19. Fue un accidente

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Intento guardar todo el equipaje pero la desesperación me lo impide, respiro profundo, sin embargo, no logro tranquilizarme. Ismael ha sufrido una caída y al parecer sufrió daños en su tobillo, no pude ver con exactitud su estado, Alexander corrió en busca del automóvil, intenté ir con ellos pero la abuela y Sam me lo impidieron.
Una vez recogidas las maletas, vamos de camino en busca del automóvil de Rodrigo, todos en silencio, Andy se ha ido con Coleman, sé que ella estará al pendiente de lo que necesite Ismael.

Al ver mi cara de preocupación Rodrigo me ha explicado que fue un accidente, Coleman nunca le quitó los ojos de encima a Ismael, pero el terreno era engañoso y para su desgracia el pequeño se paró en una roca que estaba mal ubicada, ni siquiera estaba adherida al suelo. Pero, en realidad, eso no me interesa, no quiero saber como pasó, solo quiero saber que Ismael estará bien.

El camino de regreso se me hace eterno, sé que estás cosas pueden pasar, es algo normal, y no culpo a nadie, pero pude evitar esto, me confíe y permití que saliera a escalar la tonta colina.

Cuando por fin consigo señal en mi celular llamo a Andy quien inmediatamente contesta, me pide que me calme y me asegura que todo está bien, el doctor ya está revisando a Ismael, eso me alivia un poco.
La abuela toma mi mano y me dedica una de sus cálidas sonrisas, siento que intenta ser fuerte, siempre lo ha hecho para brindarme una figura de protección y siendo honesta, lo logra. Ella hace mi corazón tranquilizarse, tan solo su tacto me hace sentir tranquila, segura y que todo estará bien.

Una vez en el estacionamiento hospital mi nerviosismo vuelve y camino rápidamente en busca de Coleman y Andy. Los veo sentados en la sala de espera.

— ¿Donde está? — es lo único que puedo articular.

Coleman se pone de pie y toma mis manos, ¡Dios! Pienso en ¿por qué las personas piensan que tomandome las manos me van a tranquilizar? Pero me doy cuenta al instante que solo está evitando que me coma las uñas, hace mucho no lo hacía, espero y ese hábito horrible no vuelva.

— Pondrán un yeso en su tobillo, el doctor está en ello, pero tendremos que estar unas horas aquí.

— ¿Puedo verlo?

— Aún no...— vuelve a su asiento y su rostro luce más serio de lo normal, tanto que da miedo — sé que piensas que esto es mi culpa, que debí estar más atento, pero jamás me imaginé que eso podría ocurrir.

Durante unos segundos me quedo en silencio, quisiera culparlo y discutir con él como siempre lo hago, pero esta vez no puedo, ahora entiendo porqué Rodrigo se adelanto a detallarme los hechos, de no ser así, estaría aquí imaginando mil escenarios y culpando al padre de mi hijo.

— No fue tu culpa — tomo asiento a su lado — esto pudo haberle pasado aun estando bajo mis cuidados, de hecho, le pasaron cosas muy raras. De todas formas, ¡bienvenido! Así se siente ser padre.

— Es una locura. — me dedica una sonrisa débil.

— Lo es.

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La abuela me ha traído un café, no me he movido de la silla desde que llegué a este hospital, ni siquiera siento mi trasero.
Coleman camina de lado a lado hablando por teléfono, supongo que habla sobre trabajo o habla con su loca mujer.

— Abuela... — llamo su atención — ¿recuerdas la última vez que estuvimos tanto tiempo en un hospital?

— Lo recuerdo — su mirada se entristece — con una parte del corazón rogaba a Dios por la vida de tu hermana, pidiéndole que se salvara y con la otra parte del corazón rota por la muerte de mi hija y tu padre.

— Los perdimos a los tres abuela, primero papá y mamá y luego Susan — un nudo se forma en mi garganta — aún así, saliste adelante, lo superaste.

— Fue algo difícil, pero aún conservaba algo muy valioso, Alex.

— ¿Qué? — interrogo con curiosidad.

— La fe.

Intento responder algo, pero la verdad es que la abuela me ha dejado sin palabras, su fe ha permanecido intacta a pesar de todo lo que hemos vivido.

— Te imaginas como sería si... — todo lo que voy a decir es olvidado totalmente y mi boca se abre automáticamente al ver quien ha llegado al hospital.

Valeria.

Andy se percata de la presencia de esa mujer e inmediatamente se sienta a mi lado a susurrar insultos dedicados totalmente a ella.

— No puedo creer que tenga el descaro de aparecerse por aquí después de todas las molestias que ha causado. — dice la abuela entre dientes.

— Solo deben ignorarla — respondo — esa mujer no merece nuestra atención.

Intento parecer indiferente, de reojo puedo ver que está platicando con Coleman, al parecer lo está consolando. Realmente me molesta su presencia, de ningún modo voy a permitir que se acerque a Ismael, no quiero ese tipo de víboras cerca de mi hijo.

Pero, ¿qué pasará si se casa con Coleman? Ismael tendrá que visitarlo y ella estará ahí junto a su hijo, pobre criatura, no merece tener una madre así, no me gusta juzgar a la gente, o tal vez sí. De todas formas, ella es una persona horrible, sé que se llevó a Ismael a esa heladería para hablarle de su padre por algún motivo y estoy segura que ese motivo es egoísta y cruel, de ninguna forma intentaba ayudar o le preocupa mi hijo.

Lo peor de su embarazo es que no podré golpearla ni arrancarle el cabello.

— Alex, la tipa viene hacia aquí. — anuncia Andy en susurro.

Volteo en su dirección y efectivamente, la bruja está frente a mí.

— Hola, chicas. — saluda y sonríe con descaro.

— ¿Quieres que te cuente de la vez que ataqué a un tipo con una botarga de payaso? — dice Andy.

Me causa gracia la cara de confusión de Valeria pero me interesa más la historia.

— ¿Por qué no me contaste esa historia? — me dirijo a Andy.

— Es que justo ahora que veo a Valeria vino a mi mente la cara de la botarga, era un payaso horrible.

— ¿Y por eso le pegaste? — no puedo evitar reír.

— Disculpa, preciosa, pero no vine a escuchar tu historia ni ser comparada con un payaso.

Valeria luce molesta, me encanta.

— ¿Entonces? — Andy entrecierra los ojos y se cruza de brazos.

— Vine para ver como estaba el niño. — Valeria quita su vista de Andy y ahora me observa fijamente — sé que no iniciamos de la mejor manera, Alejandra, pero el niño no tiene nada que ver en esto, quieras o no ahora soy parte de su vida.

— ¿Terminaste? — me pongo de pie.

Inmediatamente Coleman se acerca y sigilosamente aleja a Valeria de mí. ¡Muy bien hecho! En cualquier momento pude olvidar que estaba embarazada y nuevamente su cara estaría acariciando mi puño.

— Este no es el lugar ni el momento para un escándalo. — sentencia Coleman.

— Sólo alejala más de mí y todo estará bien. — advierto.

— ¡Hermano! — exclama una voz masculina que llama la atención de todos en la sala.

El chico trae un traje de oficina, luce elegante y su sonrisa me es familiar.

— ¿Quien es? — pregunta Andy.

— Es Mario — responde Valeria quien lo observa con una cara de incomodidad — el hermano de Alexander.

¿Me enamoré de Alex?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora