con la que puedo tanto hablar de futbol como ponerme una mascarilla en la cara.
AMELIA(llorando): Jahhhh
Amelia no puso evitar sacar ese proyecto de carcajada. Marce miró a su padre con preocupación porque lo habían pillado y se giró lentamente. Amelia se lanzó a abrazarlo por la cintura apoyando su cabeza sobre el pecho de su suegro. Marcelino respondió con rapidez rodeándola con el brazo izquierdo mientras que con la derecha le agarraba la cabeza para darle un beso en ella antes de apoyar ahí su mejilla.
MARCELINO: Cuanto llevas ahí?
AMELIA: Lo suficiente suegro, lo suficiente.
Amelia se separó del abrazo dándole dos besos antes de abrazar igual a Pelayo y darle otros dos besos
PELAYO: Hola hija hola, menos mal que has venido porque este hijo mío me tiene hasta los corindrones de tanto futbol. Pasa anda pasa. Permíteme tu abrigo y tu bufanda.
AMELIA: No!!!! La bufanda no! Es que… es que es la bufanda de la suerte, si me la quito no ganamos, verdad Marcelino?
MARCELINO: Claro… Padre esa bufanda no se toca. Ven aquí hija que ha empezado la retrasmisión en el televisor.
Pelayo, receloso, intuyó que algo escondía aquella bufanda.
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LA TARDE DEL 30 DE DICIEMBRE DE 1976, CASA DE LA FAMILIA GÓMEZ-SANABRIA

Manolita estaba planchando en medio del salón cuando Jacques llegó por el pasillo medio a rastras para sentarse en una de las sillas del comedor.
JACQUES: Oh la la Manolita. Como haces para seguir el ritmo de tus hijos?
MANOLITA: Ay hijo…. Que remedio me queda! Aunque he de reconocer que tengo unas hijas que son unos ángeles y siempre han ayudado mucho en casa
CATALINA: Jacques veeeennnn, te estamos esperando para jugar?
Jacques fue arrastrado por Catalina y Manolita siguió planchando hasta que
TOK, TOK, TOK (Tocaron la puerta)
RING.RING (Tocaron el timbre de la puerta)
Manolita fue a abrir la puerta. Era Luisita.
MANOLITA: Luisita hija! Que te ha pasado? Y Amelia? Esta bien ella?
Luisita miró extrañada a su madre sin entender su preocupación.
LUISITA: Nada, por que?
MANOLITA: Que porque? Pero tu te has visto? La ceja abierta y llena de moratones…. Pero vosotras no ibais a estar en el hotel? Quien te ha hecho esto?
Luisita no se había dado cuenta de su aspecto y se moría de la vergüenza por tener que explicarle a su madre el porque de sus marcas.
LUISITA: Mama yo… Amelia y yo no hemos salido del hotel hasta hoy.
MANOLITA: Y entonces los moratones?
LUISITA: Mama… no son moratones, bueno alguno si pero tranquila que nadie me ha pegado.
MANOLITA: Entonces como te los has hecho?
Luisita levantó las cejas jugando con sus manos a lo que Manolita respondió abriendo más los ojos mientras cruzada los brazos cerrándose la chaqueta. Luisita hizo como un gestito de sonrisa con la boca mientras levantaba la cejas de nuevo y movía las manos para arriba. Manolita respondió dejando caer un pie para adelante y levantando las cejas gesticulando un “dime”. Luisita no podía creer que su madre le hiciera decir el porque de sus chupetones.
LUISITA: Mama…. Ayyyy …. Ha sido Amelia, vale?
MANOLITA: Amelia? Pero si Amelia es un sol! Como te va a pegar Amelia, anda hija no digas tonterías y dime como te has esto todos estos moratones en el cuello, estos en el brazo y esa ceja…
LUISITA: Mama ha sido Amelia pero como me va a pegar? No digas tonterías! Ha sido…. Ya sabes…
Luisita no podría creer que su madre fuese tan pánfila.
LUISITA: Mama….. Me los hizo con la boca…. Ya sabes…
MANOLITA: Con la boca? Que te ha mordido? Pero para que te va a mor
Manolita comprendió a lo que se refería su hija y se santiguó.
MANOLITA: Madre del amor hermoso…. Hija no…. Eso no…. No, no, no, no…. Eso no..
LUISITA: Pero mama…
MANOLITA: No, no, no, no Luisita…. Que eso no se lo puedes decir a tu padre…. Que quieres dejarme viuda con todos los gastos que tenemos? No, no, no
LUISITA: Mama por favor. Que vosotros ya sabéis
MANOLITA: Que nosotros que?
LUISITA: Nada, no he dicho nada…
MANOLITA: Haz el favor de cubrirte inmediatamente todo eso y ya pensaremos algo para la cena de mañana.
LUISITA: Cubrirme? Mama, que ya somos adultos… Evidentemente no voy a alardear de mi vida sexual delante de todos pero no me voy esconder como una delincuente.
MANOLITA: Luisita tengamos la fiesta en paz por favor te lo pido. Ya sabemos que sois mayorcitas pero date cuenta hija, ni siquiera  tus hermanas casadas han aparecido así (señalándola de arriba abajo) en casa.
LUISITA: Ya estamos? Mama nosotras nunca nos podremos casar! Nunca podremos jurarnos amor eterno en público pero así lo sentimos nosotras. Mama hace tiempo te dije que Amelia y yo formamos nuestra propia familia, diferente al resto si pero Amelia va a ser mi familia siempre.
Manolita se acercó a su hija, le acarició las mejillas con ambas manos envolviendo la cara de su hija en sus manos.
MANOLITA: Cariño si ya lo se. Sabes que Amelia es una hija más para nosotros y la queremos mucho todos. Pero entiéndenos a tu padre y a mi, y a tu abuelo. Nosotros somos de otra generación, una en la que hablar abiertamente de ciertas cosas estaba muy mal visto. Yo no soy tonta y se perfectamente que no os habéis limitado a hablar estos últimos días, pero una cosa es saberlo y otra cosa en verlo, me entiendes verdad?
LUISITA: Si mama, lo entiendo. Y perdóname. No tengo derecho a echarte nada en cara pero ya sabes como me pongo cuando me pides discreción. Bastante es ocultar nuestro amor al resto del mundo, me gustaría poder sentirnos libres en casa, sin tener que medir nuestras acciones delante de nuestra familia.
MANOLITA: Cariño! Ven aquí!
Madre e hija se fundieron en un abrazo cerrando los ojos. Luisita rodeó la cintura de su madre apoyando su cabeza en el hombro izquierdo, Manolita hizo lo mismo pero con sus brazos por encima de los de su hija.
Jacques entró en el salón parándose en seco al ver aquella tierna imagen. Luisita suspiro profundamente y besó el cuello de su madre antes de abrir los ojos. Cuando los abrió se encontró a Jacques apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y los. ojos llorosos
LUISITA: Jacques, mon chéri!!!
Luisita soltó a su madre para ir corriendo a abrazar a su amigo. Manolita los miró limpiándose las lágrimas de los ojos. Luisita abrazó a su querido amigo por la cintura mientras este rodeaba sus hombros y la besaba en la cabeza.
JACQUES: Luisita mírate! Estas preciosa!
LUISITA: Que haces aquí? No pude creer a Mateo cuando me dijo que estabas aquí! Como no avisaste de que vendrías? Tenia muchas ganas de verte…
JACQUES: Ohh mon ami, me sentía solo en París y me moría de ganas de saber que había pasado con vosotras.
Jacques levantó la cabeza de Luisita por la barbilla inspeccionando su cuello.
JACQUES: Ya veo que las cosas van bien.
Jacques sonrió, Luisita se avergonzó y Manolita la miró poniendo sus manos en la cadera.
MANOLITA: Lo ves hija!
LUISITA: Si mama! Tal vez tengas razón y debería cubrirme un poco…
Los tres rieron ante la reacción de Luisita.
MANOLITA: Bueno, vosotros tendréis mucho de lo que hablar así que me voy a llevar a tus hermanos para que no alboroten, que ganas tengo de que empiecen el colegio!
Manolita dio un par de pasos hacia el pasillo antes de girarse para hablarle a su hija.
MANOLITA: Pero antes, Luisita hazme el favor de ir a tu habitación a vestirte algo.
LUISITA: Mama ya me taparé el cuello después.
MANOLITA: El cuello no hija, ya sabes a lo que me refiero.
Luisita la miro buscando una respuesta ya que no entendía a que se refería. Manolita no dijo nada pero se dio una palmada en el trasero. Luisita la miró sorprendida con la boca y los ojos muy abiertos. Luisita tragó saliva y como una niña a la que riñe su madre le dijo:
LUISITA: Como lo has sabido?
MANOLITA: Ay hija… Una madre es una madre y me doy cuenta de algunas cosas.
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LA TARDE DEL 30 DE DICIEMBRE DE 1976, BAR EL ASTURIANO

AMELIA y MARCELINO: GOOOOOOLLLLLLLLL!!!!
Marcelino y Amelia saltaban como posesos abrazándose celebrando el tercer gol de su equipo. Amelia se soltó la bufanda del cuello levantado el brazo para moverla en círculos mientras su suegro abrazaba a sus amigos. Miro a Pelayo que estaba dentro de la barra del bar y este le hizo un gesto señalándose el cuello que no comprendió por lo que se acercó a él.
AMELIA: Que pasa Pelayo?
PELAYO: Hija el cuello… Tapate antes de que te vea mi hijo, corre.
Amelia se quedó boquiabierta un segundo antes de volver a ponerse la bufanda rápidamente. Marcelino se acercó por detrás apoyando sus manos en los hombre de la chica.
MARCELINO: Que golazo! Que partidazo! Hija el equipo sabe que has vuelto!!! Eres nuestro amuleto hija mía!!!!
Marcelino abrazó por detrás a una sonriente Amelia ante la atenta mirada de un emocionado Pelayo que le guiño un ojo a su recién recuperada nieta. Amelia puso su mano sobre la de Pelayo dándole las gracias.
AMELIA: Como me alegro de volver a estar aquí con vosotros!

Fin del Capítulo 46

Milagro Navideño de 1976Where stories live. Discover now