Cartas

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Capítulo 9

La brisa de verano movía mi cabello suavemente, le di un sorbo al té helado en aquella pequeña y delicada taza de porcelana blanca, ilustrada con algunas pequeñas flores rosadas.

Observé a mi alrededor y sonreí, debía admitir que la mansión Van Ewen era hermosa, en espacial el jardín trasero, donde me encontraba merendando junto a mi madre, Dafne.

El lugar había sido decorado con fuentes y grandes árboles que parecían sacados de un cuento fantástico.

A lo lejos podía observar el campo de entrenamiento, donde los caballeros de mi clan se encontraban luchando.

Y un gran espacio lleno de flores de todos los tipos, gracias al pasatiempo de Dafne por la jardinera.

Observé de reojo a la mujer frente a mí, su cabello pelirrojo caía en hondas al igual que el mío, sostenía la taza con elegancia, y a pesar de no llevar maquillaje, y un simple vestido sin corsé color beige, su belleza era inigualable.

Pero no solo era la belleza lo único resaltable de ella.

Dafne Van Ewen había asistido a la academia imperial a mi edad, siendo la mejor alumna de su generación, no solo era una belleza, era inteligente, y sobre todo poderosa.

Su magia estaba relacionada con la tierra, y por lo que sabía, aquella delicada mujer, era capaz de mover una montaña entera por sí misma.

Ciertamente era algo aterrador, que alguien tan delicada, tenga tal poder dentro de ella.

-¿Estás nerviosa, hija?- Preocupada cuestionó la pelirroja.

-No, en realidad no.- Me encogí de hombros.- ¿Y tú, Madre?-

-Tu padre espera grandes resultados de esta prueba, pero en cuanto a mí, yo solo deseo que estés sana.- Suspiro.

-Padre siempre espera demasiado.- Rodé los ojos.

-Él es un hombre exigente, si.- Asintió con la cabeza.- Pero fue su exigencia la que hoy asegura su posición en el reino, tal vez no lo diga, pero te exige porque conoce tu potencial.-

-Mmm.- Respondí con una mueca no muy convencida.

-Mi Lady, le han llegado dos cartas.- Tanya depósito ambos sobres sobre la mesa.

-¿A mí?- La observé desconcertada.

-¿De parte de quién?- Indago curiosa Dafne.

-Una es de parte de Lady Serena...y la otra...mmm.- Trago en seco, y me sonrió con picardía.- Es de parte del príncipe Nicolás.-

Me ahogue con él te y comencé a toser.

-¿Qué-qué?- La mire incrédula.

-Vaya, vaya, tu padre tenía razón después de todo.- Dafne rio divertida.

-¿Con que tenía razón yo, querida?- Edgar hizo aparición en el momento menos indicado.

Trague en seco, y comencé a balbucear nerviosa.

-Nuestra querida Lila, ha recibido una carta del mismo príncipe Nicolás.- Respondió la mujer con cierto deje de orgullo en su voz.

-¿Eso es cierto?- La mirada del hombre se dirigió hacia mí, incrédulo.

Avergonzada me limité a asentir con la cabeza, enseñándole la carta.

Una sonrisa llena de orgullo se dibujó en su rostro, confundiendo tanto a Dafne como a mí, usualmente él no sonreía.

¡No Moriré Otra Vez! /Editando/ Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora