Capitulo 49: Valhalla

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Los golpes iban por ambos lados sin parar. Mis manos estaban cubiertas por plasma nuclear con forma de garras, pero el campo magnético aún así frenaba mis golpes para que tuvieran poco impacto, nada más que un arañazo, que se veía frenado además por una capa de metal como segunda piel. Por el otro lado, yo evadia sus golpes a puro reflejo, pero cuando me asestaba uno de sus golpes magnéticos, me vibraba el cuerpo entero, dañando mis adentros a través de las escamas. Uno de los golpes me impactó en el pecho y noté como perdí el control de mi cuerpo, dejandome caer sin vida hacia delante. Sin piedad alguna, uso un pie como punto de apoyo y giró, dandome una patada en el abdomen con tal fuerza que me envió contra una pared. Al impactar, un metal como gelatina me rodeó como una esfera hasta el cuello, dejándome encerrado e inmovil.

-Dante.
Dijo desde lejos, acercandose lentamente.
-Eres fuerte, has crecido, pero solo te has preocupado por superar mi velocidad y fuerzas aumentadas por inducción magnética, y por superar mi campo de fuerza.
Alzó su mano extendida hacia mi, y al cerrar violentamente el puño, la esfera comenzó a encoger, comenzando a apretar mi cuerpo. Las escamas de momento, resistian esa fuerza.
-Pero no ansiabas este combate tanto como yo, me he estado preparando meses…
-Cierto, ¡solo he venido porque no voy a permitir que sigáis a vuestras anchas!
-¿Porque? ¿Te molesta?
-Que os hayan expulsado no significa que debais hacer daño a otros…
-¿Vas de héroe?
La voz de mi cabeza empezó a reirse ante mi silencio.
-«¿Héroe ? ¿Héroe? Sólo has venido a luchar con Diane»
-«Cállate, no es cierto.»
-«Lo es, te has preparado meses para dominar las versiones máximas de tus ondas y plasma. Antes no podias usarlas sin acabar hecho trizas… ¿Y todo para qué?»
No respondí, aún mirando a Diane que había bajado la mano y con ello la esfera se detuvo. Parecía intentar descifrar lo que pasaba por mi cabeza.
-«Y todo ese maldito entrenamiento sólo para poder superar su fuerza con las ondas, y su velocidad con el plasma. Oh, y no olvidemos las garras, tan bonitas y afiladas para superar sus defensas.»
-«No, también lo hice para contrarrestar su metal, no puede aguantar temperaturas tan altas ni tanta fuerza.»
-«Vamos, tardas en liberarte.»

Me relajé un momento con los ojos cerrados. Cogí aire, algo caliente tras tanto choque de energías, cerre los ojos, y subí la intensidad de las ondas al máximo, concentradas en mis extremidades. La esfera no cedía ante la fuerza, ni un poco. Paré al notar un poco forzado el pecho, el golpe a mi generador había dolido demasiado.
-«Otro golpe ahi y estoy muerto.»
-«Sí, lo estarás»
-«Diablos cállate.»
Me estaba irritando, desde el día que perdí el control con Kai, el sueño de toda la clase muerta era más recurrente, y esa voz sonaba cada vez más.
-¿De que coño está hecho esto?
La esfera apretó más de golpe, está vez noté las escamas apretarse, estaban al límite.
-¿Ganas tiempo? ¿O eres un iluso? ¿Como voy a decirte como te he ganado?
-¿Un último deseo?
Traté de sonar divertido, pero quedó más desesperado de lo que quería mostrar.
-Idearias un plan en los últimos segundos, trabajas muy bien bajo presión.
Por su cabeza pasaron imagenes del primer combate, cuando desarrollé las escamas.

Probé con plasma, pero ni siquiera se ponía naranja de calor. Aguantaba perfectamente la temperatura sin deformarse. Al ver mi cara de desesperación, se río y finalmente dio rienda suelta a las palabras.
-Una aleación extraña que preparé para ti, solo yo puedo crearla.
-¿Cómo de extraña?
-El tungsteno absorbe tu calor antes de que llegues al punto de fusión, y el mercurio el impacto y fuerzs de tus ondas. Está claro que podrías aumentar más la intensidad y acabar con el truco, pero para eso los golpes magnéticos, para que tu generador no pueda trabajar correctamente.

Maldije mi falta de fuerzas. Maldije su astucia. Me maldije a mi mismo y a mi ilusión de volver tranquilo para volver con el grupo.
-«Deja de engañarte, solo quieres ir a follar con ella.
Pese a la situación, la temperatura subió en mis mejillas.
-«No tengas vergüenza. No niego que sean amigos los otros. Pero es la única que no te juzgó.»
Ahora lo que había en mis mejillas eran lágrimas. Por eso le quería tanto. En una vida dónde todo el mundo me rechazó a primera vista, fue la primera en abrirme las puertas. Estaba perdidamente enamorado desde el primer momento, era surrealista. Pero asi fue, y yo lo veia suficiente razón, ¿que importaba si alguien pensaba que era un capricho adolescente? Yo la amaba.

Un golpe con un dedo a mis cascos me sacó de mis pensamientos.
-Encima me infravaloras, luchando con música. Si hubieras estado a tus capacidades máximas…
-No.
No iba a permitir más burlas.
-Estaba luchando a mi cien por cien.
Para alguien normal, la música le habría privado de uno de sus sentidos y de atención del combate. Pero a mi me ayudaba a mantener el ritmo y olvidar las dudas.
-Yo no pierdo un sentido luchando así Diane, yo lo gano.
Al escuchar música, me aislaba de ruidos externos, dejando sin obstrucciones el radar, fácilmente alterable por sonidos ajenos.
-Como sea, has perdido… adiós.
Creo dos espadas de ese metal y apuntó a mi cuello como unas tenazas.

-«Ultimo aviso, ¿quieres mi ayuda o tomo tu cuerpo otra vez?
-«Dejame ganar por mi mismo»
-«Ganar, eso solo lo hace quien quiere pelear… los héroes no ganan peleas, solo las hacen por el bien mayor, pero no "ganan" con violencia.»
Cerré los ojos, y un atisbo de salvación vino a mi mente en el último momento. Esta situación me recordó mucho a cuando todos lucharon contra mi. Fui acorralado por Kai, quien iba a matarme, y por puro impulso, mezcle electricidad y fuego, creando el plasma, que combinaba los atributos de ambos elementos. Deje que la energía fluya en mi interior al máximo mientras sonaba el rock alcanzaba su punto álgido, y mezclé esta vez ondas y plasma. Nunca lo intenté antes, y mi cuerpo lo notaba, una gran presión amenazaba con romperlo, pero aguanté por pura fuerza de voluntad y libere un estallido de tonos cálidos como el magma. La esfera explotó desde dentro en un millar de gotas como metralla que hirieron a Diane, apartandola cuando ya habia alcanzado mi cuello, hiriendo este profundamente.

-Te has puesto serio…
-¿Que te puedo decir? La música adecuada.
Un aura de una densa energía me cubría entero, fluia como la electricidad, pero se veia como magma recién sacado de un volcán, pasando de tonos rojo carmesí a naranja intenso.
-En ese caso, al fin puedo desatarme. Se arrancó la parte de arriba de la ropa, quedando con el pecho al descubierto. Junto una gran mueca de dolor, comenzó a emanar de sus poros arena metálica que fue hacia las dos cicatrices de su espalda, formandose unas alas de pluma de gran envergadura. En su piel brillaron unos tatuajes morados como los campos magnéticos, parecian letras en un lenguaje arcaico. Pero de algo me sonaban, en clase de historia las vi.
-Diane, no me jodas que tú…
-Veo que eres un chico aplicado.
Era una valquiria, guerreras angelicales nórdicas. Fuertes y fieras como nadie, guiaban a los guerreros caidos en batalla al Valhalla, una mesa junto a los dioses donde disfrutaban de un eterno festín y reposo.
-Veo que esto va a ser más interesante de lo que creía, me hiciste finalmente sacarlas a la luz.
-No eres la única con una transformación chula.
Y con los ojos brillando del rojo más intenso posible, comencé a subir aún más la energía, dispuesto a salir de aquí victorioso.

Batalla celestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora