Capítulo 40

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04 de Diciembre.

Había mucho ajetreo en la casa. Javier y David no dejaban de discutir por cualquier cosa, Irene no dejaba de pasear de un lado para otro del salón y Adrián no lograba concentrarse. Tenía que hacer un trabajo para su próxima clase de periodismo. Pero no lo haría solo y esque ese era otro de los motivos por los que no conseguía centrarse. Su compañera de trabajo era Gemma y todavía no se habían arreglado. Estaba muy nervioso por verla, aunque realmente esa no fuera la mayor de sus preocupaciones, pero eso no implicaba que fuera un problema invisible. Todavía no habían pasado ni tres días desde que había roto con Alejandro y no sabía ni de dónde sacar las fuerzas para enfrentar a su amiga. Debería haber cancelado su cita con ella, pero temía que se molestara aún más.

—Adrián, ¿me puedes explicar por qué has comprado tanto helado?

—Te lo pagaré después. —Contestó en un susurro y con desgana. Se sorbió la nariz y se tumbó en el sofá.

—Si no lo digo por ti, es por David, que se ha quedado sin espacio para su bolsa de dos kilos de patatas fritas congeladas.

—¡Te he oído! —Exclamó desde la cocina.

—Oye, me voy a intentar arreglar las cosas con este tío. ¿necesitas algo?

Claro que necesitaba algo. Necesitaba dejar de estar triste y que cesara ese dolor que tenía en el pecho. También necesitaba dejar de llorar y de pensar en él. Pero, sobre todo, dejar de arrepentirse de cada maldita decisión que tomaba. Alejandro le había decepcionado, debería de estar enfadado y no triste.

—¿A qué viene esa cara? no habrás estado rayándote por Alejandro en lugar de dormir, ¿verdad?

—Al final es inevitable. Me paso las noches pensando en que lo quiero, pero me ha hecho daño. Y si ya me costaba dormir antes, imagínate ahora. —Respondió—. Por cierto, vuestros gemidos no me ayudan a conciliar el sueño. Me quejaba de Irene teniéndola pared con pared, pero ahora estáis los dos en la otra habitación y se os escucha todavía más. Puedo entenderos hasta cierto punto, sabéis que las paredes son finas y que se escucha todo, también sabéis que tengo dificultad para dormir desde que tengo dieciséis y que tengo que recurrir a la medicación a menudo, que acabo de cortar con mi novio... —Le espetó—. Lo único que os pido es que lo hagáis en otro horario que no sea la hora de dormir. Sabes que no me quejé cuando trajiste al chico de la gasolinera, de hecho, no me hubiera enterado de que estaba en casa. Pero esto es distinto, me entero de cuándo empezáis y de cuándo acabáis. Y estoy cansado de no poder dormir, en parte, por vuestra culpa.

A Javier le pareció injusto y muy egoísta lo que le estaba pidiendo. Él no era quien para imponerles un horario. Intentaría hablar con Irene para que bajara el volumen de sus gemidos, pera nada más. Entonces sonó el timbre. Gemma ya estaba allí. No quería abrirle con esa cara de zombie que llevaba. Ni siquiera le había dado tiempo a pedir un abrazo.

—¿Puedes ir a abrir tú?

Levantarse del sofá se le hizo un mundo, pero poner buena cara todavía más. Escuchó a Gemma presentarse a Javier y preguntarle a dónde tenía que ir. Su compañero la guió hasta la puerta del salón.

—Hola. —Le saludó ella.

—Hola. —Respondió.

Fue incómodo. Muy pero que muy incómodo. Se sentaron en la mesa y sacaron todo aquello que necesitaban. Apuntes, ordenadores...

—¿Cómo lo hacemos? ¿nos dividimos el trabajo?

—Mismo. —Se limitó a decir.

Su pasotismo no le agradó, ¡a ella no acababan de romperle el corazón! necesitaba que colaborase un poco, no podía tirar él solo de la situación. Comenzaron a trabajar en silencio. Gemma buscaba información sobre programas de infoentretenimiento mientras Adrián explicaba la confusión entre el periodismo y la publicidad. Levantó la cabeza, pero en ningún momento hicieron contacto visual. Se dio cuenta de que también necesitaba que todo se fuera arreglando, porque ya no podía más. Sus problemaS con Gemma, sus compañeros de piso, Alejandro...

Contra lo desconocido. #1 [TERMINADA]  #PGP2020 #GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora