Capítulo 28: Fiesta

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Los primeros rayos de Sol despuntaban en la playa cuando Zoe apareció preocupada por nuestra ausencia. Tenía pinta de estar cansada, no había dormido en toda la noche buscándo dónde estábamos. Al hallarnos hablando en la escollera tan tranquilos y riendo se alivió.
-Dios mío, estáis aqui...
Se acercó hasta nosotros y miró aterrada mi brazo.
-¿¡Que has hecho!?
-Tranquila, no hay peligro... ¿no recuerdas?
Recordó que no era sangre y me dió una bofetada en la nuca.
-Igualmente, cuídate...
Me cabreaba que se preocupara tanto, pero me cabreaba conmigo mismo. No podia aceptar el rechazo, algo me unía a ella y no podía pasarlo por alto.
Sugirió que volvamos, estabamos a tiempo de darnos una ducha y desayunar en el hotel. Zafiro asintió, le parecía buena idea, yo prefería quedarme alli, pero tarde o temprano había que volver, y mejor que fuera temprano.

En el camino de regreso, Zafiro me devolvió el regalo para ella, y con un solo gesto me dijo que no me rinda. Que valia la pena seguir adelante.

Una vez dentro, Zoe me despojó de la camisa y se puso a tratar mi brazo con cautela.
-¿Con qué te has peleado ahora?
-Conmigo mismo, por suerte Zafiro llegó antes de que hubiera algún muerto.
Paró de curarme, pareció reprimir un comentario y siguió trabajando, en profundo silencio y sin mirarme.
-Ve a ducharte, apestas.
-Pero si no sud...
Me miró sería, no me quería cerca en ese momento.
-Está bien...
Fui a coger mis cosas y entré a la ducha, dejando que el agua caliente relaje el músculo bajo las escamas.
-No se que hacer...
La ducha relajó mis sentidos, que estaban más sensibles que nunca, podía contar cada gota que caía sobre mi, como el calor atravesaba la gruesa capa de escamas y se dispersaba por mi cuerpo, notaba cada pulso del generador de mi interior. Decidí sentarme y cerrar los ojos, volviendo a meterme en aquel profundo abismo de cadenas.

Mientras tanto, Zoe se acercó con duda a la puerta del baño, apoyando su mano para empujarla y abrir.
-Dante, si tu supieras...
Se sentía fatal, era consciente de mis sentimientos, pero no se atrevía a dar el paso.
-Hago daño a todo el que se me acerca... y no quiero que eso te pase a ti...

Apoyó la cabeza en la puerta y las lagrimas salieron solas. Descendían por sus mejillas en contra de su voluntad, pero no aguantaba más, estuvo mucho tiempo reprimiendo el dolor de sentirse sola estos años.
-Maldito tonto con escamas...
Se le escapó una sonrisa que cortó el trayecto de sus lagrimas. De repente abrí la puerta y cayó sobre mi, que sólo iba con un pantalón. Me miró a los ojos, vi que acababa de llorar y antes de que diga nada me abrazó con fuerza, escondiendo su rostro en mi pecho.
-¿Otra vez pensando en ese idiota?
Pese a que me estaba mintiendo asintió, no quería que sepa sobre sus sentimientos todavía. Pensó en decirme la verdad, que no fue el quien lo dejó con ella, si no que ella lo dejó porque no paraba de pensar en mi.
-Vamos a desayunar, nos vendrá bien a ambos.

Al bajar, pudimos deleitarnos con el caos de siempre, Jade flirteando con un camarero, Zafiro suplicando que pare, Elise riendo... hay cosas que no cambiaban nunca, y era un alivio poder disfrutar de esos momentos.
Cogimos el desayuno, bastante potente, y nos fuimos a con el resto.
-Oye Dante, ¿Te gustan las aventuras?
Jade extendió un papel colorido mientras decía eso, decia algo de una fiesta en las pirámides.
-Se lo quité a Axel de la maleta, ¿Os apetece una aventura en las piramides?
Zoe asintió de inmediato.
-¿Fiesta? Me apunto.
-Entonces también voy.
-Bien, me quedaré con Zafiro, ¿Verdad?
-La verdad es que…
Se notaba como el grandullón tenía ganas de ir a visitar la pirámide, Kai iba a soltar un comentario pero Elise le tapó la boca.
-El y yo nos quedaremos distrayendo al profe.
En un momento todos comenzaron a mirarme.
-¿Que dices Dante?
Dudé un poco, aunque diversion no le venía mal a nadie.
-¡Venga vamos!
Jade contenta se levantó estirando de los brazos de Zoe y Sandra.
-¡VAMOS POR VESTIDOS!

Una vez se fueron, Elise se quedó con Zafiro y yo salí, Kai me siguió hasta fuera del hotel.
-¿Que quieres ahora?
-Hablar sobre Jade.
Captó mi atención, no esperaba que el quisiera hablar de mujeres.
-Eh… ¿Que quieres saber?
Un destello azul nos interrumpió, fue un pequeño brillo en el horizonte, apenas perceptible, aún asi pudimos notarlo y quedamos unos minutos mirandolo.
-Esa presencia…
-El de los portales.
Ambos reconocimos esa extraña sensación de la ultima vez que vinieron los invasores.
-No avises a nadie y vuelve, yo iré a ver que ocurre, sin pelear.
-Pero…
-No hay pero que valga Dante, si preocupamos al resto irán de cabeza a atacar.
Tenía razón, por desgracia nuestro grupo era asi de cabezón. Con un simple gesto le di a entender que vaya, y salimos en direcciones opuestas.

Recorrió varias calles hasta notar que se acercaba a donde surgió el destello, encontrando a Black seguido de una persona que le quitó el aliento.
-¿Abuelo Tony?

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