Ella

1.3K 178 7
                                        

La noche cayó pronto. Lo vi todo por mi ventana, tirado en la cama mirando hacia ella fijamente. Pude ver el cielo pintado de violeta antes de terminar de oscurecerse. Mi cabeza estaba dando vueltas, una y otra vez persiguiendo la misma idea "¿Qué mierda le pasa a este tío?" No terminaba de digerir ese corto pero muy directo acercamiento suyo. <<Es que tiene que ser una puta broma>> Pero no podía serlo. Samuel y yo siempre nos hemos tirado el rollo a broma, pero todo lo que ha pasado desde ayer solo me deja pensar que puede ir muy enserio.

El fuerte gruñido de mi estómago me devolvió al plano terrenal. Me dolía el vientre. Solo había tomado el desayuno y la tarta.

- Cállate, cabrón. No vamos a salir.

Puse la mano sobre mi estómago dando un par de palmadas, reprendiendo esa parte de mi. <<Pero tengo hambre>> me insistía yo mismo. <<Pero Samuel está allá, no quiero toparmelo>> aunque <<Puede abrir la puerta cuando se le antoje. ¿Exactamente de que se supone que te escondes?>> Yo, tenía un punto.

Me senté en la orilla de la cama mirando la puerta con indecisión. En realidad no quería salir, pero perder fuerzas tampoco era una opción. Se supone que estaba esperando una oportunidad para salir de acá, y si no era cuidadoso conmigo podría fallar en eso.

Me levanté para abrir la puerta y asomar mi cabeza al pasillo. Todo estaba apagado. La oscuridad de toda la casa me daba mazo mal rollo, pero no tenía mucha alternativa que andar asi. Si no estaba por los alrededores no quería alertarlo. <<Iré allá y tomaré un par de cosas de la nevera antes de volver a la habitación. Creerá que estoy dormido>> Estaba convencido de que eso tenía lógica, y que era un plan infalible y brillante. Pero estoy destinado a qué todo me salga horrible.

Llegue a la cocina y abrí la nevera con mucha calma. La luz no tardó en iluminarme. Rebusque encontrando algunas cosas simples como jamón, algo de pasta. Imagino que la habría hecho para hoy, pero no salí de mi habitación. Puse lo que iba encontrando en la barra.

De un segundo a otro sentí una fuerte presión en el pecho. Me detuve en seco en mi postura inclinada, con la cabeza prácticamente dentro del aparato. Era una situación peculiar. Por mi cabeza, pasó la imagen de un antílope que se detiene antes de comenzar a escapar de un león.

Me enderecé en silencio mirando a mis espaldas. Juraría que pude ver una sombra ocultarse en el muro del fondo hacia el living.

- ¿Samuel? - murmuré con voz bajita.

<<Hostia puta, lo que me faltaba>> Con una soda en manos, lo último que había tomado de ahí, cerré apresurado la puerta de la nevera antes de tomar el resto de las cosas sobre la barra para huir a mi habitación.

Mis pasos se escuchaban ahogados por mis calcetines golpeando suavemente la madera. Corrí para tirar todo en la cama y girarme a cerrar la puerta, mirando que en la habitación del frente, había luz. Esa pequeña barra delgada que se cuela entre suelo y puerta. Me detuve apenas un segundo a mirarla antes de sentir de nuevo ese escalofrío y cerrar sin levantar la mirada.

- Coño.

Retrocedí hasta sentarme sobre la cama sin dejar de mirar la entrada. Estaba seguro de que algo abriría de golpe. Espere un minuto, tres, cinco, pero nada paso. Cuando alcancé casi los diez minutos mirando ansioso la puerta decidí que era suficiente. Me lleve la mano al cabello después de soltar un fuerte agarre que tenía en las cobijas. <<Eres un puto cobarde>>. Nunca he sido bueno para estás emociones.

Una vez terminé de comer, dejé lo sobrante junto a la cama. No pensaba salir de nuevo. Con el estómago lleno y una nueva sensación de calma, me tumbe en la cama entre las sábanas para dormir de una vez.

Happy ending / RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora