Capítulo 5:

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17 septiembre, 2019

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17 septiembre, 2019

Empezaba a conocer algunos de los rincones más interesantes de la universidad. El martes descubrió la sala del estudiante, una estancia con sofás a disposición de los universitarios donde podían trabajar o relajarse junto a un buen vaso de café. En su interior también había un cuarto cerrado lleno de mesas donde los grupos podían preparar sus proyectos en silencio. Así es como la llamaban, la sala del silencio. El miércoles, Gemma le enseñó su habitación de la residencia. Era una pequeña habitación de no más de diez metros cuadrados donde había una cama, un armario, un escritorio y un baño. Su amiga aprovechó la visita para contarle sus intenciones de ir al Ikea a comprar una estantería y cuatro adornos que hicieran la estancia algo más acogedora. Y eso le llevó a pensar que él debería pensar en hacer lo mismo y visitar la tienda de muebles y objetos de decoración más cercana para darle un toque personal a su habitación.

Ese día decidió visitar la biblioteca y quedarse hasta tarde pasando apuntes a limpio. Javier le había aconsejado que fuera organizando los apuntes que tomaba desde el primer momento del curso para no ir agobiado. Laura había pasado la tarde con él, pero alguien la llamó y tuvo que marcharse a toda prisa. Miró su reloj y decidió que ya había sido suficiente. Recogió sus cosas y abandonó el edificio. Ya había oscurecido y apenas quedaba gente por la zona. Caminó hacia la parada del tranvía, cuando alguien le pegó un tirón en el brazo.

—¡Hombreeee! ¡si es el publicitario más tardón de la historia! —Saludó Javier poniéndose en pie—. Creía que perdería otro tren por esperarte, tardón de mierda.

—Las lecturas obligatorias de teoría de la imagen me estaban resultando de lo más interesantes. —Justificó completamente en serio.

—¿Lecturas obligatorias e interesantes en una misma frase? —Negó con la cabeza chasqueando la lengua—. Tienes que aprender a currarte un poco más tus mentiras.

Javier se estuvo burlando de él por todo el camino, pero cuando vio que la paciencia de Adrián estaba a punto de agotarse le dio un abrazo. Cuando estaba con Javier inconscientemente se acordaba de Óscar. En cierto modo, Javier actuaba como él. Ambos eran muy bromistas y lo cuidaban como si fuera su hermano menor. De hecho, aquella situación le recordaba a cuando su padrastro iba a recogerlo de los entrenamientos con el coche. Se fijó en la vestimenta del turolense. Llevaba un poncho de colores, unos pantalones pitillo de color negros y calzaba unas chanclas regias espantosas, pero se ahorró hacer comentarios sobre ello.

—¿Qué cenaremos hoy? Me harás la cena, ¿verdad que sí? —Inquirió el chico.

—No me apetece nada cocinar, ¿pedimos pizza?

—¡Se supone que me ibas a cocinar! ¡eso fue lo que me hizo decantarme por ti entre cientos de candidatos! —Replicó haciendo pucheros—. Una decepción tras otra, Adrián. No me esperaba esto de ti...

—Venga, no te enfades. Mañana te prometo que prepararé unas tapitas o lo que a ti te apetezca.

Javier lo dejó estar fingiendo que lo creía. Llegaron a la parada y diez minutos después cogieron el tranvía. Adrián aprovechó el trayecto para echarle un vistazo a las últimas actualizaciones de sus youtubers favoritos, mientras que Javier consultó su periódico digital de confianza para ponerse al día sobre la situación actual de su país. Llegaron a casa y les extrañó no encontrar a Irene tirada en el sofá comiendo algo. Parecía que no había nadie en casa.

Contra lo desconocido. #1 [TERMINADA]  #PGP2020 #GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora