11. El día más raro de mi vida

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Tapo mi boca enseguida, olvidé que soy Coleman. ¡Tonta Alejandra! ¡Tonta! Pero eso no es lo peor, ahora que lo pienso, ¡golpeé a una mujer embarazada!

— ¿Qué? — Dios, su cara es un poema justo ahora.

— Es una broma, querida.  — intento hablar como Coleman, con su seriedad y cinismo cuando lo amerita pero es inútil, nadie es mejor que Coleman siendo Coleman.

— Como sea, tenemos que casarnos lo antes posible, mi amor  — da pequeños aplausos como retrasada.

— ¿Casarnos?  — hasta me cuesta tragar saliva.

— Claro, ¿vendrá nuestro hijo, cierto?

— ¿Tenemos otro hijo?  — la mujer niega con la cabeza y ríe.

— Bueno, tu hijo.

— ¿Hablas de Ismael?

Ella asiente. ¿Cómo puede considerarse madre de mi Ismael? En serio que esta mujer es una...
No voy a pensar cosas malas y feas por su culpa.

— Cariño, tengo trabajo. ¿Puedes retirarte?  — espero y no se ponga como histérica.

— No te preocupes, de todas formas ya me iba  — intenta acercarse para despedirse y la esquivo por completo.

Ella toma su bolso y me amenaza con vernos en la cena, bueno, no fue una amenaza, solo me avisó. Coleman dijo que después del almuerzo podía volver a casa e intentar solucionar este problema, así que por las dos próximas horas me quedo sentada como una momia en su oficina, esperando con ansias poder largarme de este lugar.

Me preguntó que estará pasando en casa, o con Andy, con Sam. Si Victor llama y Coleman responde podría ser desastroso, él podría tomar decisiones o hacer comentarios erróneos sobre el manejo del viñedo y por si fuera poco, hoy era mi cambio de look.

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— ¿Cómo se ha portado Ismael? ¿Cómo está todo por aquí? ¿Llamó Andy, Victor o Sam?

Coleman parece no procesar cada una de mis palabras, cuando estoy nerviosa suelo hablar muy rápido e incluso me trabo al pronunciarlas.

— Ismael ha estado muy bien. ¿Quién es Victor?

— ¿He tenido llamadas o no?

— Pues no ha llamado ningún Victor, Sam tampoco y Andy sí llamó pero le dije que cambiamos de cuerpo y que estabas en mi oficina haciéndote pasar por mí, mientras yo veía películas toda la mañana con mi hijo.

— Espera, ¿qué?

— Es broma, no le dije nada a Andy, piensa que estás en tus días.

— No eso, tonto.  — respondo molesta  — ¿dejaste al niño ver películas toda la mañana?

— ¿Qué esperabas?  — se cruza de brazos y ríe.

— ¿Por lo menos comió algo?  — comienzo a dudar de su responsabilidad.

— Claro, y ya comienza a preguntar cosas  — susurra  — le parece extraño que no me haya bañado todavía.

— ¡No lo harás!  — sentencio  — inventate algo.

Es tan extraño ver mi cuerpo de pie frente a mí y tener que regañar a la persona que está en él. Coleman camina hacia la sala de estar y he de decir que lo hace de forma muy graciosa, es como una Alejandra versión varonil, el hombre no sabe comportarse.

Ismael aparece y me envuelve en un abrazo, hago lo mismo y no lo quiero soltar, lo extraño tanto.

— Papá, creo que me quedaré con los ojos cuadrados.  — comenta.

¿Me enamoré de Alex?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora