Capitulo 41

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Milagro Navideño de 1976
Capitulo 41

TARDE DEL 29 DE DICIEMBRE DE 1976, BAR EL ASTURIANO

La familia entera se interesó por Jacques al conocer su identidad. Querían saber de la vida de las chicas en París, del éxito cosechado por Amelia y de como la afecto la ruptura con Luisita. Amelia se empeñaba en mostrarse fuerte pero sabían que en el fondo lo tuvo que haber pasado mal.
Pelayo se marchó a descansar a casa porque llevaba al pie del cañón desde el punto de la mañana, la ausencia puntual de su nieta y la recuperación de su nieto lo obligaban a trabajar más horas en el bar.
Jacques les contó un poco por encima las ida y venidas laborales de Amelia y el porque de su regreso hace dos meses. Como él fue quien la llamó para insistirle que no podía rechazar el espectáculo del Moulin Rouge. Y el que la acogió cuando regreso devastada a París, y como la había cuidado, se había echo cargo de ella y la había animado a seguir adelante, aunque sólo fuera para que Luisita se sintiera orgullosa de ella. Así fue como poco a poco consiguió sacarla de aquel pozo, siendo su amigo y su confidente.
JACQUES: Amelia me mataría si supiese que os he contado todo esto pero vosotros sois como su familia, no, vosotros sois su familia junto con su madre. Ella no solo perdió a su gran amor, os perdió a todos vosotros y allí estaba sola. Ya sabéis como le gusta aparentar que ella sola puede con todo y que no necesita a nadie. Gracias a dios confió en mi y conseguí derribar su muralla, se abrió a mi y nos convertimos en inseparables. Y Luisita? Como esta ese torbellino alocado que tanto quiero y echo de menos?
Mateo entro justo cuando Jacques preguntaba por Luisita y se acercó al oír el nombre de su amiga.
MATEO: Buenas tardes familia y compañía, he oído el nombre de Luisita? Se sabe algo de ella? Lleva un par de días sin aparecer por la radio. Es por lo que dije de Amelia? Porque era una broma.
MARCELINO: Mira chaval, no me lo recuerdes si no quieres que la tengamos eh!
Jacques no podía apartar la mirada de Mateo, se levantó alargándole la mano para que se la estrechara.
JACQUES: Bonjour mon chéri, me llamo Jacques. Soy amigo de Amelia y Luisita en París.
MATEO: Encantado Jacques.
Marcelino y Manolita se excusaron pero debían atender el negocio.
MANOLITA: Jacques no te importa no? Tenemos que empezar a preparar la comida para las cenas.
JACQUES: No te preocupes Manolita, Mateo me hará compañía, verdad?
MATEO: Otra cosa no pero yo tengo conversación para rato.
MANOLITA: No lo líes eh! Jacques no te dejes liar por las ideas de este… muchacho.
JACQUES: Guarda cuidado, nos portaremos bien.
Jacques posó su mano sobre la mano de Mateo a quien un pequeño calambre recorrió su cuerpo.
JACQUES: Perdóname Mateo, voy un momentito al baño.
Mateo lo siguió con la mirada quedándose como embobado mirando la puerta. Fede entró por la puerta y no perdió ocasión de burlarse de su amigo.
FEDE: Madre mía Mateo, no me hace falta ver a la chica que ha entrado al baño par saber que está como un tren.
Mateo no podía articular palabra.
FEDE: Pero es para tanto Mateo? Mateo?
Jacques salió del baño para acercarse a la mesa donde había dejado a Mateo. Fede lo miró extrañado sin terminar comprender la reacción de su amigo pero le extendió la mano a Jacques.
FEDE: Hola yo me llamo Fede, de Federico. Encantado.
JACQUES: Yo soy Jacques. Enchanté.
FEDE: Francés?
Mateo se levantó rodeando a su amigo por los hombros.
MATEO: Si es amigo de Luisita, de cuando vivía allí. Jacques perdona pero nosotros nos tenemos que ir.
FEDE: Pero si yo venia a
MATEO: Venias a por mi para irnos a eso que teníamos que hacer tu y yo, te acuerdas?
Fede intuyó que Mateo quería salir de allí cuanto antes por lo que le siguió el rollo.
FEDE: Claro si, aquello que hablamos ayer.
JACQUES: Que pena! Me hubiera encantado pasar un rato con vosotros. Pero que se le va a hacer, voy a pasar unos días en el barrio, espero volver a veros.
Jacques se acercó a Fede para despedirlo con un beso en la mejilla, luego se acercó a Mateo dándole un beso un poquitito más largo. Todo el bar se quedó mirándolos extrañados de ver a un hombre despedir a otro hombre con un beso. Manolita quiso romper el hielo y le dio un codazo a Marcelino para que la siguiera.
MANOLITA: Estos franceses son de lo que no hay, verdad Marcelino?
MARCELINO: Si, si, si , si… cuando yo estuve allí haciendo el cursillo para chef todos se despedían con un beso.
Mateo se quedo inmóvil después de aquel beso.
FEDE: Vamos? Mateo?
MATEO: Eh… Si, si, vámonos Fede.
Los chicos salieron del bar y cuando estaban en la mitad de la plaza Mateo se giró un segundito para mirar al bar. Fede se dio cuenta y quiso hablarle con tacto.
FEDE: Mateo? Que te pasa con ese hombre?
MATEO: No lo se Fede, no lo se. Es extraño.
FEDE: Pero extraño como?
MATEO: No lo se. Antes me ha dado la mano y he sentido como un cosquilleo por el cuerpo.
FEDE: Mateo puedo decirte algo sin que te enfades?
MATEO: Por supuesto. Soy mucho más guapo que tu pero…
FEDE: Mateo hablo en serio.
Mateo se calló poniéndose serio para escuchar a su amigo.
FEDE: Te acuerdas de cuando conocimos a Marina? Yo no quería reconocer mis sentimientos por ella y tu insistías?
MATEO: Como no me voy a acordar. Era evidente vuestra atracción pelón.
FEDE: Mateo ese cosquilleo del que hablas lo sentí yo cuando le di la mano a Marina por primera vez. No quiero que te enfades pero crees que seria posible que te sientas atraído por el amigo de Luisita?
Mateo paró en seco su paseo mirando a la lejanía pensativo.
MATEO: Tu crees Fede? No es posible… Yo intento ligar con todas las mujeres que veo…. Yo soy un ligón… Yo…
FEDE: Mateo tranquilo. Respóndeme  a una simple pregunta. A cuantos mujeres has tomado en serio.
MATEO: A ninguna Fede… Sabes que soy un picaflor. Tu crees que yo soy…. Que a mi me gustan los…
FEDE: Yo no creo nada Mateo y nunca te juzgaría, eres mi amigo, ya lo sabes. Pero acaso no estas pensando en Jacques ahora y no gustaría volver a verlo?
MATEO: Si. No. Si…. Si quiero Fede pero no puedo… Que dirían en casa? No puedo ser…
FEDE: Mateo tu familia te quiere per eso no es lo importante ahora. Ahora debes aclarar tus sentimientos y aclararte esa cabecita. Vamos anda.
Los chicos se alejaron de la plaza en silencio antes la atenta mirada de Jacques desde dentro del Asturiano.
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HABITACION 206 HOTEL GRAN VIA, 21h30min

LUISITA: Estas segura? Yo no me veo tan bien.
Luisita llevaba un vestido de Amelia y se miraba al espejo. Amelia se acercó por detrás abrazándola por la cintura, dándole un beso en el cuello y apoyando la barbilla sobre su hombro.
AMELIA: Estas preciosa cariño. Además no tienes tiempo de cambiarte de ropa si no quieres que lleguemos tarde.
LUISITA: Pero es que a ti te queda tan bien este vestido, me siento ridícula en tu ropa, parezco una copia barata.
AMELIA: No digas tonterías amor, estas espectacular y voy a ser la envidia del salón en cuanto entremos agarradas del brazo.
LUISITA: Gracias amor mío.
Luisita le dio un beso en los labios, ambas limpiaron las marcas de pintalabios de la otra y salieron de la habitación agarradas del brazo. Tomaron el ascensor para bajar a la planta principal y fueron directas al comedor del restaurante. El camarero las guio hasta su mesa ante la atenta mirada de los comensales hombres. Una vez se hubieron sentado Amelia expendió su bazo izquierdo tomando el meñique de la rubia con el suyo.
AMELIA: Has visto cariño! Todos los hombres te seguían con la mirada. Estúpidos… Soy yo la que arrancará este vestido de tu cuerpo esta noche.
Las chicas separaron sus manos cuando el camarero les trajo el vino y les sirvió una copa a cada una dejándoles la carta para que eligieran la cena. Luisita levantó la copa para hacer un brindis.
LUISITA: Por nosotras y por una vida juntas por muchos kilómetros que se entrometan!
AMELIA: Por nuestro amor!
Las chicas compartieron una cómplice mirada mientras bebían de la copa. Luego empezaron a hablar de todo y de nada disfrutando de la cena ajenas a todo lo que las rodeaba. Disfrutando de su compañía y hablando de su pasado como amigas que se enamoraron, los altibajos de su relación y del futuro que querían compartir.
Una vez terminada la velada las chicas volvieron a la recién arreglada habitación en la que Amelia había pedido que colgaran estrellas y una luna en el techo. Siguieron con su romántica noche bailando bajo la luz de la luna y haciendo el amor de una forma pausada después de haber satisfecho la necesidad que habían acumulado en dos meses en el ultimo día y medio. Una vez dada por terminada su cita las chicas se quedaron dormidas abrazadas.

Fin del Capítulo 41

Milagro Navideño de 1976Where stories live. Discover now