No pasaron ni cinco minutos y ninguno de los dos traía ropa encima. Por el contrario, yo tenía a Samuel encima de mi. Su piel se frotaba con la mía en aquel vaivén de sus caderas. Podía sentir en mi interior la fricción que causaba al salir y al entrar.- Ungh...
Cada embestida comprimía mi estomago. Torpes gemidos emergían de mi garganta a su ritmo. Era sincronizado y perfecto. Subí mis manos paseandolas por su nuca, entrelazando sus cabellos entre mis dedos. Su respiración en mi cuello me volvía loco. Mis piernas se abrazaban a su cuerpo, lo aprisionaba hacia mí. No quería sentir ningún tipo de distancia entre ambos.
El aroma de su cuerpo, la sensación cálida de ambos. Podría jurar que los cristales de las ventanas estaban completamente empañados.
Suaves gruñidos emergían desde su pecho. Gruñidos llenos de lujuria y de placer. En un momento, se irguió en su sitio, sentándose en la cama, llevando mi cuerpo con el suyo para sentarme sobre su falo. << Oh, mierda>> Incluso por dentro gemía. Podía sentirlo llegando profundo, abriéndose paso en mi cuerpo y en mi mente. Mis manos rodearon su cuerpo hacia su espalda, enterrando mis dedos en su piel mientras me sujetaba por las caderas guiando el ritmo.
- Samuel... - Mi voz escapaba por si sola. No tenía un tono que hubiese escuchado antes. Estaba suplicándole pidiéndole que me destrozara. Quería que me hiciera trizas por completo y que con esa misma rudeza me volviera a armar.
Sin rodeos, sin miramientos, se dedicó a repartir besos y caricias por mi cuello, por mi espalda. Sus manos bajaron poco a poco, tomando mis glúteos para apretarlos con fuerza, separandolos de vez en vez mientras mi cuerpo caía a merced de sus impulsos.
De un momento a otro, me recostó una vez más, tomando mis manos prisioneras de las suyas. Mis caderas reaccionaban a él sin que yo siquiera lo pensara. Estaba como en medio de un hechizo.
- Ruben... - Murmuró para mí, provocandome. En un segundo, una oleada de dolor invadió mi cuerpo cuando mordió mi cuello con fuerza.
- ¡Ah! - Mi cuerpo se removió bajo el suyo. En ese momento, aceleró el ritmo, abusando completamente de su vitalidad, dejando el sonar de nuestras pieles chocando llenar la habitación.
El dolor se convirtió en placer. Puro, profundo e impuro placer. Mis manos se aferraron a las suyas, como si debajo de nosotros hubiese un vacío al cual no quería caer. Me sentí desesperado por más. Quería tenerlo todo. Quería saber hasta donde podíamos llegar. De un momento a otro, lo único que podía pensar era "que no termine". Quería que ese momento fuera eterno. Quería a Samuel a esta distancia por siempre. Quería esta cercanía, lo quería a él solo para mí.
- Más... - Atiné a jadear. -Q-Quiero más-
No dijo nada, pero seguro que me había escuchado. Soltó mis manos para tomar una ves más mi cuerpo. Disponía de mi como si no fuera más que un juguete. Y muy probablemente así era pero no me importaba más ahora. Me giró sobre la cama, empujando mi espalda abajo pero manteniendo mis caderas en alto para él.
Se tomó su tiempo ahí sentado. Apenas me giré con suavidad, mirándolo suplicante. << No te quedes ahí cabrón. >> Sonrío ampliamente, mordiendo su labio con lascivia. Sentí sus dedos recorrer mi espalda. En cuanto llegó al borde de mi piel, separó su mano por un segundo apenas. Volvió a hacer contacto no mucho después con una fuerte palmada en mi trasero. La fuerza fue tal que el sonido llenó la habitación.
- ¡¡AHN!! - Un grito se me escapó, mientras intenté incorporarme, pero no me lo permitió. Su mano presionó mi espalda para mantenerme en esa postura. Una segunda palmada atinó contra mi piel levemente palpitante - ¡Ough, Samuel!-
Se divertía conmigo. Paseo su mano por mi nalga suavemente, acariciando mi piel en un suave cosquilleo, repitiendo la acción un par de veces más. Mordí mi labio con fuerza, sujetándome de las sabanas, tratando de ocultar mis quejidos en la almohada más cercana.
- Oh no, Chiqui, quiero escucharte. - Se inclinó sobre mi, tomándome por los hombros para entrar nuevamente en mi de una sola estocada, llegando lo más profundo posible.
Mi espalda se curvó en un espasmo. A el le encantaban estas reacciones, se deleitaba manejando todo mi ser a su antojo. Se acomodó detrás de mi pasando sus manos por debajo de mi cuerpo, abrazándome. Tomó mi miembro con su mano, frotando lentamente, dejándome sentir ese creciente calor en mi vientre.
<<Joder tío, no puedo más>> No podía resistir ya mucho. Mi rostro se mantenía pegado a las sabanas. Intentaba no hacer demasiado ruido. Mi voz, con éste nuevo tono que había salido de no se donde me ponía tenso aún. Me estaba convirtiendo en algo que no podía reconocer y me asustaba. No podía asimilarlo del todo aún. Pero Samuel por otro lado, no estaba dispuesto a perdérselo. Llevó su mano a mi cabeza, tirando de mi cabello para obligarme a salir de mi escondite mientras castigaba mi posterior con rudeza.
Podía sentirlo llenar cada rincón. Mi interior tomaba poco a poco su forma. Golpeaba sin piedad contra aquel punto dulce y sensible. El cosquilleo en mi vientre se intensificaba cada vez más. El no cedía ninguno de ambos ritmos. Su mano aceleraba gradualmente, acariciando la punta de mi falo de vez en vez. Mis rodillas temblaban, era difícil mantener la postura. Mis gemidos y jadeos subían de tono. Casi llegando a gritos, ahogados en éxtasis, en gozo.
- S-Samuel - Jadee. Mordía mis labios, apretando mis ojos con fuerza.
Se inclinó sobre mi espalda, gruñendo como un perro en celo. En un suave apretón de su mano, su ritmo se volvió mas pausado, pero profundo. Entraba y salía casi por completo cada vez, me volvía loco. << ¡Hazlo ya, tío!>>
- Ugh...
Presionó mi estomago con su mano en su última estocada. Pude sentir mi interior estrecharse a su alrededor mientras yo mismo llegaba al orgasmo, arañando las sabanas con ambas manos. Nos quedamos en esa posición un par de segundos, temblando en nuestros sitios antes de dejarnos caer de lleno en la cama.
Su respiración, podía escucharla claramente junto a mi mejilla. Sus manos seguían a mi alrededor y él seguía dentro mio. Ahora mismo, no podía pensar en otro sitio donde prefiriera estar.
- Te amo - Murmuró apenas para mi. Como si fuera su secreto más preciado. Así se sentía. Como un tesoro que compartía solo conmigo. Cómplice.
<< Te amo >> Creo que no llegué a decirlo. Pero definitivamente, lo sentía.
- Bien...
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Happy ending / Rubegetta
FanfictionEl amor. ¿Qué sabemos de él realmete? Sam siempre ha estado enamorado, profunda, pasional y violentamente. Siempre viendo por la ventana de sus sentimientos al hombre que irradia luz, que ilumina sus días aunque él no lo sepa. ¿Hasta donde eres capá...