Capitulo 51

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Pido perdón primero por la longitud del capitulo y, despues, por la parte final. No se que se me ha cruzado por la cabeza para escribir la última parte, será que es cansancio ha afectado a mi escritura ...

Milagro Navideño de 1976
Capitulo 51

NOCHE DEL 31 DE DICIEMBRE DE 1976, CASA DE LA FAMILIA GÓMEZ-SANABRIA

La familia estaba sentada en la mesa mirando a Luisita que estaba de pie en el lado de la entrada contándoles enérgicamente una anécdota de su tiempo en París.
LUISITA: Os lo juro, aquellos niños eran unos demonios. Y mira que yo estoy acostumbrada a tratar con niños traviesos.
MANOLIN, CIRIACO y CATALINA (indignados): Oyeeeeeee
MANOLITA: Haber tranquilidad!
LUISITA: Haber sois traviesos y lo sabéis! Amor como fue la cabalgata de reyes?
AMELIA: Una batalla campal.
MANOLIN y CIRIACO: Oyeeeeee
CATALINA: Es verdad! Pero Marisol y yo nos portamos bien!
LUISITA: Si vosotras dos si Cata pero (mirando a los chicos) vosotros dos!!!
CIRIACO: Solo quisimos coger caramelos!
MANOLIN: Eso es
LUISITA: Tu cállate que fuiste el peor.
PELAYO: Bueno haya paz! Charrita sigue contándonos.
JACQUES: Charrita?
LUISITA: Si Jacques, mi abuelo nos llama así a mi y a mis hermanas.
PELAYO: Así es, todas mis nietas son mis charritas. (mirando a Amelia) Verdad charrita?
Amelia sonrió a Pelayo abrazándose a el.
AMELIA: Verdad Pelayo y para mi es un honor que me diga así.
PELAYO: El honor es nuestro de que formes parte de esta familia.
Todos miraban con ojos amorosos como el cabeza de familia abrazaba a su “nueva” nieta. Amelia lo abrazaba con los ojos cerrados, perdiéndose en lo firmes pero cariñosos brazos de su abuelo Pelayo. Luisita no podía evitar dejar escapar alguna que otra lágrima ante tan emotiva escena. Catalina corrió a abrazar a su hermana al verla llorar. Luisita miró para abajo para encontrar la mirada de su hermana.
CATALINA: No te preocupes Luisi, todas somos charritas.
Luisita se agachó para mirar a los ojos a su hermana menor y la besó.
LUISITA: Si es cierto. No es así abuelo?
Pelayo dejo que Amelia le limpiara la lagrima que recorría su mejilla y le tomo la mano besándola.
PELAYO: Así es charrita. Pero sigue contándonos que te hacían los demonios parisinos.
Todos rieron ante las palabras de Pelayo. Luisita le dio una palmadita en el culo de su hermana para que fuera a sentarse mientras ella se ponía de pie. Catalina corrió hasta su abuelo pidiéndole permiso para sentarse en su regazo, cosa que el orgulloso abuelo acepto de inmediato.
LUISITA: Bueno pues aquellos diablillos no hacían más que buscarme las cosquillas, cuando yo les hablaba no me hacían ni caso, quería jugar con ellos y ellos se ponían a hacer su tarea. Les decía que hicieran su tarea y se ponían a jugar. Pero lo peor fue cuando la madre llego y se los encontró chillando y corriendo como posesos. La madre se me puso a gritar en francés y yo no le entendía ni papa. La madre chillaba, los niños gritaban, el perro ladraba y yo… yo hice lo único que pude en ese momento, sin darme cuenta de lo que hacía me encontré haciendo un sonido gutural que salió desde el estómago.
Luisita paró de hablar ante lo que tenía enfrente: Amelia soltó un PUFFFF sin poder contener la risa. Pelayo intentaba no reír, Manolita miraba con preocupación a su hija, Marcelino escondía su risa con las manos, Jacques no terminaba de entender lo que pasaba y los tres más pequeños miraban a su alrededor sin saber muy bien que pasaba. Catalina se acercó al oído de su abuelo para susurrarle en un tono de voz alto.
CATALINA: Abuelo que es gurtal?
PELAYO: Gutural charrita. Gutural se le dice al sonido que sale desde dentro.
CIRIACO: Como la tripa cuando tienes hambre?
MANOLIN: No hombre no, como el gruñido de un perro, no abuelo?
AMELIA: Exactamente.
LUISITA: Eso es precisamente lo que hice después, hice un sonido como parecido al aullido de un lobo.
Luisita bajo la cabeza avergonzada como cuando se lo contó a Amelia aquel día por la noche. Manolita intentó contener la risa de camino a abrazar a su hija mientras el resto se reía a carcajada limpia. Amelia vio como Manolita intentaba no reírse sin conseguirlo. Y se levantó para relevarla de abrazar a su novia sin para de reír.
AMELIA: Cariñoooo
LUISITA: (le pegó burlonamente en el brazo) No te rias!
AMELIA: No me rio cariño.
LUISITA: Si te ríes! (poniendo morritos)
AMELIA: Ven aquí tonta!
Amelia la abrazó por el cuello sin darse cuenta de que podía quitarle el maquillaje. Puso sus labios cerca de su oreja, dio un mordisquito a su lóbulo y le susurró:
AMELIA: Si sabes lo mucho que me gusta que aúlles como la loba que eres. Arghh…(Hizo como un gruñidito)
Luisita abrió los ojos como platos y le dio un golpecito en el estómago.
LUISITA: Amelia! Aquí no! No delante de toda la familia!
Luisita la abrazó por los hombros por lo que Amelia la abrazó por la cintura.
AMELIA: Amor mío perdóname por no haberme dado cuenta de lo mal que lo estabas pasando en París. Nunca más! Te amo.
LUISITA: Yo también te amo amor.
Las chicas se dejaron llevar por la intimidad de su abrazo y se fundieron en un beso lleno de amor.
CIRIACO: Alaaaaa
MANOLIN: Fiu, fiu (silbido) Buscaos una habitación de hotel!
CATALINA: Para que?
MANOLITA: Para hablar de sus cosas hija. Chicas!!!
Las chicas separaron sus labios y se avergonzaron un poco al ver que todos las miraban. Amelia escondió su cara en el cuello de su novia y Luisita la besó en el cuello antes de darle una palmadita en el trasero.
Las chicas se separaron del abrazo, Amelia se giró mirando hacia el suelo apartándose los pelos de la cara metiéndolos detrás de su oreja como hacia cuando estaba nerviosa, sin acordarse de que no debía hacerlo para esconder el mordisco de su novia.
Catalina se acercó a su hermana haciéndole un gesto para que se agachara.
CATALINA: Amelia ha sido mala?
LUISITA: Amelia? No, porque?
CATALINA: Porque le has pegado en el culo como cuando mama nos riñe por ser malos.
LUISITA: (dejó salir una carcajada) Pufff… No cariño, ha sido por una tontería que me ha dicho al oído.
Catalina la miró con los ojos entrecerrados ya que la respuesta no la había convencido pero lo dejó pasar.
MARCELINO: Bueno mujer loba y que pasó después?
Luisita se levantó y apartó su melena echándola para atrás.
LUISITA: Pues que iba a pasar papa? Me fui de allí, me fui y…. que pasa? Porque me miráis así?
Amelia agachó la cabeza. Marcelino se echó las manos a la cabeza y Manolita fue a la entrada de la casa. Jacques se llevó las manos a la boca mientras Pelayo apartaba la mirada de su nieta y Manolin miraba boquiabierto a su hermana y a su cuñada. Los pequeños estaban igual de perdidos que su hermana. Manolita cogió su pañuelo del perchero de la entrada y se acercó a su hija.
MANOLITA: Toma! Haz el favor de taparte!
Luisita entendió entonces lo que pasaba y miró a Amelia avergonzada perdida mientras se ponía rápidamente el pañuelo en el cuello.
MANOLITA: Mira que te lo avise eh!
MARCELINO (muy nervioso al pensar en la procedencia de aquellas marcas): Aahhhh Que tu lo sabías?
PELAYO: Hijo tranquilo, no es nada malo. Ya está. Tranquilízate.
LUISITA: Papa yo…
MARCELINO: Tu nada. (Señaló a los pequeños con los ojos) Tu nos tienes que terminar de contar la historia de París.
Luisita termino de contar la historia intentando esconder su vergüenza.
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La familia siguió con la sobremesa ya que las chicas debían contarles que iba a pasar a partir de ahora con su relación, Amelia volvería a París sin Luisita aunque seguirían siendo pareja.
Amelia y Jacques no volvían al teatro hasta el día 4 de enero pero Amelia iba a coger un tren a Zaragoza el día siguiente para pasar un par de días con su madre aprovechando la ausencia de su padre por la pascua militar. Luisita, Amelia y Jacques iban a la fiesta de la radio después de las campanadas, Jacques volvería a dormir a casa pero las chicas iban a pasar su última noche juntas en el hotel. Al día siguiente se comprometieron a pasar por el bar para que Amelia se despidiese de la familia antes de partir hacia la estación de tren. Jacques no había conseguido un pasaje para Paris en el tren que llevaría a Amelia a Zaragoza por lo que lo cogió en el próximo al no saber la acogida que tendría, ahora le daba pena marcharse tan rápido.
CIRIACO: Mama yo quiero quedarme con vosotros!
MANOLITA: Ciriaco hijo son ya casi las once de la noche y estáis que os dormís.
Marcelino se acercó a su mujer con su hija pequeña en brazos.
MARCELINO: Vamos hijo que tengo una historia estupenda para contaros.
CIRIACO: Vale pero deja que me despida. (alzando la voz) Cata está dormida y no se entera pero a mi me llevan a la cama. Empezad bien el año y mañana nos vemos no(mirando a Amelia)?
AMELIA: Si cariño mañana pasaré a despedirme antes de coger el tren.
Ciriaco abrazo a Amelia y fue donde Jacques.
CIRIACO: Tu también te marchas con Amelia?
JACQUES: Me marcho mañana si pero ni con Amelia, yo tomaré el siguiente tren. No te preocupes que mañana tendremos tiempo de sobra para jugar.
Ciriaco abrazo a su nuevo amigo. Después abrazó a su abuelo y a sus hermanos dejando a su madre para el final. Agarró la mano de su padre y se fueron hacia la habitación.
Luisita aprovechó la ausencia de su padre para sentarse de lado en el regazo de Amelia que estaba sentada en una de las sillas del comedor mirando hacia el sofá donde estaban Pelayo, Manolin y Manolita.
MANOLITA: Chicas comportaos por favor.
AMELIA: No te preocupes Manolita.
Luisita parecía una gatita restregando su nariz por la cara y cuello de su novia ante la atenta mirada de Manolita quien por mucho que tratara de disimular estaba contenta de ver así de bien a su hija.
Poco a poco Luisita cambió a ir dejando pequeños besos sueltos por el cuello de Amelia mientras esta compartía una conversación con el resto. Manolin y Jacques monopolizaron la conversación por lo que Amelia se centro más en devolver los besitos de su novia que en la conversación. Las chicas se dieron unos dulces besos antes de que Luisita apartase la melena rizada de Amelia para jugar un poquito con su oreja aprovechándose de su posición, al estar sentada de lado el propio cuello de Amelia la tapaba.
Luisita se dedicó a recorrer la oreja con a punta de su lengua haciendo cosquillitas a su novia, cosquillitas que recorrían todo su cuerpo antes de aterrizar en su zona púbica. Luisita estaba tan concentrada que no oyó llegar a su padre. Su padre que podía ver perfectamente lo que hacia su hija al igual que veía la enrojecida oreja de Amelia con las marcas de los dientes de su hija en ella. Marcelino empezó a hiperventilar al imaginarse a su dulce e inocente Luisita mordiendo la oreja de su yerna favorita. Manolita lo vio.
MANOLITA: Marce???
Todos los presentes  alzaron la mirada para ver a Marcelino. Luisita se quería morir de la vergüenza por haber dejado que su padre las viera mientras que Manolita se acercaba a su marido. Al ver el estado de sus suegro Amelia le hizo un gesto a Luisita para que se quitara de encima para acercarse a Marce.
AMELIA: Suegro! Suegro escuche mi voz!
MARCELINO: Ahhh…. Ahhhh (intentando respirar) Tu oreja…. Ahhhh… ahhhh
Manolita tapo la oreja de Amelia que su marido miraba fijamente con un mechón de pelo.
MANOLITA: Marce ven, vamos al balcón para que tomes aire.
El matrimonio salió al balcón.
MANOLIN: Mira que sois….. vais a conseguir que a papa le de un patatús por ser incapaces de dejar las manos quietecitas.
LUISITA: Cállate enano! Abuelo, usted cree que se pondrá bien?
PELAYO: Si hija si, esto es como cuando se marcha al baño a chillar. Le habéis pillado desprevenido, eso es todo.
LUISITA: Pero abuelo si hemos vivido juntas, papa ya debería saber que no solo dormimos juntas y nos damos la mano?
Marcelino, ya recuperado, entro al salón.
MARCELINO: Tu padre lo sabe hija, pero una cosa es saberlo y otra muy diferente verlo en vivo y en directo. Hija yo se que vuestra relación es diferente por el tema legal pero entiende que para un padre es dificil ver que su niñita es ya una mujer que… que… buenos ya sabes que.
Luisita se levantó para ir a abrazar a su padre.
LUISITA: Papa eres el mejor! (beso)
MARCELINO: Gracias hija pero si no quieres dejar a tus sobrinos sin abuelo y a tus hermanos huérfanos no vuelvas a… ya sabes…. Y tu Amelia, lo mismo digo! Dejadme vivir feliz en mi ignorancia.
Amelia se acercó a abrazar a su suegro haciendo un sándwich, Luisita y ella vendría a ser el pan de un bocadillo de Marcelino.
AMELIA: Lo que el mejor suegro del mundo quiera. Guapo!!!

Fin del Capítulo 51

Milagro Navideño de 1976Where stories live. Discover now