Capítulo 49:

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—¿Estás contenta con lo que has hecho? acabas de perder a Óscar para siempre por el Tío Juan.—Le reprochó Adrián.

—El destino no lo ha querido así y Dios nuestro señor tampoco. Ahora ayúdame a quitar la mesa, que mañana vuelven tus tíos a comer y no quiero que se lo encuentren todo perdido.

Adrián no tenía ni la más mínima intención de ayudarla ni con la mesa, ni con ninguna otra tarea. Permaneció apoyado en el umbral de la puerta de la cocina mirándola de brazos cruzados. Su madre había decidido refugiarse lavando los platos y poniéndose paranoica porque no saliera una mancha.

—No te equivoques, aquí la culpa es del Tío Juan. —Objetó Adrián

—Adrián, ya es suficiente. Vete a tu cuarto. —Exigió dejando la esponja sobre la encimera—. Esto no hubiera pasado si tú no hubieras hecho un comentario refiriéndote a ya sabes qué.

—Yo me voy, pero la que acaba de perder al amor de su vida por complacer a su hermano eres tú. Con suerte yo seguiré hablando con Óscar, pero te aseguro que después de esto no querrá saber nada de ti.

No añadió nada más y se metió en su cuarto. A la mañana siguiente despertó cerca de las doce del mediodía. Se sintió agradecido por no tener que dirigirle la palabra a su madre, no sabría cómo hacerlo después de todo lo que le dijo ayer. Se vistió a toda prisa y echó a correr hacia la casa del padre de Alejandro. Al llegar se aseguró de estar en la dirección correcta y se espolsó la ropa. Al poco, llamó al timbre.

—Hola. —Le saludó Adrián con una sonrisa, se alegraba de ver a su novio. Le extendió una caja envuelta en papel de regalo—. Toma, Feliz Navidad.

—Adrián, esto ya lo habíamos hablado. Quedamos en que no nos compraríamos nada en fechas que no sean nuestros cumpleaños.

—Estaba dudando entre si las Navidades entraban en el pacto o no. —Replicó—. ¿Y por qué en ese paquete de ahí que pone "Adrián"?—Señaló el susodicho con una ceja enarcada.

A Alejandro le cambió la cara y se dio la media vuelta. Su regalo estaba tirado en el suelo y el paquete envuelto se había salido de la bolsa.

—Un fallo técnico. Se suponía que al cerrar la puerta te caería en la cabeza. —Contestó—. Por cierto, ¿Qué tal estuvo tu cena de Nochebuena?

—Intensa y trágica, pero prefiero no hablar de ello. He venido a despejarme más que nada.

—Está bien.

Adrián agradeció que Alejandro decidiera respetarlo, no le apetecía entrar en detalles. Se miraron mutuamente, esperando a que uno de los dos tomara la iniciativa.

—Es mejor que lo abras aquí. Te dará vergüenza que lo vean nuestros padres. —Dijo refiriéndose al regalo—. Tú primero.

—Miedo me das. —Confesó Adrián—. ¿Y tú qué? ¿no te da curiosidad ver lo que te he comprado?

—Tengo más hype por ver la cara que pones con mi súper regalo.

Empezó a hacerse a la idea de que le había regalado algo sexual. Abrió el paquete y se encontró con unos geles lubricantes, un par de condones, unos auriculares, una sudadera suya que le pidió un par de veces y unas fotografías tipo polaroid.

—Es un detallito que me hizo gracia. Tampoco tenía dinero para más. —Murmuró con las mejillas coloradas—. Te compraré algo bonito en cuanto cobre.

—Has acertado en absolutamente todo. Es lo que importa realmente, no el dinero que te hayas gastado. —Dijo recostándose sobre su cuerpo—. Abre el mío.

Contra lo desconocido. #1 [TERMINADA]  #PGP2020 #GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora