16. ¿Qué piensas Alexander?

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¿Qué? ¿Mi auto? La chica debe estar bromeando. Esperaba todo menos eso.

Yo: ¡Qué graciosa eres!

Alejandra: ¿Qué esperabas? ¿Vas a venir o no? Tengo que comentarte...

Yo: No puedo ir, Valeria está mal. ¿Qué sucede?

Alejandra: Ah, espero y se recupere pronto... Bueno, la verdad, no me importa. Quiero comentarte que el fin de semana no estaremos, saldré de viaje con mi familia y mis amigos.

Yo: ¿Qué? ¿Ismael irá?

Alejandra: Dije familia, genio. Ismael y la abuela por si no entiendes.

Yo: Pero... No puedes... ¡Ya qué!

Alejandra: Cuídate, nos vemos pronto.

Yo: Bye.

Estoy tan impaciente por ir a casa de los Becker, esta situación con Valeria me pone de malas y ahora resulta que Alejandra se llevará a Ismael todo el fin de semana, dijo que iría con unos amigos. Estoy seguro que esos amigos son ese trío que está justo ahora en su casa, me pongo aún peor al imaginar a Alejandra dando un paseo romántico con Rodrigo mientras nuestro hijo está en el abandono, podría ocurrirle algo a causa de esos dos.

¡Dios! Tallo mi cara y suspiro cuan perdedor rodeado de soledad, recelo, deseos de pasar tiempo con mi hijo, pero mi deber ahora no es solo con Ismael, yo mismo me metí en esto.

Tres horas han pasado y sigo aquí sentado, me pongo de pie y subo a la habitación, quizás Valeria se durmió y puedo salir a dar una vuelta, aunque esa vuelta se convierta en una visita a Ismael, si alguien leyera justo ahora mis pensamientos, pensaría que soy un desesperado y estaría en toda la razón.

Abro la puerta lentamente, pero toda gota de esperanza desaparece cuando veo a Valeria sentada, viendo una película.

— Perdón, no quería interrumpir.

Voy a cerrar la puerta y salir nuevamente, pero la voz de Valeria me detiene.

— Espera..

— ¿Sí? — tal vez vine en el momento justo y ella necesita algo.

— ¿Puedes quedarte un rato? — dice casi suplicando.

— No creo que sea...

— ¡Por favor! Solo veamos esta película juntos, luego te puedes retirar si quieres, llamaré a mi amiga Lorena, ella me cuidará.

— No tienes que llamar a nadie — la regaño — estamos juntos en esto.

Tomo asiento en un pequeño sillón, no quiero incomodar a Valeria, me cuestiono muchas veces si debí acceder a estar aquí con ella, pero al final es solo una película, no está ocurriendo nada más; somos dos personas maduras y civilizadas, no guardo ningún tipo de rencor hacia Valeria, sé que hizo muchas estupideces, pero yo tampoco soy un santo, estuve tanto tiempo con ella sin amarla, supongo que fue por el miedo a la soledad, desde que la conozco ha sido la única a la que le puedo decir lo que sea sin temor a ser juzgado, aunque eso cambió cuando decidió serle más fiel a mi padre y contarle cada plan o decisión que yo tomaba.

Y lamentablemente eso es algo que detesto en una persona, se supone que si es mi pareja, debo confiar en ella, estar tranquilo al saber que conoce cada una de mis imperfecciones, mis debilidades y sobre todas y cada una de ellas, está su amor incondicional, se supone que debo dormir a su lado sabiendo que es mi ayuda idónea, somos uno solo, mi dolor es su dolor, mi llanto es su llanto, mi alegría es su alegría, aún mis secretos siendo secretos, son los suyos también.

¿Me enamoré de Alex?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora