Capítulo 44: Despojos

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Un gancho a la barbilla que tiró hacia atrás la cabeza del tigre. Un directo a su abdomen que hizo escupir saliva al oso. Dos combinaciones de derecha y izquierda que trataron de derribarlo solo para ser parados. Tenía sus puños agarrados por la mole y lo elevó solo por estos, devolviendo a Kai con fuerza al suelo. Sin perder un segundo plantó los pies con fuerza y impidiendo que lo suelte con sombras, ejerció una inmensa fuerza con el abdomen y elevó a Black al completo, esta vez golpeando su espalda y aprovechando su propio peso para mayor impacto.

Le hizo perder sus cimitarras hará una media hora, y combinó los cañones de hombro con los guanteletes, liberando fuertes ondas de choque cuánticas a cada golpe, las cuales sumadas a su abrumadora fuerza eran sencillamente mortales, aún en su forma tigre, debía tener cuidado con impactos directos. Afortunadamente, en esta interminable pelea se había hecho clara una diferencia, Black era más fuerte, Kai más rápido, y aprovechar esa ligera ventaja sería la clave del combate.
-«Yo no tengo más armas que mis guanteletes, y el no parece poder crear más. Sus portales en espacios cerrados no sirven casi, y mis sombras han sido eliminadas, si quiero romper el equilibrio…»

Kai saltó hacia atrás y se cubrió en un manto se sombras, dejando las garras al descubierto. Al ondearse el manto en el salto, encerró a Black en una ilusión donde media docena de apendices de sombras lo agarraban. Además, un foso negro apareció bajo sus pies y comenzó a tragarlo, intentó zafarse pero ni su abrumadora fuerza podía salvarlo de la trampa. Abrió los ojos como platos, como si estuviera viendo algo de dimensiones incalculables.
-«Este chico… ¿lo ha conseguido? ¿Ha domado a la oscuridad?»

Durante un instante, vio su vida pasar antes sus ojos. Se vio frente a una pirámide ostentosa, era algo extraña, estaba ornamentada con ambar naranja, conocido como el néctar de la vida.
-«Ah… que recuerdos, ¿Como pudo la civilización actual olvidar tan gran sustancia, dadora de sabiduría y longevidad.»
Su cuerpo se movía recordando, avanzó hasta la faraona, la misma que liberó hace unos meses en Egipto. Ella le encomendó una misión que hubiera deseado no aceptar, pues probablemente seguiría bajo el eterno mandato de ella y la hubiera protegido de aquel mal. En su antigua vanidad, Black aceptó esa misión, ir por el mundo a acabar con el resto de ramas de la familia real, pues estaban creciendo en poder y a ella no le gustaba.

Partió en su viaje por el mundo, al principio se encargaba de forma brutal de sus víctimas, pero notó que pronto se le echarian encima, así que decidió ser más sigiloso, aprovechando las leyes de funcionamiento del plano psiónico.
-«Esas leyes… las descubrió nuestro poderoso imperio, y el mundo actual las ignora, aferrandose sólo a sus principios físicos, si supieran lo que conseguirían si las unieran…»
El plano psiónico era una realidad que vivía prácticamente adherida a la nuestra, y era dónde se manifestaban los pensamientos y de dónde surgían las anomalias llamadas poderes. Una persona común apenas tenía fuerza psiónica pero aquellos que despertaban poderes, sufrían un aumento. Y esta se pulía con entrenamiento, físico y mental, aquellos con más voluntad y determinación, tenían mucha más fuerza y su poder podía sobreponerse a los que no disponían o eran mucho más débiles, y asi fue acabando con ellos, abriendo portales en su interior y vaciandolos.

-«Si que a crecido este niñato si no puedo abrir portales que le cercenen alguna extremidad…»
En ese recuerdo dio con la clave, si podía abrir un portal para huir del foso, huiria de la oscuridad de Kai. No tardó en probar, y salió. Más bien, se percató de que todo era una ilusión sin más. Tenía a Kai a punto de rebanarle el cuello, incluso le logró hacer varios cortes en el cuerpo, su pelaje blanco se manchó de rojo por la sangre que brotaba. La garra de Kai fue bloqueada por el antebrazo de Black.
-Si hubieras apuntado directo al cuello, estaría muerto, pero tu ira por la pérdida de ancestros que nunca te han amado te ha cegado.
No esperaba que saliera de su ilusión, quedó paralizado del miedo y sin saber que hacer, no pudo reaccionar al golpe del oso, un golpe brutal a un lado del abdomen que liberó energía cuántica.

Dolió una barbaridad, la herida ardía. Miró de reojo pues no podía mover el cuello del pavor, y vio como tenía un semicirculo perfecto perforado en su lateral. Cuando al fin pudo moverse miró aterrado a Black, no parecía un ser natural, se movía con todo el torso lleno de profundos cortes recién hechos, aún tenía la sangre de sus órganos desgarrados en las garras. Recién se daba cuenta al bajarse su ataque de ira, su sangre no era roja, era naranja y viscosa, como ámbar. La reconoció de leyendas familiares, el néctar de la vida. Una sustancia única capaz de dar vida a lo inanimado y otorgar prácticamente inmortalidad mientras esta recorra el cuerpo. Para evitar perder más néctar, creo pequeños portales entre las venas rotas para que fluyan normal y miró a Kai, quien retrocedía atónito.

-Ahora perece como el despojo que eres.
Preparó ambos puños y comenzó a liberar una ráfaga de golpes junto a energía cuántica, perforado agujeros perfectos en el cuerpo de Kai, quien solo podía sentir el dolor sin poder reaccionar. Vio como se quedaba sin estomago, parte del corazón, un pulmón perforado, y un hueco en el abdomen. Sin poder moverse, le siguieron un nuevo agujero en el hombro izquierdo y en el lado derecho de la cadera. Recibió un rodillazo que le hizo caer a la vez que se venía un golpe a su mandíbula. Negandose a morir sin un rostro por el que le recuerden, hizo acopio de fuerzas y saltó sobre Black, llevandolo al suelo junto a el. Pero justo antes de tocar el suelo, el manto cubrió a ambos y los metió en aquel mundo negro.

Black miró a todas partes, ya no tenía al tigre pegado y solo veia negrura. Kai tuvo un momento para mirarse a el mismo, estaba lleno de agujeros, pero no se desangraba, las sombras se metían en su cuerpo sellando las heridas. Sintió como se hacia uno con ellas, desvanciendo su consciencia en las sombras. Empezó a pensar en las últimas palabras de Axel, "debes dominar la propia oscuridad".
-«¿Que quiere decir eso? ¿Que diferencia hay entre las sombras y la oscuridad?»
Se percató de que Black no podía abrir un portal para huir de allí, o al menos le estaba costando formarlo.
-«Ambar naranja. Egipto. Faraona. Portales. Drako. Despojos… despojos. La sombra no es más que un despojo de la propia oscuridad.»

Irónicamente, comenzó a ver la luz a través de esa cadena de pensamientos,  la verdad sobre la oscuridad.
-Una esencia, una negrura que es la propia ausencia de luz. Un vacío capaz de absorberlo todo…
Su cuerpo comenzó a reformarse, pero era negro, hecho por oscuridad. En sus manos, humanas, no felinas, se formaron dos hoces, sus kusarigamas, el arma que tanto adora. Alzó la vista y vio a Black. Supo lo que tenía que hacer. Nadó, voló, o simplemente se movió en la oscuridad, el podía hacerlo. Ahora entendía todo, el no tenia dos poderes, no eran ilusiones y sombras, eran uno solo y dos partes del mismo, manipular la realidad sombría. Black lo vio venir, pero no podia moverse, y en un instante, estaban fuera de ese lugar, volvieron a la cupula iluminada, pero su oscuridad no se dispaba. Deshizo las kusarigamas y Black se llenó de cortes que le hizo al alcanzarlo, el ambar brotó de su cuello, pecho, espalda, cara… de todas partes se derramaba el nectar de la vida, cayendo de cara al suelo, desplomado sin moverse.
-¿Quien es el despojo ahora?

Acto seguido se sintió mareado y  desplomó también debido a las graves heridas, no perdía sangre pero esta no circulaba, dejándolo muy debil, en un estado estático, en el frágil limbo entre la vida y la muerte.

Lilith observaba desde su sala de cámaras con una sonrisa complacida. Con ese empate mató al fin se libró de ese pesado que le lamía el culo desde que mató a su faraona tantos siglos atrás.

Renegados: 2
Estudiantes: 2

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