《Tal Para Cual》《YOONMIN》

Consecuencias

Un quejido salió de sus mullidos labios cuando trató de reincorporarse sobre la cama. Su frondoso trasero dolía. Recordándole, de esta manera, los eventos de la noche anterior.

Chasqueó la lengua. Quizás haber provocado a Yoongi no había sido muy sensato de su parte.

Definitivamente su error fué retarlo poniendo en tela de juicio su virilidad y resistencia en la cama.

"Maldito Yoongi, ni siquiera me puedo sentar bien". -maldijo cuando recuerdos de la manera ruda y salvaje con la que el alfa lo había embestido una y otra vez durante horas habían invadido su memoria.

Una risa nasal lo hizo girar su cabeza en dirección a dónde estaba el baño y, de manera automática, una mueca de disgusto se dibujó en su rostro al ver el brillo de burla con la que era observado.

--¿Te duele algo, Jiminie? -cuestionó el alfa con una sonrisa cínica que hizo enojar un poco más al omega.

¿Estaba dispuesto a darle el placer a ese tonto de saber cuán dolorido estaba su preciada entrada?

Já! Jamás.

--Pero por supuesto que no. Estoy perfectamente bien ¿que no me ves? -respondió poniéndose de pie. Sin embargo, no se animó a dar un solo paso.

Estaba seguro que eso lo delataría.

--Entonces toma un baño. Ya es tarde. -contestó Yoongi, haciéndolo fruncir el ceño confundido.

--¿Tarde para qué? -cuestionó sentándose sobre la cama pero luego decidió acostarse nuevamente ya que al menos acostado no dolía tanto.

¡Maldición! ¿Cómo es que algo que había disfrutado tanto la noche anterior, ahora lo hacía sisear del dolor?

Quizás debió hacerle caso a Yoongi cuando le había sugerido parar o al menos bajarle a la intensidad.

--Para ir a trabajar. -obvió el mayor --¿O es que estás indispuesto? -la burla presente en esa simple pregunta provocó que Jimin le mirara mal.

--Sí, sí. Adelántate. -pidió, sus palabras siendo amortiguadas por una almohada.

Escuchó los pasos en dirección a la salida y como la puerta era abierta.

--Ah, Jimin. La chica con la que estaba hablando anoche... -empezó a decir con calma el mayor y el omega levantó la cabeza de la almohada para mirarlo con extrañeza --...Era Yuri.

Tras decir aquello, se apresuró a salir y cerrar la puerta al ver la expresión de sorpresa y enfado pintado en el rostro del rubio.

--¡HIJO DE...! -gritó Jimin colérico, mientras lanzaba con todas sus fuerzas la almohada entre sus manos en dirección al pálido. Lástima que este había cerrado la puerta antes de que lo alcanzara.

Jimin se dispuso a abandonar la cama e ir hacia el baño, olvidando por completo el dolor en su entrada.

Un jadeo de sorpresa abandonó su boca al abrir la puerta. Su pequeña y regordeta mano fue hasta sus labios al ver como la bañera había sido previamente preparada. El agua estaba tibia, comprobó. Y el olor de aceites esenciales presentes en ella era exquisito. Su cuerpo se relajó y el enojo se disipó por completo.

--Estúpido. -susurró, para luego adentrarse al agua con una sonrisa boba pintada en sus labios.