G O L D

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— ¿Debería estudiar para los exámenes o ir a mis clases de baile?. – Sostuve a la pequeña rata que llevaba días viviendo en mi habitación.

Pasó un minuto y el pobre roedor solo buscaba la forma de escapar, lo deje arriba de una caja.

— Tomaré la segunda opción, prefiero reprobar pero bailar ante la derrota. – Sonreí y me cambie los pantalones para ponerme un pants.

— ¡Lee Chan, baja de inmediato!. – Mi madre a veces me daba dolor de cabeza, gritaba mucho y la mayor parte del tiempo estaba molesta.

— En un momento es que no encuentro mi tenis. – Por lo general mi habitación siempre es un desastre.

— ¡Baja ya!. – Es la primera en regañarme cuando estoy descalzo en casa y si me ve bajar únicamente con el tenis derecho se enojará.

Decidí ponerme mis pantuflas y de inmediato corrí por las escaleras.

— ¿Qué sucede?. – Sonreí mientras tomaba asiento.

— Tu tía JeongYeon vivirá con nosotros por una temporada.

— Vaya, eso no me lo esperaba. – ¿Y si me mato?.

— Dormirá en tu habitación, tú te quedarás en el sótano por un tiempo. – ¡No, no, no eso sí que no!.

— Por supuesto, guardaré  mis cosas. – Era actuar sumiso y obediente o recibir un golpe.

— Por cierto, no quiero que discutas con ella, recuerda que hace tiempo estuvo muy enferma y sueles ser muy molesto, así que si es posible no le hables. – Se levantó del sofá y subió a su habitación.

— Esto debe ser una maldita broma.
Me coloque las manos en la cara.

No sabía cuándo llegaría mi tía, pero guarde todas mis cosas en cajas en cuanto subí a mi habitación, tenía muchos premios y medallas que gané en Iksan, además de montones de ropa y calzado, iba a ser un reto llevarme todo al sótano.

Desde que llegué a Seúl nadie me hablaba en la escuela, era como un ser invisible para los demás.

Yo no era exigente con las personas pero a veces no entendían mi humor, decían que parecía un bebé.

Mi único amigo se quedó en Iksan y lo extrañaba con cada día que pasaba.

Mi vida se basaba en ir a la escuela, a mis clases de baile, llegar a casa para preparar mi comida, hacer la tarea, ducharme y dormir.

Tenía un celular pero jamás lo usaba realmente para nada. A veces me llegaban notificaciones, pero eran de un videojuego.

Cuando acomode todo en el sótano subí a mi habitación vacía para recostarme y prepararme para el día siguiente.

— Mi vida es un asco. – Suspiré y observe el techo hasta quedarme dormido.

Mi alarma no sonó y tuve que ducharme a la velocidad de la luz, casi muero en el intento.

— ¡Ya me voy!.– Tomé una manzana y corrí a la parada de autobuses.

Las señoras mayores me veían extrañadas, ya que por lo general en las mañanas las saludo, pero no tuve tiempo de eso.

Por suerte llegué faltando 3 minutos y pude entrar a mi salón sin dificultad.

— Llegas tarde quítate. – JongHo me dió una palmada fuerte en la espalda.

— Técnicamente falta 1 minuto para que las clases empiecen, busca otro lugar.

— ¿Quién te crees idiota?. – Santo Dios, desde que llegué no hacen más que ser unos ogros del infierno.

I N E V I T A B L EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora